Conrado Ramos, es un académico de la Ciencia Política, un técnico que hoy es candidato a vicepresidente de la República por el Partido Independiente (PI), y un apasionado defensor de la reforma del Estado. Dialogó con EL PUEBLO sobre cómo se desencantó del Frente Amplio (FA) y cómo llegó al PI.
– ¿Cómo llega al Partido
Independiente?
– Fue un proceso de desgaste, no fue una decisión repentina. En primer lugar me fui del gobierno. Yo no era un frentista militante ni estaba dentro de una fracción, lo que no es fácil, no es fácil en ningún partido político ya que las fracciones son la vía institucional de todos nuestros partidos, pero en el FA más ya que es una coalición muy grande de fracciones y partidos, y al ser independiente no la tenés fácil. Menos en los lugares donde estaba yo. Había sido asesor de (Tabaré) Vázquez en un principio, luego había sido subdirector de OPP (Oficina de Planeamiento y Presupuesto), que tiene rango de viceministro, entonces estaba adentro de la cocina política.
Y cuando no te sentís respaldado políticamente, y tampoco ves que por lo que tanto escribiste, porque lo de la reforma del Estado no lo empecé desde la política sino que empecé a escribir sobre ella desde la academia, por lo que he venido trabajando tanto tiempo, y notás que va a terminar siendo una materia pendiente porque no hay voluntad ni coraje ni liderazgo político ni capacidad para organizar una transformación en serio, más vale dar un paso al costado. Eso fue mi alejamiento del gobierno.
– Además de eso, ¿vio
algo en el gobierno desde la OPP que colaboró de alguna forma en ese alejamiento?
– El equipo que está asesorando a Mujica le ha hecho mucho daño al país y a Mujica mismo. Tienen una concepción de la maquinaria del Estado que es errónea, es como que todo lo que está previo a ellos es de desconfiar o es el enemigo, ya sea gente que trabajó durante el período de Tabaré Vázquez; de ahí la dificultad de Vázquez de defender el período de Mujica. Cuando Vázquez defiende la gestión del FA arranca en el 2004, no arranca de esta última gestión. Esto tiene que ver con la capacidad de gestión que ha tenido esta gente que está asesorando al presidente.
O sea, el presidente no solo es bueno o malo por lo que él piensa o hace, sino por la capacidad de armar equipos, donde todavía la cabeza de esos equipos dice, “todos los que no piensan como nosotros son enemigos”, aún siendo del mismo gobierno. La guerra que tienen con el Ministerio de Economía no la voy a descubrir yo, es algo que todos los uruguayos hemos visto. Esa forma de entender a la maquinaria del gobierno, y que por tanto hay que colonizar con “mi” gente y controlar a esta gente de la que desconfío, le hace mucho daño.
Además no han institucionalizado lo que es la cabeza presidencial. Un presidente que es poco disciplinado, que es más proclive a hacer grandes anuncios y que todos los días instala un nuevo tema en la agenda, es poco sistemático, si todavía no genera un entorno que lo ayude a esquematizarse, a fijar prioridades y a seguirlas y monitorearlas muy fuertemente, si el entorno no es muy profesional, la gestión termina siendo un caos.
– Se fue del gobierno y
le quedaban dos opciones, irse para su casa o
continuar en política…
– Me fui para mi casa en un principio, pero también me obligaron a quedarme en mi casa. Yo estoy en una lista negra del gobierno porque no puedo hacer consultorías en el sector público por esta gente que rodea a Mujica. Lo he denunciado, es un tema que a esta altura más vale hablar para adelante sobre las cosas que hay que hacer y dejar este tema un poco de lado. Así que me tuve que ir para mi casa, luego de un tiempo me costó mucho volver a la Universidad de la República porque tenía que recuperar espacios. Tenía pocas horas en la universidad por tener estas tareas de gobierno, entonces tuve que volver a escribir, investigar, ir ganando horas, hasta que hoy tengo, por suerte, una dedicación total que hoy estoy con licencia sin goce de sueldo para poder hacer política.
