Eduardo Gabriel Martínez Barreix.
Con sus hijas: Valentina y Faustina.
Con una trayectoria muy bien marcada, en cuanto a su ética y a sus convicciones, transmitió a su familia, todo su cariño y esa fuerza para seguir adelante.
Abogado de profesión, partidario de la Lista 1, perfilándose como uno de los mejores candidatos dentro del Partido Colorado y con muchos proyectos.
Se casó con Inés Lilian Barbieri Cabrera, con quien tuvo tres hijos:
Valentina María, Faustina María y Diego Miguel.
Son sus dos hijas, quienes hoy nos hablan de su papá, de esta manera:
¿Cuáles son los recuerdos que guardan de papá?
-Faustina: Lo recuerdo desde pequeña, como a una persona muy cálida.
Siempre ha estado con nosotros, transmitiéndonos importantes valores.
Cuando éramos pequeñas, solíamos dar una vuelta por la costanera y él, hablándonos.
Diciéndonos que teníamos que apreciar el río, con todas sus pequeñas cosas alrededor, la naturaleza, que era donde podía estar toda la familia disfrutando de las pequeñas cosas de la vida.
¿Qué les gustaba hacer con él?
-Faustina: Íbamos a veranear siempre a Costa Azul, y le encantaba hacer asados. O sea que la casa a donde fuéramos, tenía que tener parrillero.
No solo por el hecho de degustarlo, sino que por todo lo que conlleva el estar reunidos y en buena compañía.
Era muy alegre, le gustaba bailar, y era en vacaciones cuando compartíamos más tiempo. Muy pegado a nosotros, y manteníamos largas charlas caminando en la playa.
Cuando salía en los paseos de pesca con el y mi hermano, me encantaba hacerlo. O cuando salíamos en paseo por la playa con grandes charlas, toda la familia, éramos los cinco caminando y mirando el río.
Con la naturaleza, la tranquilidad en familia.
Sale también un poco de lo común, lo de salir de clase e ir a su escritorio a charlar. Nos daba tantos consejos, que hoy vemos que es como que nos dejó las líneas trazadas solo para que las recorriéramos solos y siguiéramos.
Recuerdo también y ya que estamos en un diario, que nos sugería siempre leerlos, que tratáramos de estar informadas, “es importante”, decía. Que lucháramos por nuestros objetivos, y “la carrera que deseen seguir que sea por vocación”.
Estudiando yo abogacía, en un momento le plantee que no me gustaba e iba a empezar turismo, el me apoyó y hoy, estoy haciendo lo que me gusta.
Mis hermanos sí, siguieron su misma profesión, porque lo traen en los genes.
Recuerdo que unos días antes de irse de este mundo (físicamente, porque siempre va a estar con nosotros), el me preguntaba que haría después que me recibiera. “algún máster” me decía. Y cuando me recibí, no estuvo para verlo.
-Valentina: También nos hablaba de los valores y de nuestros objetivos.
Tuvimos una niñez muy linda por mis padres, muy bien complementados, brindándonos mucho cariño, apegados a nosotros, transmitiéndonos la mejor niñez.
Salía de la escuela, me iba al escritorio suyo en calle Artigas y luego nos llevaba para casa.
Había empezado el tema de drogas y nos pedía que nunca cayéramos en ella.
Recuerdo que un día nos llevó a Azabache, para hablarnos de sexualidad.
Nos mirábamos con mi hermana asombradas. Era muy protector. Más que mi padre, era mi amigo. Conversábamos con él de todos los temas.
-Faustina: recuerdo a papá marcándonos un poco más los límites, incluso en las pequeñas cosas. Por ejemplo: la Coca Cola, era solo para el fin de semana. Y mamá era la que más cedía.
A medida que fueron pasando los años y entendimos muchas cosas, pudimos llegar a ser muy buenos amigos y compinches.
Cuando tuvimos nuestro primer noviecito, nos decía “el paquete”, cuando a ellos se refería. Era muy buen padre.
Nos aconsejaba mucho. Y así era en lo personal como en el trabajo.
Era un hombre muy abocado a él. Amaba su profesión.
Lo mismo pasaba con la política, se entregaba a la gente, con su solidaridad espontánea que tenía. Así lo recuerdan todos, incluso hasta el día de hoy, parándonos en la calle y preguntándonos: “¿Sos la hija de Lalo?, nos hacen saber lo buena persona que era y como lo extrañan.
