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sábado, 05 de octubre de 2024
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“Salto es una ciudad que tiene muchísimo encanto”, pero sus plazas no tienen un diseño que nos de una lectura de armonía

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Hay muchas cosas puestas de cualquier forma”
–  “Una casa recién hecha o una casa de años sin un jardín es como que le falta el moño al regalo”

Jorge Da Costa Leites recurre constantemente a la historia para ayudarnos a entender de dónde viene la fascinación por su trabajo, por ser un paisajista apasionado que habla de cómo puede hacer surgir de la nada un jardín o reformar el que ya existe para que quede en armonía con el resto de la casa. Habló con EL PUEBLO a los efectos de detenernos un instante en el mundo de un creador de espacios que invita a la familia a regresar a la naturaleza.

– ¿Dónde nació?.
– Acá en Salto, pasa que estuve viviendo muchos años en Buenos Aires, trabajé mucho en Argentina, en Uruguay (Salto, Punta del Este), trabajé también en Asunción (Paraguay), ahora vengo de allí de estar nueve meses trabajando. Y bueno, ahora mis ganas son de instalarme en Salto, quiero estar un poco con mi madre que si bien nunca perdimos contacto pues me visitaba mucho en Buenos Aires, bueno, quiero acompañarla un poco más.

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– ¿Cuál es su trabajo?.
– Soy paisajista, diseñador de espacios verdes públicos y privados, he trabajado en eso, acá tuve una intervención pública hace algunos años. Hace unos 15 o 20 días que llegué a Salto y surgió hacer un programa de televisión donde voy a hablar mucho sobre el tema del diseño de los parques y jardines, la filosofía desde la cual se parte para diseñar un jardín, las vivencias que uno debe tener y recoger de sus clientes, las ganas que espera de su jardín, es un tema que tiene que ver mucho con los sentimientos.

– Esto del paisajismo, ¿tiene que ver con la arquitectura urbanística o con algo parecido al feng shui?.
– No, tiene que ver mucho con la arquitectura urbanística desde ya porque el paisajismo también interviene en el diseño o reforma de una ciudad, en el arbolado urbano, en las plazas, en los lugares de recreación, en las costas. En Argentina está implementada la especialidad, mucha gente se recibe de arquitecto paisajista como otros se reciben de arquitectos urbanistas. Yo hice mis estudios en Buenos Aires, Facultad de Arquitectura, Facultad de Agronomía y Escuela de Espacios Verdes, después viajé mucho, hice cursos en distintos países. No en vano los arquitectos recién recibidos hacen el viaje para ver la arquitectura en el mundo, bueno lo mío es bastante similar porque además tiene que ver con la casa, con el edificio, con la construcción, con un campo, o un casco de estancia, o una chacra, tenemos también jardines de ciudad, jardines de zonas periféricas.

– Le preguntaba porque utilizó la palabra “sentimientos” porque tal vez si se habla de arquitectura se prefiere hablar de “los sentidos”.
– Feng shui o no feng shui creo que es un tema bastante intuitivo, y también el paisajismo obviamente tiene que ver con los sentidos porque trabajamos con altura, texturas, formas, colores, perfumes. Entonces, en la persona que me pide que le haga un parque, un jardín, un espacio, busco que el jardín despierte en ellos distintos sentimientos de placer.

– ¿El trabajo de los paisajistas tiene su historia, no es algo nuevo?.
– Los diseñadores de parques y jardines trabajamos teniendo muy en cuenta la teoría del diseño que es una teoría que surgió en la Bauhaus alemana allá por el año 1920 y pico donde fue un gran despertar del tema del diseño. Ahí surgió una teoría del diseño también de antes, porque ya los griegos, los romanos, en Egipto, 1300 años antes de Cristo por ejemplo, tenían conceptos muy intuitivos de diseño. Diseñaban sus jardines, por ejemplo, los egipcios utilitarios, los griegos plantaban árboles avenidas donde los filósofos caminaban mucho en un lugar con mucho sol, debajo de esos árboles se funda la famosa academia a raíz de Academo (filósofo griego). Todo eso nosotros lo tenemos como base de nuestro quehacer. La teoría del diseño es bastante discutida, así como la teoría del color con la cual trabajamos para combinar (colores).

