Restaban cuatro minutos. Desde el talento de Galeano, la maniobra primero y la definición después. Le salió un remate de novela.
Lo vio un poquito adelantado a Burgardt. El arquero rojo supo de la justa. Brazo extendido y hacia atrás, para desviar. Todo aplaudible.
Lo de Roger primero y lo de John después. Acaso, la necesidad de ese rescate sobre el final, en medio del segundo tiempo que se fue al mazo en varios aspectos y en uno por sobre todo: la merma desde lo funcional, pasando por más de una palidez individual.
Cuando a los 15′ de la recta complementaria, el bueno de George Dos Santos (¿cuándo juega mal?), para habilitar a Jacques. Diagonal a la medida para mandar al segundo palo el remate que se coló bien contra el palo.
Está bien: faltaba media hora. Pero fue de esos goles que llaman al duende que decide el final de un duelo. Era el 2 a 0. Y fue el 2 a 0.

Universitario de los 12 puntos en la tabla. Se coló en el lote de vanguardia. Se va reconstruyendo y este Universitario sabe que la «pilcha» del campeón está intacta.
Que no hay razón para demoler de un viandazo, la convicción que vuelve a energizarlo.
Porque está ahí. Por eso, está donde está.
LA CUESTIÓN ROJA
Cuando Universitario pisó la cancha, ya ganaba 1 a 0. Por la pelota que llegó desde la derecha, sin nadie en el plano defensivo de El Tanque, capaz de entrarle sin asco para que el rechazo sea posible. Pero fue una asociación frágil, debilitada. Mecanismo con grietas.
Aprovechó de última Santiago González en el segundo palo, aunque la duda quedó sino fue el número 4 de Fabián Pereira, que terminó desviando esa pelota al gol.
¿Y por qué siempre después de un gol prematuro, se debe plantear el fin de justificar? Universitario no justificó, simplemente que fue el equipo de ordenamiento superior. Movilizando los sentidos de ataque a partir de Fornaroli, más lo que supone la doble ráfaga de Alexander y George dos Santos.
En los 10′, Medina se la perdió en El Tanque. Pareció ser una maldición gitana.
Fue el rescate de El Tanque en el primer tiempo, mientras en los 40′ por poco George dos Santos no se queda con el grito del segundo.
ACASO, UN JURAMENTO
Desde la mayor verticalidad roja, a la búsqueda de El Tanque, almacenando toques, pero sin fluir la eficacia ofensiva, más allá de ese Roger Galeano que no deja de jugarse todo, porque siente que la responsabilidad es parte de su piel: cuando propone, El Tanque también.
El hecho es que Universitario fue el experto.
El de la decisión justa, en el momento oportuno.
Por eso Joaquín para el 2 a 0. Cuando el duende decidió el final.
Se clavó una estaca roja. Y padeció El Tanque a ese Universitario de la «pilcha» intacta.
Como campeón que es. Y se jura no dejar de serlo. Da fe de lo que puede.
Y entró a poder.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-