Uno extraña siempre la gestión, que es un bicho que pica y es complicado, no solamente hacer política sino gestionar, ocupar cargos ejecutivos, que no es lo mismo que ocupar cargos parlamentarios. Una vez que uno ocupa cargos ejecutivos, le pica el bicho de la gestión y querés estar ocupado todo el santo día y que te estén llamando y resolviendo los problemas. Cuando te vas a tu casa y entrás en los tiempos de la universidad, de reflexión, de investigación, de docencia, son muy distintos, y eso se extraña. De alguna forma, esos duelos son muy difíciles de hacer. Quizás esta incursión que hago en la política es una forma de calmar “el mono” de la gestión, de poder sentir de vuelta esa adrenalina de la gestión, y en realidad encontré un lugar que lo fui encontrando de a poco.
– ¿Cómo es eso?
– Y en primer lugar porque el PI empezó a levantar las banderas de la gestión y la reforma del Estado. Yo veía que en los otros partidos el tema de la reforma del Estado no era una prioridad. Hoy el tema de profesionalizar la gestión está en la campaña electoral, por suerte. Pero en aquellos momentos en que me fui del gobierno, era el PI que seguía insistiendo en el tema de las cuotas políticas, no al clientelismo ni al amiguismo, que dicho sea de paso, en los gobiernos departamentales tenemos que comenzar un día a hablar de estos temas también y avanzar en la modernización en serio de la gestión.
Por otra parte tengo referentes históricos a quienes respeto, como a (José) Pepe Rilla que es un colega de trabajo, Heber Gatto que siempre iba por el instituto de Ciencias Políticas. Yo soy un socialdemócrata convencido, y por lo tanto, esa gente me fue arrimando al PI hasta que me encontré con Pablo Mieres hace un par de años en un Congreso Mundial de Ciencia Política, y ahí me terminó de tirar el viandazo.
– ¿Y de ahí a la candidatura a la vicepresidencia?
– Bueno, en verdad todo fue mucho más vertiginoso porque yo demoré todavía en decirle a Pablo que entraba al partido e inicié mis primeras incursiones en el PI muy tímidamente. Me preguntó qué quería, “sabés lo que quiero, no pretendo ser candidato ni cargos, lo que quiero es estar donde se toman las decisiones, en la cocina, eso es lo que me gusta”. Esa adrenalina que quería tener, y esa cosa que en algún momento había estado y luego, en este período de Mujica, estuve muy por fuera, no estaba en la cocina de las decisiones. Y cuando ves como gurí chico con la ñata contra el vidrio que del otro lado se están tomando las decisiones y tú no participás, es como muy angustiante para quien quiere hacer cosas. Entonces fue eso lo que le pedí a Pablo, estar donde se tomaban las decisiones. Y ahí empecé a integrar el Comité Ejecutivo del PI. Me invitaron a estar cuando se discutió el nuevo estatuto del funcionario público, Iván Posadas me citó a la Comisión de Constitución y Códigos a discutir. Fueron honores que también me hicieron y que me entusiasmaron.
Esto fue hasta que Pablo llega en febrero de este año y se manda con este viernes 8 de preguntarme si no quería integrar la fórmula con él que me pegó un susto bárbaro (risas), que demoré en contestar. Pero bueno, uno siente que está acompañando un liderazgo como el que tiene Mieres, siento que trabajo en una dupla y que tenés equipos sólidos que te respaldan.
– En estos tiempos donde las encuestas dicen que se estaría terminando el
tripartidismo…
– Para dejar de ser esos tres partidos y medio como decimos y comenzar a hablar de cuatro partidos.
– En ese esquema y
contexto de polarización, ¿por qué debe comenzar a visualizarse al PI como una seria alternativa?
– Porque el PI es el único partido que tiene la libertad de formar un ala moderada socialdemócrata. No lo tiene el FA. El FA votó mayoritariamente al sector radical, al Grupo de los 8 (MPP, Compromiso Frenteamplista, PCU, Fidel, CAP-L, MAS, Lista 5005 y Vertiente Artiguista). Ahora el Grupo de los 8 está escondido, no está hablando, Tabaré Vázquez no se muestra con el Grupo de los 8, salvo su representante que es Raúl Sendic. Pero no estoy sintiendo a Raúl Sendic que hay que insistir con el giro a la izquierda, nada. Se muestra con Pablo Ferreri, con Alvarito García y ahora sacaron a pasear a Astori, a quien respeto y considero un brillante estadista aunque ha perdido todas las batallas políticas, pero sabe para dónde hay que ir. La van a tener muy difícil los moderados socialdemócratas dentro del FA.
