Con Julieta Polti Albisu y Mauro Constantín Brites.
Desde que nacieron fueron educados en la fe religiosa, y fueron afianzando este sentimiento en el Colegio Salesiano. Julieta (19) y Mauro (15) son dos jóvenes que dedican gran parte de su tiempo a transmitir lo mejor de sí a otros niños y adolescentes de barrios carenciados, mostrándoles que hay alternativas en la vida que nos pueden conducir al éxito y a experimentar lo más sustancioso de la existencia.
La experiencia que vivieron en el cerro de Salta junto a la virgen, es algo que siempre acuñarán en el arcón de sus vivencias.
“Comencé a asistir a grupos de Oratorio y Catequesis, los sábados por la tarde, que nos permite contactarnos con niños y jóvenes de los barrios más humildes, pudiendo compartir la tarde con ellos muchas cosas” – dijo Julieta con entusiasmo.
Junto a un grupo de educadores suelen visitar los barrios Filomena, Burton y Pío.
En tercero y cuarto de liceo se forman grupos asociativos que están vinculados al colegio, en los que Mauro y Julieta participan con asiduidad.
Reconocen que la experiencia los enriquece desde todo punto de vista; se sienten contenidos por sus compañeros y han tomado contacto con una realidad que les era ajena, muy diferente a la de ellos.
“CON TAN POCO SE PUEDE HACER MUCHO”
“Aprendemos millones de cosas… lo importante que es nuestro trabajo para los chicos… es una tarde especial.
Nos convertimos en alguien muy importante para ellos… con tan poco se puede hacer mucho… el ver a los niños improvisando y luchando por ser mejores, nos gratifica el alma” – declaró la adolescente.
– ¿Se advierte la necesidad de amor y cariño?
Julieta – “Verdaderamente es tremendo, los niños lo muestran en sus caritas…. Existe mucha falta de amor… cuando nos ven, vienen corriendo a abrazarnos mostrando a flor de piel cuánto necesitan una palabra o un gesto de cariño”.
Para Mauro existen diferentes niveles de fe…que se va alimentando al concurrir a misa y mediante la confesión.
La niñez de ambos fue feliz y llena de amistades… nuestro entrevistado recuerda con ternura el espacio recreativo del colegio… con la amorosa compañía del Padre Victorio, repartiendo las pelotas en el patio Bosco.
Julieta guarda en sus recuerdos las fiestas escolares que según sus propias palabras “le llenaban el corazón de alegría”.
En todo momento del juego, sabían que una de las mayores consignas era compartir.
Les inquieta de la realidad actual, los déficits educativos y la problemática de la droga que está inserta en la sociedad, que lleva a los jóvenes decididamente a la ruina.
Otro punto importante que destacaron está íntimamente relacionado con las vicisitudes familiares, las separaciones y los valores que se fueron perdiendo.
En un ámbito de esa naturaleza, resulta imposible desarrollar un sentido de responsabilidad y apego.
LA EXPERIENCIA CON LA VIRGEN DE SALTA
Los protagonistas de este ¡Soy Joven! junto a un numeroso grupo de pares participaron recientemente de una excursión hacia la Virgen de Salta, junto al grupo Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús.
Miles de peregrinos se suman a este recorrido que conduce a una virgen milagrosa que se hace presente en una cumbre de Salta, Argentina.
“Todo empieza con una preparación previa, participando de los grupos de oración del rosario… se supo que una mujer, María Livia comenzó a tener visiones de la virgen, convirtiéndose en su intermediaria”.
Veinte jóvenes junto a un número de otros veinte adultos partieron de nuestra ciudad a las 20 horas y llegaron al día siguiente a las 16.00.
En el viaje se compartieron videos de diferentes historias de santos; a su vez se dieron directivas de cómo rezar el rosario.
RELATO DE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN
La Santísima Virgen se le aparece por primera vez, en la intimidad del hogar; y esto va a ser una experiencia transformante para ella, pues en función de esta aparición todo va a ser distinto en su sencilla vida.
Esta joven mujer es de una extraordinaria belleza. María Livia no duda que ella es la Bienaventurada Virgen María.
Esta aparición permanece mirándola en silencio, tiene un rostro de niña y sus ojos de color azul mar son grandes y profundos, sus rasgos son muy marcados, de tal manera que quien la ve no podrá olvidarla jamás y su recuerdo quedará en el alma de tal manera que queda impreso.
Lleva un vestido blanco purísimo, un manto azul profundo con destellos verdosos, cubre su cabeza con un velo blanco.
Apoya sus pies descalzos sobre una pequeña nube que permanece a pocos centímetros del suelo.
Esta joven le habla presentándose en persona.
Después de esta experiencia María Livia por tres días no comió.
La experiencia en el cerro Salta para Julieta y Mauro fue indescriptible… compartir la vigilia, la oración de intersección es algo que recordarán por siempre.
“Subimos el cerro en silencio… se sentía el aroma a rosas….”
¡Soy joven! – “Debemos aprovechar al máximo la fuerza de la juventud, que nos permite dar lo mejor de nosotros, con una cabeza centrada, tratando de hacer bien las cosas”,
