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¿Qué es la artrosis?

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Por el doctor Carlos Uboldi
Reumatólogo, Fisiatra, Psiconeuroinmunoendocrinologia

Por el doctor Carlos Uboldi

Reumatólogo, Fisiatra, Psiconeuroinmunoendocrinologia

En la entrega anterior hablamos de la artrosis en general. A partir de este artículo comenzaremos a entrar en los detalles de la misma.

La artrosis es la enfermedad reumática más frecuente, de las más de 200 enfermedades reumáticas que existen. Y es muy probable que todos conozcan el nombre, ya que el lector puede padecer la misma o tener algún familiar o amigo que la presente.

La artrosis es una enfermedad que se puede localizar en los miembros superiores e inferiores y en la columna vertebral. Es más frecuente su localización múltiple o poliartrosis.

Es una enfermedad capaz de producir dolor, pérdida de movilidad y deformación de las articulaciones afectadas e incapacitar deDibujoforma muy importante, llegando a ser la primera causa de incapacidad laboral permanente.

En la figura, vemos a la izquierda una articulación normal y a la derecha una articulación con artrosis.

Los extremos óseos que componen una articulación están recubiertos de cartílago, que es un tejido firme y elástico que facilita el deslizamiento de las superficies óseas y reparte y amortigua las cargas físicas. La estabilidad de la articulación se asegura mediante la cápsula articular que es como una bolsa que en su interior está recubierta de una fina capa llamada membrana sinovial. También influyen los músculos, que se insertan en la cápsula y en el hueso periarticular mediante tendones, reforzando la estabilidad articular.

La enfermedad artrósica se inicia en el cartílago articular, que carece de arterias y nervios. El cartílago está compuesto de células llamadas condrocitos y de una especie de gel que baña a las células denominado matriz extracelular.

Todos hemos visto en los animales, que el cartílago sano, es blanco, nacarado y brillante.

La artrosis se inicia cuando el cartílago es agredido por diferentes causas y entonces, se reblandece, pierde resistencia, aparecen grietas y erosiones. Luego el hueso subcondral reacciona, se hace más denso, crece por los lados y origina los osteofitos («picos de loro»), que se ven en las radiografías. La membrana sinovial se hace más gruesa, aumenta de volumen y es capaz de producir mayor líquido sinovial.

Los condrocitos son los encargados de mantener el equilibrio entre los procesos de degradación y regeneración del cartílago y eso determina la aparición y progresión de la artrosis.

En la columna vertebral el proceso artrósico comienza en los discos intervertebrales, que son como almohadillas entre las vértebras. Que actúan amortiguando la carga de la columna.

La existencia de artrosis no comporta obligatoriamente la presencia de dolor. La radiografía muestra la enfermedad, pero el paciente puede no tener  ningún síntoma; esto es especialmente relevante en la columna vertebral.

Artrosis no es lo mismo que reuma o reumatismo, es una de las tantas enfermedades reumáticas que existen.

¿Se puede curar la artrosis?

Lamentablemente hasta el momento no. Pero sí se puede controlar su evolución Se pueden controlar los factores de riesgo modificables: obesidad, sobrecarga laboral, anomalías constitucionales y la práctica del ejercicio y del deporte. Es el médico en cada caso quien debe asesorar adecuadamente al paciente y dar los consejos pertinentes.

¿La artrosis se hereda?

Existe una predisposición genética a padecer artrosis. Pero la herencia es únicamente uno de los tantos factores que pueden influir en la aparición de la enfermedad y ellos son los que debemos de abordar.

¿Por qué se

produce la artrosis?

La artrosis se produce por la destrucción del cartílago articular. Este cartílago se va agrietando, erosionando progresivamente,  perdiendo su grosor, pudiendo llegar a desaparecer con el paso del tiempo.

Como consecuencia de ello, se pierde la función de protección que posee el cartílago y quedan expuestos los extremos óseos que forman parte de la articulación, por lo que se «desgasta la articulación» y «roza hueso contra hueso».

A medida que se pierde el cartílago, el hueso que está por debajo también se afecta. Entonces el hueso lesionado se hace más duro y más denso. También se forma nuevo hueso en los bordes de la articulación, son los osteofitos o más popularmente «picos de loro». Además la membrana sinovial, se inflama y puede producir más líquido que el habitual, por lo que en este caso la articulación aparece hinchada.

La artrosis puede comenzar debido a múltiples factores, conocidos como factores de riesgo, entre los que se incluyen factores genéticos, ambientales, metabólicos y traumáticos.