Entonces, ¿quiénes tienen independencia para defender una postura socialdemócrata? Nosotros. ¿Quiénes pueden atraer a batllistas y wilsonistas desencantados así como yo me desencanté del FA y formar un polo moderado progresista y socialdemócrata? Ah, yo creo que tiene futuro el PI desde ese punto de vista.
– ¿Para hacer qué
con el país?
– Para llevar al país al desarrollo. El país ha crecido pero no se ha desarrollado. Y para desarrollarlo, una de las cosas que tiene que hacer, es conseguir calidad institucional, que es fácil proclamarla pero es difícil hacerla, porque son las llamadas reformas de segunda generación, que se proclaman pero no se hacen. Doy un ejemplo. Hay que reestructurar todos los salarios del sector público, ¿quién se anima a hacerlo?
– ¿Para qué?
– Para identificar ocupaciones. Es decir, una función que es una ocupación, por ejemplo, el especialista en compras. Hoy no existe el cargo para el especialista en compras. Existe que tú seas contador, economista, un escribano, pero esa especialidad no existe. Y el especialista en compras tiene que tener un piso y un techo salarial, y dentro de ese piso y techo te podés mover, tener más o menos responsabilidad. Entonces, los salarios no tienen por qué ser idénticos pero sí tener una misma franja, piso y techo salarial, y una misma denominación, especialista en compras, en cualquier lugar del Estado que trabaje, y debería poder concursar a cualquier lugar, porque hoy día el funcionario solo puede concursar dentro de un solo Ministerio. Además tener claro lo que le corresponde por salario porque hoy se le paga por si es contador o escribano y no por la función que realiza. Entonces a la gente hay que empezar a pagarle por lo que hace y no por lo que estudió.
Conrado Ramos, es un académico de la Ciencia Política, un técnico que hoy es candidato a vicepresidente de la República por el Partido Independiente (PI), y un apasionado defensor de la reforma del Estado. Dialogó con EL PUEBLO sobre cómo se desencantó del Frente Amplio (FA) y cómo llegó al PI.
– ¿Cómo llega al Partido Independiente?
– Fue un proceso de desgaste, no fue una decisión repentina. En primer lugar me fui del gobierno. Yo no era un frentista militante ni estaba dentro de una fracción, lo que no es fácil, no es fácil en ningún partido político ya que las fracciones son la vía institucional de todos nuestros partidos, pero en el FA más ya que es una coalición muy grande de fracciones y partidos, y al ser independiente no la tenés fácil. Menos en los lugares donde estaba yo. Había sido asesor de (Tabaré) Vázquez en un principio, luego había sido subdirector de OPP (Oficina de Planeamiento y Presupuesto), que tiene rango de viceministro, entonces estaba adentro de la cocina política.
Y cuando no te sentís respaldado políticamente, y tampoco ves que por lo que tanto escribiste, porque lo de la reforma del Estado no
Perfil de Conrado Ramos: En pareja con la periodista Ileana da Silva. Es del signo de Leo. De chiquito quería ser deportista, “jugador de pelota vasca, que es lo que soy”. Hincha de Peñarol. ¿Una asignatura pendiente? La reforma del Estado. ¿Una comida? El asado. ¿Un libro? La insoportable levedad del ser de Milan Kundera. ¿Una película? “La vida de los otros”, que también sirve para ejemplificar por qué me fui del gobierno. ¿Un hobby? La pelota vasca. ¿Qué le gusta de la gente? El entusiasmo y la honestidad. ¿Qué no le gusta de la gente? La cobardía de cuando pegás el palo y escondés la mano, no dar la cara.
lo empecé desde la política sino que empecé a escribir sobre ella desde la academia, por lo que he venido trabajando tanto tiempo, y notás que va a terminar siendo una materia pendiente porque no hay voluntad ni coraje ni liderazgo político ni capacidad para organizar una transformación en serio, más vale dar un paso al costado. Eso fue mi alejamiento del gobierno.
– Además de eso, ¿vio
algo en el gobierno desde la OPP que colaboró de alguna forma en ese alejamiento?