– ¿Usted trabaja en base a una propuesta que le realiza a su cliente o espera que él le diga qué necesita?.
– Se hacen entrevistas con el comitente (cliente), y en esas entrevistas charlamos un poco como estamos charlando ahora nosotros, y ahí vamos evaluando lo que el cliente quiere, lo que el lugar requiere, lo que se puede hacer, lo que es factible, lo que eventualmente no se puede hacer. A lo mejor un cliente tiene una idea peregrina de su jardín y el técnico, el creador, tiene la obligación de explicarle por qué si o por qué no. El paisajismo muchas veces es vinculado por la gente con el tema económico, y no es así, una casa recién hecha o una casa de años, linda, bien diseñada, que llama la atención, sin un jardín es como algo sin terminar, es como que le falta el moño al regalo. Ver un jardín bien hecho es como una obra de arte, lo que pasa es que acá tenemos otra dimensión, nos podemos meter en el jardín, podemos pasear, disfrutar de todos los efectos que ese jardín nos brinda. Un jardín genera sensaciones, nos ayuda a oxigenar el ambiente, la plantación ayuda a la buena respiración, al aire libre, la pureza.

– ¿Por eso también estudió agronomía?.
– Obviamente hay toda una parte técnica también, conocimiento de suelos, de clima, reconocimiento de especies, saber qué plantas pueden ir en qué lugar, porque eso también se lo tenemos que explicar muy bien al cliente. Es decir, si un cliente pretende poner una planta que es de semi sombra o de sombra a pleno sol, bueno, ahí estamos los paisajistas para decirle, “no, mire, esto puede ir en otro lugar del jardín”. Todos esos datos los acumulamos en una planilla, se hace un relevamiento del lugar y luego se empieza con el proyecto, que es un anteproyecto, se presenta al comitente y ahí se estudian las cosas, esto me gusta, esto no me gusta tanto, habría que retocar un poco acá, para luego pasar al proyecto definitivo.

– Lo escucho y me da la impresión que usted ha armado su propia carrera, como un autodidacta.
– Como cuando empecé con el tema hace muchos años, desde el 81 que estoy en esto, al principio fue bastante intuitivo lo mío, luego me puse a estudiar y me di cuenta que esto pasaba por estudios concretos, lo que le hablaba de la teoría del diseño, por la parte técnica, agronómica, que es fundamental, porque si tenemos un mal suelo vamos a lograr un resultado pobre, las plantas no van a crecer como tienen que crecer, y por tanto no van a lograr ese efecto que buscamos.
Así como se contrata a un arquitecto para diseñar una casa, el jardín es parte de nuestro hábitat, es parte de esa casa, es como el entorno, nosotros salimos de la casa, tenemos a lo mejor una zona de intersección que puede ser una galería, un patio, lo que fuere y luego tenemos lo que va a ser jardín. Si todo eso tiene una armonía, el lugar pasa a ser confortable, que enriquece la vida, que nos da placer recorrerlo y disfrutarlo. El agua por ejemplo, es muy importante en los jardines, la presencia del agua refleja el cielo y se incorpora al cielo a esta dimensión que tiene el jardín. El jardín tiene frente, costado, profundidad, altura, elementos decorativos, caminos… nosotros nos enfrentamos a un lugar donde a lo mejor no hay nada o hay algo, mi postura personal es que ese algo que existe, ese árbol, esa palmera, esos arbustos, me van a condicionar en el diseño. Yo por principios no desplanto, no tiro abajo nada, tengo que recurrir a mi imaginación para incorporar o agarrarme de eso para elaborar un diseño. Entonces, si tenemos buenos portes de árboles o medianos, de arbustos o lo que fuere de especies verdes, nuestro jardín, al terminarlo, va a ser un jardín como más maduro.

– ¿De dónde ha surgido su vocación?.
– Siempre tuve la tendencia de estudiar arquitectura, tuve algunos intentos y hace muchos años hice un viaje a Inglaterra a través de una asociación que se llama “The National Trust”, lo que sería acá Patrimonio Histórico, pero esta asociación en Inglaterra se ocupa de los jardines. En Inglaterra hice toda una recorrida, hice cursos y como se dice vulgarmente, se me dio vuelta la cabeza, porque vi tanta elaboración, tanto amor puesto en los jardines, tanto colorido, tantos perfumes, tanta sensación de contención. Las personas necesitamos cada vez más contención a nivel del placer, comodidad y alimento visual.
Entonces, ahí comenzó todo de alguna manera, de todas formas ya tenía antecedentes familiares, mi abuela era adicta a las plantas. Hasta el día de hoy me acuerdo, mi abuela ya no está hace muchos años y fue muy importante en mi vida, como es mi madre ahora, mi abuela tenía fascinación por las plantas, contemplaba sus rosas, sus anémonas, sus gladiolos, sus enredaderas, sus jazmines que hasta el día de hoy son plantas que de alguna manera casi siempre recurro a ellas.

