compartimos el cuento ¡Mandinga “XO”!, de la auditoria del escritor, Francisco Gabriel Alves, integrante del Café Literario Arco-Iris-Pueblo Belén y del Grupo de Letras y Artes Círculo Policial Salteño. El cuento resultó Primer Premio de la categoría Cuento Infantil en el 32º Concurso Literario “Dr. Alberto Manini Ríos”, organizado por la Asociación de Escritores del Interior (AEDI): Las distinciones del mismo serán entregadas el 18 de Marzo en ceremonia a realizarse en el Ateneo de Montevideo.
¡MANDINGA “XO”!
Ernesto y Josefina vivían con sus hijos Carlos, Ana y Raquel, en una chacra, lindera al arroyo, cerquita de la escuela y a una legua de Pueblo Caraguatá.
Habían aprendido a obtener todo lo necesario para vivir de la naturaleza. Al pasar los vecinos veían siempre producidos invernáculos, cargados frutales, canteros en flor y tantos animales, que repetían: “esta gente vive con un mundo de bichos”.
De allí salían solamente a vender leche, verduras, frutas y quesos, y así comprar otras cosas. Los niños iban y regresaban a clase en sus petisos, cargando ahora en las maletas, las verdes y novedosas computadoras.
El estudio por Internet les había permitido conocer el planeta y el espacio exterior, entender el cómo y el porque de todo lo que rodeaba su querida morada y también enseñar el manejo a sus padres.
Como suele decirse allí reinaba la paz y la armonía, ante todo con el respeto por toda forma de vida; enseñanza de los papás, que Carlos, Ana y Raquel se lo habían grabado como con fuego en sus corazones.
Pero algo curioso había comenzado a suceder y como Ernesto era muy observador, le comenta a Josefina:
– ¿Viste que ahora todos los días después de la escuela los gurises se van a la glorieta del remanso con las computadoras?
– Si Viejo… no es nada raro. Les ha hecho muy bien, han mejorado mucho con esa herramienta… hasta nosotros, las usamos para consultar sobre las cosechas y
el ganado… déjalos que disfruten… nosotros no tuvimos esa suerte de niños.
Ernesto no conforme, insistió el tema:
– Pero he notado que cuando las encienden todos los animales quieren irse hasta allí… los terneros costean el alambrado, los perros se van y no me ayudan con las ovejas, los caballos se ponen matreros, no queda un pajarito en la chacra cuando paso el arado… es algo extraño… o ¿seré yo?.
– ¡Ernesto! ¡Por favor! Siempre supersticioso y exagerando…
El siguió con la limpieza en los corrales y ella corrió hasta la cocina pues un olor dulce ya había invadido la casona.
Un sábado, en esa charla después de la cena, escucharon fortísimos instrumentos, al abrir los dormitorios advierten las camas vacías, y por el ventanal notan que los niños estaban en la glorieta, de donde provenía música y reflejos de luces.
– ¡Te dije Josefina que algo pasaba!… los gurises nunca salen tan tarde.
– ¡Calma Ernesto!… es verano y todavía temprano, vamos a vicharlos despacito entre los árboles. Si no están haciendo nada malo, los dejamos jugar, ellos son niños y tienen ese derecho… ¿te acordás que lo leímos en un archivo que nos envió la maestra?
Cerca y escondidos detrás de unos jazmines, no podían creer la escena frente a sus ojos: …Carlos, Ana y Raquel bajaban diferentes acordes con las XO, que se combinaba armónicamente con ruidos de animales y cantos de pájaros que rodeaban alborozados la glorieta: el ¡croack croack! de las ranas, el ¡muuu! de las vacas, el ¡sshhhhh! de lechuzas, el ¡bicho feo! del Benteveo, el ¡oink oink! de los cerdos, el ¡toc! ¡toc! del pájaro Carpintero, un ¡taca-taca tacataca tun-tun!; hacía sonar la cola un lagarto sobre la caparazón de un morrocoyo, el ¡pio pio! de los pollitos, el ¡crick! ¡crick! de los grillos; sobre las Madreselvas y las Santa Rita que cubrían el tramado del techo, un cielo de luciérnagas conformaban luces sicodélicas y en el hormigón lustrado bailaban parejas de garzas entrelazadas por el pescuezo, yararás, culebras y víboras del coral con fuerte abrazo, los perros pastores hocico con hocico…
– ¡Te dije Josefina este es el propio baile de Mandinga! … ¡y no estamos soñando!
– ¡Está bien ché! es algo asombroso… pero vamos a observar un poco más, se trata solo de un baile de bichos…Ernesto querido: ¿cuánto hace que nosotros no vamos a bailar?…
El la miró fijo, ¡grrr.!.. gruñó algo… y no respondió. Y continuaron mirando:
Sonaba el ¡ññaaaaaaa! de chicharras, el ¡tero! ¡tero!, el ¡kirikiki! de los gallos y pericos, el ¡cocoroko! de las ponedoras, y habían entrado a la pista: zanquilargas gallinetas con medias anaranjadas, una pareja de ñandúes con bombachas grises y fuerte zapateo, liebres con meneo de orejas y los gatos barcinos con sus colas levantadas. A ras del agua, sobre el arroyo, comenzaban brincos de bagres sujetados por los bigotes, saltos ornamentales de dorados, bogas y mojarras tornasoladas, hasta las nutrias y lobitos de río hacían su graciosa y rápida coreografía; en tanto los yacarés daban coletazos y abrían sus bocazas.