– El equipo que está asesorando a Mujica le ha hecho mucho daño al país y a Mujica mismo. Tienen una concepción de la maquinaria del Estado que es errónea, es como que todo lo que está previo a ellos es de desconfiar o es el enemigo, ya sea gente que trabajó durante el período de Tabaré Vázquez; de ahí la dificultad de Vázquez de defender el período de Mujica. Cuando Vázquez defiende la gestión del FA arranca en el 2004, no arranca de esta última gestión. Esto tiene que ver con la capacidad de gestión que ha tenido esta gente que está asesorando al presidente.
O sea, el presidente no solo es bueno o malo por lo que él piensa o hace, sino por la capacidad de armar equipos, donde todavía la cabeza de esos equipos dice, “todos los que no piensan como nosotros son enemigos”, aún siendo del mismo gobierno. La guerra que tienen con el Ministerio de Economía no la voy a descubrir yo, es algo que todos los uruguayos hemos visto. Esa forma de entender a la maquinaria del gobierno, y que por tanto hay que colonizar con “mi” gente y controlar a esta gente de la que desconfío, le hace mucho daño.
Además no han institucionalizado lo que es la cabeza presidencial. Un presidente que es poco disciplinado, que es más proclive a hacer grandes anuncios y que todos los días instala un nuevo tema en la agenda, es poco sistemático, si todavía no genera un entorno que lo ayude a esquematizarse, a fijar prioridades y a seguirlas y monitorearlas muy fuertemente, si el entorno no es muy profesional, la gestión termina siendo un caos.
– Se fue del gobierno y le quedaban dos opciones, irse para su casa o continuar en política…
– Me fui para mi casa en un principio, pero también me obligaron a quedarme en mi casa. Yo estoy en una lista negra del gobierno porque no puedo hacer consultorías en el sector público por esta gente que rodea a Mujica. Lo he denunciado, es un tema que a esta altura más vale hablar para adelante sobre las cosas que hay que hacer y dejar este tema un poco de lado. Así que me tuve que ir para mi casa, luego de un tiempo me costó mucho volver a la Universidad de la República porque tenía que recuperar espacios. Tenía pocas horas en la universidad por tener estas tareas de gobierno, entonces tuve que volver a escribir, investigar, ir ganando horas, hasta que hoy tengo, por suerte, una dedicación total que hoy estoy con licencia sin goce de sueldo para poder hacer política.
Uno extraña siempre la gestión, que es un bicho que pica y es complicado, no solamente hacer política sino gestionar, ocupar cargos ejecutivos, que no es lo mismo que ocupar cargos parlamentarios. Una vez que uno ocupa cargos ejecutivos, le pica el bicho de la gestión y querés estar ocupado todo el santo día y que te estén llamando y resolviendo los problemas. Cuando te vas a tu casa y entrás en los tiempos de la universidad, de reflexión, de investigación, de docencia, son muy distintos, y eso se extraña. De alguna forma, esos duelos son muy difíciles de hacer. Quizás esta incursión que hago en la política es una forma de calmar “el mono” de la gestión, de poder sentir de vuelta esa adrenalina de la gestión, y en realidad encontré un lugar que lo fui encontrando de a poco.
– ¿Cómo es eso?
– Y en primer lugar porque el PI empezó a levantar las banderas de la gestión y la reforma del Estado. Yo veía que en los otros partidos el tema de la reforma del Estado no era una prioridad. Hoy el tema de profesionalizar la gestión está en la campaña electoral, por suerte. Pero en aquellos momentos en que me fui del gobierno, era el PI que seguía insistiendo en el tema de las cuotas políticas, no al clientelismo ni al amiguismo, que dicho sea de paso, en los gobiernos departamentales tenemos que comenzar un día a hablar de estos temas también y avanzar en la modernización en serio de la gestión.
Por otra parte tengo referentes históricos a quienes respeto, como a (José) Pepe Rilla que es un colega de trabajo, Heber Gatto que siempre iba por el instituto de Ciencias Políticas. Yo soy un socialdemócrata convencido, y por lo tanto, esa gente me fue arrimando al PI hasta que me encontré con Pablo Mieres hace un par de años en un Congreso Mundial de Ciencia Política, y ahí me terminó de tirar el viandazo.
– ¿Y de ahí a la candidatura a la vicepresidencia?