De acuerdo a la articulación afectada, los factores de riesgo son diferentes, distinguiéndose entre factores generales, como la edad,  herencia y sexo; y factores locales como traumatismos, alteraciones anatómicas, ocupación laboral, etc.

Factores de riesgo asociados con la presencia de artrosis.

Obesidad. El sobrepeso recarga la articulación, por lo que puede deteriorar el cartílago articular. También actúa indirectamente induciendo cambios metabólicos, tales como la intolerancia a la glucosa, hiperlipidemia, que condicionan la degeneración del cartílago.

Ocupación y actividad profesional. El uso repetitivo y la sobrecarga mecánica a la que se someten algunas articulaciones en determinadas profesiones predisponen a la aparición de la artrosis.

Actividad física. La actividad física intensa, realizada por los deportistas profesionales es un factor de riesgo que favorece la artrosis. La afectación de los meniscos y ligamentos y la continuación de la práctica deportiva tras sufrir alguna alteración de la articulación, predisponen a la enfermedad. Por el contrario, la actividad física moderada, es necesaria para un buen funcionamiento de una articulación, e incluso puede prevenir la aparición y retrasar la progresión de la artrosis. O sea, el sedentarismo (no hacer ninguna actividad física), puede ser tan negativo como el exceso de uso de las articulaciones.

Género. La relación de género con la artrosis es clara después de la segunda mitad de la vida adulta. Hasta los 45 años la artrosis de rodilla es más frecuente en los hombres. Entre los 45 y los 55 años, la frecuencia es similar en ambos sexos, pero a partir de esa edad es más frecuente en las mujeres. No se sabe exactamente la causa, aunque tal vez tengan importancia los estrógenos.

Edad. A mayor edad mayor frecuencia de la artrosis. Las posibles causas son cambios anatómicos de las articulaciones y alteraciones mecánicas o bioquímicas en el cartílago articular.

Menopausia. Es más frecuente la artrosis en la mujer en esta etapa de la vida. Pero no está demostrado que el uso de estrógenos sea un factor protector.

Genética. Existe una predisposición  genética, aunque no se han  encontrado los genes responsables.

Alimentación. Las vitaminas C y D pueden ser protectoras de la artrosis, pero aún es un tema controvertido y en estudio.

Alteraciones de la alineación de los ejes. Esto afecta la distribución de las cargas sobre la articulación y pueden influir en la aparición de artrosis. Esto es muy claro en las rodillas.

¿Por qué tengo

artrosis?

La artrosis puede ser iniciada por múltiples factores de riesgo, responsables del padecimiento de esta enfermedad. De todos ellos la obesidad, la edad y los antecedentes de traumatismos sobre la articulación son los que más claramente incrementan el riesgo de padecer artrosis.

Factores de riesgo asociados con presencia de artrosis de rodilla: Factores no modificables: Genéticos. Sexo femenino. Edad. Factores modificables: Obesidad. Ocupación y actividad laboral. Práctica de deporte profesional. Alteraciones de la alineación (genu varo, genu valgo). Traumatismos previos en la rodilla. Fuerza del cuádriceps. Menopausia. Osteoporosis. Es evidente que a la hora del tratamiento, sólo podemos corregir o atenuar los factores modificables.

¿Es el deporte que hago el que me produce artrosis?

Hacer deporte es muy beneficioso, en general, para todo nuestro organismo. Sin embargo, el deporte profesional condiciona una actividad excesiva, con golpes y traumatismos sobre las articulaciones, que favorecen la aparición de la artrosis.

Determinados deportes, como el fútbol o el rugby, tienen mucho más riesgo que otros, como andar en velero o la natación. También influye el nivel al que se practique; en el deporte aficionado, los riesgos son mucho menores. Por otra parte, si la persona presenta ya algún factor de riesgo previo, como anormalidades o lesiones en las articulaciones, la aparición de artrosis en ellas, es mucho más probable.

Los consejos para aquellos, que padecen la enfermedad, quieran realizar algún tipo de deporte, serían: Mantener una actividad física regular (incluyendo deportes no traumáticos), es incluso aconsejable en pacientes que ya tienen artrosis.

La natación, el andar en bicicleta, o bicicleta fija,  o caminar (con calzado bueno, sobre terreno blando pero firme y liso) son los deportes más recomendados para los pacientes con artrosis. El deporte que agrave el dolor articular debe suprimirse y consultar con su médico.

Es muy importante mantener los músculos cuádriceps en buen estado, estos protegen la articulación de la rodilla, permite andar con más seguridad y fortaleza en terreno plano y escaleras y se pueden evitar caídas.

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