Los chiquillos a tiempo que seleccionaban y bajaban música, aplaudían, sonreían y disfrutaban, atrapados por un mundo mágico y especial. Iban llegando más invitados y el ritmo de percusión sonaba más o menos así:
¡Croack Croack, Croack, Shhhhhsss Mmuuuu, Tacataca-tuntun
Pio Pio Corokiki
Oink oink, Miauuuuuuuu!
¡Pio Pio Corokoko
Bicho feo Tero tero
Crick crick, Oink Ññaaaaa, TacaTacatuntun!
Alineados en la arboleda y trinando como violines, los horneros, chingolitos, cardenales, calandrias y zorzales, hacían chillar sus cuerdas.
– ¡Vamos a terminar esto Josefina y llevar a nuestros hijos! Hay algo que no me gusta de esas máquinas modernas…están embrujadas… creo tienen vida propia…
– ¡Pero Ernesto! No puedo explicarlo… pero no me parece mal… ¿y si regresamos en silencio como vinimos y los esperamos?
– Bueno… bueno… por esta vez… -Contestó el chacrero siempre desconfiado-
A los pocos minutos escucharon los ruidos del retorno y como todas las noches, Josefina, recorría cama por cama controlando cada hijo, ahora con las XO en las mesas de luz con lucecitas verdes titilando. Ernesto no pegó los ojos hasta esperar la confirmación:
– Ya están dormidos los niños.
Y los bailes se fueron sucediendo durante la semana, vigilados por los padres sin que los niños y los animales -al parecer- se dieran cuenta.
Pero a los pocos días, al cruzar a caballo Don Ramón, el vecino que vivía pegado a la escuela, donde era auxiliar de servicio, preguntó desde la portera:
– Don Ernesto… he escuchado que una orquesta ensaya en su glorieta y suena muy lindo… ya es comentario en el recreo… ¿se han dedicado a la música ahora?
Ernesto miró de reojo a Josefina antes de contestar con titubeo:
– Son los gurises que se juntan… con los primos… les hemos comprado algunos instrumentos y… bueno… están practicando.
– ¡Pero mire que bien!… buena noticia, y si aprovechamos para hacer una quermés bailable para la escuelita, hay que cambiarle algunas chapas y necesita pintura. Ya hablamos con la directora y dijo que los grupos modernos cobran mucho para venir a este lugar apartado y más que los caminos están feos de piedra.
Intervino Josefina intentando desviar el compromiso:
– El problema, Don Ramón.… es que nuestros muchachos aún no están prontos, deben ensayar un poco más…además actuar frente a un público es diferente.
– ¡No es problema vecina!, se puede esperar… será un festival entre la gente del pueblo, ustedes me avisan cuando estén prontos. Hoy mismo le adelanto a la comisión fomento y espero la confirmación… ¿quedamos así?
– Bueno Don Ramón… hablaremos con los músicos a ver si aceptan la invitación… pero no le prometo nada. -Respondió Josefina-
Y se despidieron con un buen día.
– ¡Hay mi dios! Cómo va a terminar esto…-Exclamó Ernesto con las manos en la cabeza-
Esa noche, volvió a sonar e iluminarse la glorieta. Más tarde como presintiendo algo le dijo a su esposa:
– Josefina… dejá que esta vez voy a los dormitorios a mirar a los gurises…
Iba todo normal, confirmando que los chicos dormían profundo, pero en ese preciso momento una de las XO levanta las antenas y se enciende el cristal líquido de la pantalla, Ernesto se acerca y puede leer en el Chat de la Red Maya:
– “Base Saturno solicita información sobre primera etapa de misión Uruguay-Planeta Tierra”
– Responden XO 1079, 1080 y 1081, confirman primer contacto con tres niños realizado con éxito, también con especie animal.
– Recibido. ¿Tiempo estimado para la segunda etapa?
– Alguna demora con adultos pero en pocos días finaliza el proceso cerebral y se realizará el primer encuentro cercano del VII tipo en un local que llaman escuela.
– Recibido.
Sin terminar de leer lo que seguía Ernesto salió corriendo y gritaba:
– ¡Josefina!, ¡Josefina!… ¡vienen los extraterrestres!, ¡vienen los extraterrestres!
Todos se despertaron asustados, en un gran desconcierto iban, venían y pedían explicaciones al Papá, que no le salía la voz…
Allá afuera, bajo la luz de las estrellas, muchos músicos y bailarines, afinaban instrumentos y lustraban sus ropajes, ansiosos, para la primera presentación.
Era solo el comienzo de una larga historia…
Francisco G. Alves.
Café Literario Arco-Iris-Pueblo Belén
Grupo de Letras y Artes Círculo Policial Salteño