Salomón y su relación con las mascotas – “Tenemos mucho que aprender de los animales”
Salomón Reyes nos cuenta que su relación con el mundo de las mascotas – a lo largo de la historia de su vida ha sido un tanto accidentada. “Recuerdo que cuando era niño llegamos a tener en casa algún can. “Teníamos un perro que se llamaba Oso; era muy buen perro y nos defendía de los de los ataques severos de la calle.
Cuando alguien nos quería hacer algo Oso ladraba y se ponía como posición de defensa.
Pero un día desapareció y no supimos qué fue lo que sucedió con él. Se fue y nunca más lo volvimos a encontrar”. Las mascotas que estuvieron siempre cercanas lograron conquistar su corazón. Salomón se confiesa amante de los animales y reconoce que mucho tenemos que aprender de ellos.
- Cuéntenos de otras mascotas que hayan pasado por su vida…
- “Tuvimos otra mascota que se llamaba Bolita, que mi mamá quería mucho. A mí no me gustaba demasiado. Esa perrita murió de moquillo o algo por el estilo… casi siempre nuestras mascotas se morían por algo así.
También tuvimos un lorito que era muy divertido y se murió en exceso de comida….le dimos de comer demás.
La historia de las mascotas siempre es delicada porque más allá de que uno no las sepa cuidar correctamente, se va aprendiendo con el tiempo.
Siempre he pensado que la compañía de un animal es algo es algo muy importante.
Yo le tengo pero mucho aprecio a todos los animales…no me gusta ver el dolor el dolor animal. Creo que ellos están indefensos y casi siempre frente a la bestialidad y violencia del ser humano.
Así que nosotros debemos cuidar un poquito ese aspecto. No son pequeñas entidades… son pequeños seres vivos que necesitan de nuestra atención.
Por ejemplo, darles de comer, jugar con ellos…. las mascotas siempre nos dan todo a cambio de nada o de muy poco cuidado.
No te piden más que seas atento con ellos… son extremadamente generosos.
Hablo de todos los animales”.
- En la actualidad ¿Hay alguna otra mascota en su hogar?
“Nosotros ahora en casa tenemos un perrito que se llama Pinky que rescatamos de Arapey… el perrito estaba solo y no había quien le diera de comer. Mi cuñado lo trajo… tenemos ocho pavos que llegaron a casa de una forma totalmente imprevista. Dos parejas de pavos que luego tuvieron pavitos. Esos animalitos han demostrado ser extremadamente inteligentes y muy familieros muy familieros. He advertido que la gente se burla mucho de pavos. Es muy interesante observar su comportamiento. Son animales muy asombrosos. Por ejemplo, cuando se sienten amenazados quedan como petrificados.
Creo que los animales nos superan en muchos aspectos y podemos aprender muchas cosas de ellos. Todos van juntos en familia… ya quisiéramos ser así.
Y a veces se pelean entre ellos (risas).
- ¿Qué otra historia canina nos puede compartir?
- “Valeria esposa tenia un perro llamado Macho…era un perro muy bonito.
Era un perro cruza de Alaska con callejero.
Cuando éramos novios con mi mujer, el solía recibirme con alegría… saltaba para todos lados. Siempre se mostraba muy energético.
Era un animal que inyectaba energía y nos obigaba a movernos. Cuando se hizo más viejo con las tormentas se escondía y se ponía muy nervioso.
En una de esos momentos se subió a la cama de mi suegra y mi suegro se molestó. Macho se rehusaba a bajarse y ello provocó el enojo de mi suegro que lo intentó ahorcar.
A partir de allí el perro quedó bastante traumado.
En una ocasión que nos fuimos de viaje estábamos en Brasil, inventaron que estaba mal, que lo había llevado al veterinario y lo intentaron asesinar en el veterinario.
Por suerte mi cuñada lo rescató porque lo escuchó. Fueron a buscarlo a la veterinaria y el veterinario negó que lo tenían. Pero ladrido del macho era muy particular y ello lo delató.
Era un perro muy fuerte y finalmente murió hace algunos años. Está enterrado aquí en la casa, pues tenemos un patio a la parte de atrás”.
- Luego de Macho ¿Recibieron otro can?
-”Nos regalaron un perrita también de campo a la que llamamos Pipa, cruza con Borde Collie… era extremadamente hiperactiva… mordía y rompía todas las cosas. Sucedió que en un determinado momento sentí que debíamos regalarla porque no lo aguantábamos más. Pero al mismo tiempo nos fuimos encariñando con ella porque era también muy cariñosa… estaba muy atenta a todas las cosas. El problema es que le dio este Parvovirus y no se pudo salvar…. fue muy triste perderla.
Ahora tenemos a Pinky, un perrito al que rescatamos en medio de la pandemia. Lo trajimos de la zona de Arapey. Allí le daban de comer los trabajadores de la zona. Al principio no le brindaba demasiado atención porque estaba Pipa. Ahora sueño sacarlo a pasear. Jugamos juntos… es muy buen compañero y muy mimoso. Espero que se sienta querido… creo que con sus gestos nos dice que está todo muy bien”.