Así, simplemente con ese año, 1949, se titula uno de los textos a nuestro entender de mayor emotividad que incluye el libro “Cazador de sueños”, del salteño Rodolfo Nario, presentado el pasado sábado en el Gran Hotel Concordia. Pertenece el mismo a una sección del libro (“Girones del pasado”) que el autor confiesa que son hechos reales y

precisamente la opción de titular cada texto con un año determinado, le otorga aún más el carácter de verosimilitud. Más allá de otros comentarios sobre el libro, que ya hemos dado a conocer en esta página, nos parece importante compartir un texto, y hemos elegido justamente este:
1949
Habían dicho que papá se había ido lejos, creo que al cielo, pero yo esperaba todos los días que volviera, dado que no tenía la menor idea de dónde quedaba ese lugar. Sentado en la entrada de mi hogar esperaba todas las tardes su llegada, más o menos a la hora en que sabía regresaba del trabajo… hasta que cierto día lo vi venir, caminando lentamente en la calle solitaria bajo el implacable sol del verano salteño, vestido con corbata y su usual traje liviano.
El corazón me saltaba del pecho, me levanté y corrí con todas mis energías, sin detenerme hasta que me encontré abrazado a su cuerpo.
El hombre desconocido dobló sus rodillas para recibirme, desconcertado ante tan impetuoso recibimiento, pero ante mi grito “papá viniste” no tuvo más opción que decirme algo…que al alzar su rostro ya había descubierto, “no, querido, no soy tu padre”, entonces volví al escalón a continuar mi eterna espera, algún día nos reencontraremos, cada segundo vivido acorta el plazo.