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jueves, 5 de junio de 2025
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“El médico no es más el semidios de hace 80 años, sino un ser también sufriente y también débil”, dijo

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Diario EL PUEBLO digital
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El Dr. Eduardo Preve realizó profundas autocríticas en homenaje a Gaudín

Se trató de una postura categórica que solicitó “respeto y educación” a los pacientes y habló de que “los médicos deberemos ser tolerantes y no soberbios en las respuestas, para evitar la polarización de posturas que lleven a situaciones de rencor, miedo y como consecuencia determinaciones brutales e irracionales”, la que fue difundida ayer frente al panteón que alberga los restos del neurólogo Pablo Gaudín, asesinado hace un año a manos del esposo de una paciente que murió de cáncer.
Además se escuchó que “simplemente nos educaron para curar, si es posible, aliviar si no podemos curar, y consolar si tampoco podemos aliviar, pero debemos decirle esto a las personas y no palmearles la espalda y dejarlos con un “ya te vas a curar” o frases similares que generan sentimientos de desvalorización y terminan engendrando resentimiento y más dolor”.
Al cumplirse un año de este trágico hecho, que enlutó a la sociedad en su conjunto y que operó como disparador para que los propios médicos bregaran por un cambio de mentalidad y comiencen a analizar cómo estaban siendo vistos por la población, se realizó un sentido homenaje frente a su tumba en el Cementerio Central, al que asistieron las autoridades de los distintos gremios y sociedades del ramo, así como también familiares, amigos, pacientes y colegas de la víctima.      En ese marco y bajo un tórrido sol que elevó las temperaturas durante toda la jornada, el presidente de la Sociedad de Neurología del Uruguay, Eduardo Preve Piegas, hizo uso de la palabra leyendo un discurso que llamó a la realidad a los presentes, y puso énfasis en el mejoramiento de la relación médico paciente a través de la educación y el respeto.
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Comenzó diciendo que pretenden “reafirmar el compromiso” con los usuarios del sistema de salud, colectivo social al cual dijo que los médicos “nos debemos en tanto ejercemos una profesión que trae implícito el darse, el apoyar, el ayudar  al prójimo a vivir mejor”.
Señaló que “este concepto ético de la medicina, no siempre está presente en un contexto social que tiene una trama con ejes tan diferentes, encontrados y contrapuestos, (los) que van del samaritanismo a la cruel explotación de una relación de poder, del respeto a la vida, al dolor y a la integridad del otro, al abuso de poder, la indiferencia y hasta el desprecio por el que sufre”.
Criticó que los médicos están expuestos a los mecanismos jurídicos para regular las situaciones que les tocan vivir en su profesión y que las mismas distan de ser las ideales. Dijo que los médicos viven en una sociedad “que no se ha dado los medios para el control de las relaciones contrapuestas que tiene el ejercicio de la profesión, que ha sido permisiva en tanto no tiene organismos que regulen nuestra actividad profesional, salvo la jurídica, que está lejos de acceder fácilmente a estas situaciones que se han hecho cotidianas y que nos han creado una tolerancia, hasta una cierta indiferencia frente a su ejercicio por los poderosos, es tal vez la causa primera en cuanto a la génesis que arrastró a Pablo (Gaudín) a esa muerte injusta, prematura, violenta, injustificada, ajena a su modo de vivir, de relacionarse con el prójimo, de su dedicación a sus pacientes, a su intención permanente a la tolerancia, el respeto y el amor a sus pacientes”.
Y enfatizó que fue “un intento de conciliación frente a un enajenado e intolerante, lo que motivó como desencadenante su asesinato”. Haciendo referencia que con estas palabras pretende “remarcar una actitud que debe ser corregida en nuestro accionar, pero que desgraciadamente a él le tocó pagar una culpa colectiva”.
Aunque enseguida rectificó que no tenía intención de “hacer una autoinculpación del colectivo médico como causa unilateral del deterioro de la relación médico – paciente”. Y exigió que si un médico “después de una jornada agotadora muchas veces tenemos que contar hasta 100 antes de atender una llamada telefónica para no contestar con un exabrupto, la población debe ser educada y respetuosa, tolerante y no demandante en el momento de exigir respuestas y los médicos deberemos ser tolerantes y no soberbios en las respuestas y las explicaciones, para evitar la polarización de posturas que llevan a situaciones de rencor, miedo y como consecuencia determinaciones brutales e irracionales”.
Manifestó que en este tiempo el colectivo médico se ve en la “encrucijada de los cambios de las relaciones sociales” que son “regladas, dirigidas y supervisadas por un sistema nacional, que nos cambia el rol de profesión liberal a contrato social y ahora a dependencia orgánica asalariada de un sistema”.
Manifestó que con estos cambios los médicos “no han podido adecuarse a esta nueva forma de vínculo” y entonces “hace que se faciliten los altercados y las diferencias en los roles de cada uno”. En ese sentido, bregó porque los médicos “aprendamos a vivir la profesión de otra manera” ya que aseguró que los “usuarios del sistema, ya no son pacientes, pero siguen siendo sufrientes, y como tales debemos cuidarlos, educarlos en su rol y para esto nunca nos educaron”, se quejó Preve.
El reconocido galeno se refirió a una máxima de la medicina diciendo que “simplemente nos educaron para curar, si es posible, aliviar si no podemos curar, y consolar si tampoco podemos aliviar, pero debemos decirle esto a las personas y no palmearles la espalda y dejarlos con un “ya te vas a curar” o frases similares que generan sentimientos de desvalorización y terminan engendrando resentimiento y más dolor”.
Preve valoró en su discurso la jornada de discusión que se realizó hace un año en Salto, en la que se creó un prototipo de denuncia para los casos en que los médicos se vean involucrados en hechos de violencia, hasta la creación de una materia en la carrera de la Facultad de Medicina en la que enseñan la calidad del vínculo médico – paciente.
Aunque dijo que esperan “otras iniciativas del colectivo médico, de los usuarios, pero también del poder político y de otras organizaciones”.
Eduardo Preve remató diciendo que “lo más importante es enseñar a la población sus derechos y sus obligaciones, y saber trasmitirle que la situación de pérdida de la salud lo hace vulnerable, dependiente, sufriente, que nosotros trataremos de mitigar su dolor, mejorar su vulnerabilidad, reducir su dependencia y aliviar su sufrimiento”.
Pero subrayó que el “médico no es más aquel semidios que era hace 80 años en el imaginario popular, sino un ser como él, también sufriente, también débil, y que necesita de su confianza, respeto, amistad  para lograr en conjunto la recuperación de la salud, o la mitigación del dolor. O simplemente el consuelo para lograr una muerte digna”.
Y recalcó por último que la medicina “no es una ciencia exacta, sino un arte, que al médico se le pueden demandar acciones, interés, dedicación, calor humano, saber actualización, dedicación, pero no resultados, que estos son consecuencia del accionar de ambos, del binomio, de la comunicación, del vínculo, en definitiva del cario y del amor con que se ejerza la profesión y Pablo (Gaudín) lo ejerció con el corazón en la mano”.

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