– ¿Salto ha influido en usted de alguna manera en su trabajo?.
– Siempre lo asocio, porque Salto es una ciudad que tiene muchísimo encanto, y aún hoy que se la ve mucho más vestida, la veo muy linda, como cuidada. Las plazas no tienen un diseño que nos de una lectura de armonía, hay muchas cosas puestas de cualquier forma, por ejemplo, ahora que pasé por Plaza Artigas, espero que nadie se enoje por lo que voy a decir, pero el tema de las palmeras es realmente un crimen. En su momento me di cuenta lo que estaba pasando con esas palmeras…

– ¿Con el “picudo negro”?.
– Sí, el “picudo negro” o “el bicho taladro” que se mete dentro del tronco y empieza a comer por dentro, entonces, ya una vez que está metido a cierta altura, no hay vuelta. Yo incluso vi la entrada de un “taladro” en una de las palmeras hace años cuando estuve viviendo y trabajando un año acá en Salto. Y veo por ejemplo que se agregan arbustos, que los están podando con formas de sillita y cosas así, yo utilizo otro concepto.

– O sea que si bien están más vestidas las plazas, ¿ha sido una creación un tanto anárquica, sin orden?.
– Sí, sí, dado que hay muchas flores en un lugar, hay flores en otro, hay arbustos podados en un lugar, hay árboles de muy buena presencia que con esos arbustos debajo, podados o no, no nos dan una lectura clara de ese árbol tan lindo, por ejemplo, del porte de los jacarandá, de los ibirapitá. Están muy lindas las avenidas de lapacho, que en su momento cuando hice un proyecto para reestructurar la Plaza Artigas lo había planteado, o sea, hay lugares que están logrados y otros lugares que son caóticos.

– En ese viaje que ha realizado por varios países, ¿cómo han jugado en usted los recuerdos a Salto?.
– Jugaron desde los sentimientos, absolutamente, siempre un recuerdo. Y cuando veía cosas que me llamaban la atención, siempre tenía ganas de trasladarlo a mi ciudad, venir con la idea que era factible, no importar cosas porque me interesa mucho trabajar con flora autóctona, también en los jardines, especies maravillosas para instalar en un jardín que le darán seguramente una identidad del lugar donde está implantado ese jardín.

– Lo que hemos hablado me lleva a reflexionar que su trabajo contribuye a generar un punto de encuentro de la familia.
– Sin ninguna duda es un punto de reunión, sobre todo en una ciudad como Salto que sabemos lo que son los veranos y un jardín nos brinda mucha frescura. Entonces, estamos a lo mejor adentro con mucho calor o con ventiladores o con aire acondicionado y a lo mejor podemos salir al jardín, sentarnos a la sombra de un árbol a leer un libro o disfrutar si tenemos la suerte de tener una piscina o un espejo de agua que brindan muchísima frescura.

– ¿Llevar de nuevo la persona a la naturaleza?.
– Claro, reinsertar al hombre en la naturaleza en una vida de celulares, computadoras, de televisión donde hay varias posibilidades, de jueguitos. La vida puede tener otro color y volver a la naturaleza, porque para los jardines nos valemos mucho del entorno que tengamos, entonces si en la casa o en el terreno de al lado, ya sea un jardín chico, mediano o grande, incluso en campos, vemos qué bosques o figuras de árboles hay, tratamos de incorporar visualmente eso a nuestro jardín para que aparente no tener un límite, como por ejemplo en las ciudades que tenemos jardines con muros, las paredes se pueden transformar en trepadoras verdes, o en el jardín de al lado a lo mejor tiene figuras piramidales, por dar un ejemplo, entonces incorporamos algunas para que dé la sensación que ese grupo se mete en el nuestro. Creo que se nota que tuve una infancia con mucho verde alrededor, creo que eso influyó mucho en mi vida.

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