Mañana puede ser el último partido de Andrea Pirlo en la selección de Italia. Con 35 años, el exquisito volante cree que es tiempo “de dejar espacio a los que vienen detrás”. Pero antes de decir adiós, Pirlo espera “llegar a la final” del Mundial. “En 2006 había pesimismo y yo dije en la primera conferencia de prensa de que podíamos ser campeones. Y cumplimos”.
Andrea Pirlo es un jugador distinto, de esos que no abundan. El italiano de 35 años es el cerebro de su selección, es una luz en la oscuridad. Sus pases son milimétricos y su precisión quirúrgica. Tan bueno es viendo lo que otros no ven con una pelota sobre el empeine de su pie derecho, que está bendecido por miradas incontaminadas por el fanatismo o la rivalidad, como sucede con los elegidos.
Es un acto de justicia poética que Pirlo juegue su tercer y último Mundial (fue campeón en 2006) en tierras brasileñas, porque es uno de los jugadores más brasileños de todos los extranjeros que participan del evento. En su biografía “Pienso, luego juego”, cuenta que no tiene un apodo. Y que de recibir uno, le gustaría que lo llamasen “Pirlinho”. Difícil poner objeciones a ese seudónimo.
Sus genes futbolísticos y experiencias lo vinculan mucho con Brasil. La semana pasada, con el gesto meditabundo y el tono monocordemente apagado que lo caracterizan, recordó su “emoción” de hace un año por jugar en el Maracaná, en el debut de Italia por la Copa de las Confederaciones. Pirlo diagramó especialmente ese momento. Y le salió bárbaro, como muchas de sus ideas sobre un campo. No quiso jugar un amistoso contra Haití previo al torneo. Se reservaba para cumplir su partido 100 con la “Azzurra” en uno de los templos del fútbol. Los hinchas brasileños lo ovacionaron cuando ingresó para enfrentar a México. En un momento, hubo un tiro libre para Italia. La gente clamó “¡Pirlo, Pirlo!” para que lo ejecutara. Quizá no habría hecho falta el pedido porque se trataba de su especialidad. Y él cumplió con un suave toque por encima de la barrera. Fue gol, claro.
EL MODELO A SEGUIR
El espejo que tuvo Pirlo fue un brasileño también doctorado en la materia “tiros libres”: Juninho Pernambucano, que se acaba de retirar en Vasco Da Gama. Producto de una amistad que nació de los enfrentamientos por la Champions League, cuando Pirlo estaba en Milan y Juninho en Lyon, el brasileño se acercó a la concentración para charlar e intercambiar camisetas de ambos seleccionados con el 21, un número muy especial para el italiano: “Es el día en que nació mi padre, que me casé y que debuté en primera en el calcio. Me trae suerte, es importante para mí”.
De sus 100 goles con el equipo francés, Juninho hizo 44 de tiro libre. Pirlo quedaba encandilado con su pegada, quería imitarlo. “Para mí no hay mayor placer que hacer un gol de tiro libre”, reconoce. Empezó a practicar como un poseso durante su etapa en Milan. Al principio no iba bien, se sentía frustrado. Hasta que fue perfeccionado la técnica del golpe con tres dedos para que la pelota pase la barrera y luego caiga como un objeto inalcanzable para el arquero.
VA POR UN RÉCORD
Con un dejo de humildad, comentó que cree estar a tres goles del récord de tantos de tiros libres en la Serie A de su país. Su cálculo es correcto: la plusmarca le corresponde a Sinisa Mihajlovic, con 28; Pirlo posee 25. Y por delante tiene dos temporadas en Juventus para quedarse con el máximo registro.
Donde se agota su tiempo es en el seleccionado: “Después del Mundial me retiro, es tiempo de dejarle espacio a los que vienen detrás. Espero hacerlo llegando a la final. Estamos trabajando fuerte para conseguirlo y somos conscientes de nuestro potencial. Quizás en Italia la gente no es muy optimista. En 2006 también había pesimismo y yo dije en la primera conferencia de prensa de que podíamos ser campeones. Y cumplimos”.
Con 111 partidos internacionales, Pirlo es junto con Buffon (141 cotejos), De Rossi (97) y Chiellini (70), uno de los caciques de un plantel que tiene a 17 debutantes en un Mundial. Son las últimas funciones de una figura que se despide en una tierra que futbolísticamente lo adoptó como uno de los suyos.