– Bueno, en verdad todo fue mucho más vertiginoso porque yo demoré todavía en decirle a Pablo que entraba al partido e inicié mis primeras incursiones en el PI muy tímidamente. Me preguntó qué quería, “sabés lo que quiero, no pretendo ser candidato ni cargos, lo que quiero es estar donde se toman las decisiones, en la cocina, eso es lo que me gusta”. Esa adrenalina que quería tener, y esa cosa que en algún momento había estado y luego, en este período de Mujica, estuve muy por fuera, no estaba en la cocina de las decisiones. Y cuando ves como gurí chico con la ñata contra el vidrio que del otro lado se están tomando las decisiones y tú no participás, es como muy angustiante para quien quiere hacer cosas. Entonces fue eso lo que le pedí a Pablo, estar donde se tomaban las decisiones. Y ahí empecé a integrar el Comité Ejecutivo del PI. Me invitaron a estar cuando se discutió el nuevo estatuto del funcionario público, Iván Posadas me citó a la Comisión de Constitución y Códigos a discutir. Fueron honores que también me hicieron y que me entusiasmaron.
Esto fue hasta que Pablo llega en febrero de este año y se manda con este viernes 8 de preguntarme si no quería integrar la fórmula con él que me pegó un susto bárbaro (risas), que demoré en contestar. Pero bueno, uno siente que está acompañando un liderazgo como el que tiene Mieres, siento que trabajo en una dupla y que tenés equipos sólidos que te respaldan.
– En estos tiempos donde las encuestas dicen que se estaría terminando el tripartidismo…
– Para dejar de ser esos tres partidos y medio como decimos y comenzar a hablar de cuatro partidos.
– En ese esquema y contexto de polarización, ¿por qué debe comenzar a visualizarse al PI como una seria alternativa?
– Porque el PI es el único partido que tiene la libertad de formar un ala moderada socialdemócrata. No lo tiene el FA. El FA votó mayoritariamente al sector radical, al Grupo de los 8 (MPP, Compromiso Frenteamplista, PCU, Fidel, CAP-L, MAS, Lista 5005 y Vertiente Artiguista). Ahora el Grupo de los 8 está escondido, no está hablando, Tabaré Vázquez no se muestra con el Grupo de los 8, salvo su representante que es Raúl Sendic. Pero no estoy sintiendo a Raúl Sendic que hay que insistir con el giro a la izquierda, nada. Se muestra con Pablo Ferreri, con Alvarito García y ahora sacaron a pasear a Astori, a quien respeto y considero un brillante estadista aunque ha perdido todas las batallas políticas, pero sabe para dónde hay que ir. La van a tener muy difícil los moderados socialdemócratas dentro del FA.
Entonces, ¿quiénes tienen independencia para defender una postura socialdemócrata? Nosotros. ¿Quiénes pueden atraer a batllistas y wilsonistas desencantados así como yo me desencanté del FA y formar un polo moderado progresista y socialdemócrata? Ah, yo creo que tiene futuro el PI desde ese punto de vista.
– ¿Para hacer qué con el país?
– Para llevar al país al desarrollo. El país ha crecido pero no se ha desarrollado. Y para desarrollarlo, una de las cosas que tiene que hacer, es conseguir calidad institucional, que es fácil proclamarla pero es difícil hacerla, porque son las llamadas reformas de segunda generación, que se proclaman pero no se hacen. Doy un ejemplo. Hay que reestructurar todos los salarios del sector público, ¿quién se anima a hacerlo?
– ¿Para qué?
– Para identificar ocupaciones. Es decir, una función que es una ocupación, por ejemplo, el especialista en compras. Hoy no existe el cargo para el especialista en compras. Existe que tú seas contador, economista, un escribano, pero esa especialidad no existe. Y el especialista en compras tiene que tener un piso y un techo salarial, y dentro de ese piso y techo te podés mover, tener más o menos responsabilidad. Entonces, los salarios no tienen por qué ser idénticos pero sí tener una misma franja, piso y techo salarial, y una misma denominación, especialista en compras, en cualquier lugar del Estado que trabaje, y debería poder concursar a cualquier lugar, porque hoy día el funcionario solo puede concursar dentro de un solo Ministerio. Además tener claro lo que le corresponde por salario porque hoy se le paga por si es contador o escribano y no por la función que realiza. Entonces a la gente hay que empezar a pagarle por lo que hace y no por lo que estudió.