Como dice esta sección: dejó huellas importantes en el corazón de la gente. Y me siento orgullosa de tener un padre como él.
-Valentina: Lo que más recuerdo de papá, es su sencillez, y su principal valor que nos transmitió siempre fue la ética.
¿Qué actividades le gustaban?
-Valentina: Le gustaba mucho el pádel.
Tenía amigos que lo acompañaban como Daniel Machiavello y Pedro Belgeri. La pesca le gustaba mucho, y con mi hermano Diego, eran muy compinches, en cada oportunidad que tenía lo pasaba a buscar. Se iban a pescar, y charlaban mucho.
Estaba en la directiva del Rotary, pero en los últimos años, se había abocado a la política. Era edil y asesor de la Junta.
También fue asesor de la Intendencia.
¿Lo acompañaba su esposa?
-Valentina: A mamá le gustaba acompañarlo. Pero cuando éramos más chicas, a él lo que le preocupaba, era que mamá no trabajara.
Le decía que nosotros íbamos a crecer y ella se iba a sentir aburrida.
Le despertó con esto, el amor propio, y comenzó a trabajar en los fondos AFAP, del Banco Santander, consiguiendo premios nacionales en ventas, por mejor vendedora.
Abrió luego una financiera y actualmente está trabajando muy bien.
Por eso es que a partir de allí, trató de inculcarnos nuestra independencia como mujer, incluido lo económico.
¿Qué les quedó por hacer con papá?
-Valentina: Esta carrera siempre me gustó, pero también me inculcó dolor.
Hay muchas cosas de ella que en la actualidad, me hubiese gustado que papá estuviera para compartirlas con él, porque sé que le gustaba.
Pero parece que por algún lado, el me marca cuáles son los caminos que tengo que seguir.
Dos días antes de fallecer estaba orgulloso de mis notas en el liceo.
Estaba feliz, y guardo esa mirada intacta de él. Y hasta ahora, gracias a Dios, nunca perdí una materia en facultad. Sé que en donde esté estará orgulloso de mí.
¿Alguna anécdota con él?
-Faustina: Mi mamá siempre me cuenta, que cuando era yo pequeña, sentía placer al llegar de trabajar, por alzarme bien arriba en sus brazos, diciéndome: ¡»gorduchi»! Era muy cariñoso y por eso es que todos me dicen que lo recuerdan como un eterno joven, por esa alegría y esas ganas de vivir que siempre tenía. Con metas concentradas en lo que quería.
¿Con qué edad fallece?
-Valentina: Con 45 años. Recuerdo estar sentada con mi hermano mirando tele y llegó una amiga de mamá, diciendo que papá había tenido un accidente yendo para Rivera y estaba grave.
Había volcado su auto y su muerte fue instantánea por una fractura en el cráneo. Pienso que pudo haber sido tal vez una distracción. Pero también que uno tiene una hora marcada para nacer y otra para irse con Dios.
Cuando a mí me dan la noticia no lo podía creer porque él había estado hablando con mi hermana 15 minutos antes por teléfono, pensé que nunca lo iba a poder superar. Hace ya ocho años, el 24 de noviembre.
Pero si volviera a nacer y me dieran para elegir a mi padre, aún sabiendo que se iba a morir a mis 18 años, igual yo lo volvería a elegir.
En todo le estaba yendo bien, era su mejor época y actualmente tenemos las mejores referencias de su trabajo y como persona, incluso con otras líneas partidarias siempre hablaron bien de su persona.
Cuando el fallece, el presidente de la junta, que era en ese momento del Frente Amplio, estaba muy conmovido por su muerte. Decía que era una gran pérdida, se iba a sentir un gran vacío.
¿Qué significó para ustedes?
– Valentina: Humildad, sacrificio y ética en su vida.
– Faustina: Un gran ejemplo a seguir, la humildad como persona y ese amor que trasmitía. Las personas lo recuerdan como un gran ser humano.
Eso nos llena de orgullo y lo vamos a tener presente, siempre riéndonos en nuestro camino y en cada paso. Y si volviera a nacer, como dijo Vale, elegiría a mis dos padres, porque han sido intachables y excelentes.
