En Salto, como en el resto del país, la pasión futbolera alcanza niveles de exageración. Desde los menos “fans”, que se conforman con colocar algún distintivo, una bandera o un poster al frente de su casa, hasta quienes son movidos a viajar para presenciar “en vivo” los encuentros que disputa la celeste. Así alguno ha llegado siempre hasta los suelos más remotos, como la propia Sudáfrica 2010.
A estas horas, poco antes del debut de Uruguay en Brasil es difícil encontrar una sola persona, sobre todo joven que circule sin una identificación como “adicto” a la celeste. En el presente informe quisimos recoger los testimonios de quienes han llegado a viajar en algunos casos miles de kilómetros para estar junto a la celeste.
Todos coinciden: se trata de una experiencia inolvidable que justifica cualquier esfuerzo y cualquier “locura” que se intente para vivirla.
Ayer en Salto a la hora del debut de Uruguay en el Campeonato Mundial de Brasil 2014 “no volaba una mosca”, el centro de la ciudad insólitamente vacío y la enorme mayoría de los salteños en sus propios hogares observando la pantalla, aunque también hubo lugares públicos o reservados, como restaurantes y similares que habían invitado a observar el encuentro allí que se vieron concurridos.
Seguramente si la celeste continúa avanzando en el torneo asistiremos a otras jornadas similares, porque ningún otro deporte es capaz de mover tanto y a tanta gente como el fútbol y la selección uruguaya en particular.
Sebastián Goncalvez Da Trindade rememoró los más de treinta días que vivió en Sudáfrica 2010
Sebastián Goncalvez Da Trindade (37) es un salteño de espíritu futbolero – se desempeña en el ámbito financiero – y tiene el privilegio de tener amistad con algunos jugadores de la Selección Uruguaya, tales como Diego Forlán y Godín y presenció todos los partidos en el pasado Mundial en Sudáfrica 2010.
En el momento en que conversamos con él estaba a pocas horas de viajar para Río de Janeiro para ser testigo ocular de la presente celebración futbolística mundial.
Si bien intentó revivir esos momentos de emoción, sostiene que lo que se siente de estar en un evento de esta talla es difícil de explicar en forma literal… verdaderamente intransferible.
LLEGANDO EN UN CHARTER A CIUDAD DEL CABO…
-¿En qué momento tomó la decisión de viajar?
– “Recuerdo que viajé un lunes… cuatro días antes de que el equipo uruguayo debutara… lo decidí sobre la fecha.
Tuve la oportunidad de estar desde el primer partido hasta el último, estuve durante 36 noches en Sudáfrica”.
Viajó con un amigo, Marcelo “ El Pajaro” Singer – fotógrafo profesional – desde Montevideo en un charter, que salía para ver los tres primeros partidos de la serie de Uruguay.
Luego del partido de México se volvía el charter…llegamos a Ciudad del Cabo.
Saqué el pasaje incluidas cuatro noches de hotel en aquella ciudad y no había hecho ninguna reservación más.
Al llegar con su amigo alquilaron un auto e hicieron todo el resto del recorrido vía terrestre.
Con Diego Forlán y Godín mantiene una amistad de casi una década y con algunos otros de la selección.
Reconoce que Ciudad del Cabo es espectacular, pasaron luego por el lugar donde concentraba la selección uruguaya y siguieron viaje para otras sedes.
COMPARTIENDO LAS CENAS CON LA SELECCIÓN DESPUÉS DE LOS PARTIDOS
“Lo bueno era compartir las cenas después de los partidos con los jugadores, sus familias y también sus amigos.
Uruguay llegaba el día anterior a la sede, antes de los partidos y se quedaba la noche en dicha ciudad, luego se iba a la concentración”.
Se les armaba un banquete en una sala especial para recibir a los familiares.
Para Sebastián escuchar las estrofas de nuestro himno, el ver entrar al estadio la selección uruguaya, el entorno fueron vivencias que las va a llevar consigo por siempre.
En esa oportunidad las ciudades en Sudáfrica estaban ornamentadas para la ocasión y las vuvucelas se hacían sentir casi en forma permanente, lo que le dio una impronta única.
EN EL AEROPUERTO DE GUARULHOS HACE UNOS DÍAS.”NO VI AMBIENTE DE MUNDIAL”
“Me llamó la atención cuando recientemente – estuve en el Aeropuerto de Guarulhos y no vi un solo cartel ni bandera… no se notaba un ambiente de mundial “ – señaló el entrevistado.
Volviendo a Sudáfrica… cuando Sebastián veía por internet los festejos en nuestro país sentía reminiscencias, si bien tenía la oportunidad única de vivir esa felicidad de primera mano.
-Recordando aquel partido memorable de Uruguay –Ghana.. ¿Cómo fue vivirlo desde la cancha?
-“Impresionante… increíble… no lo podemos poner en palabras… el haber llegado nuestra selección hasta allí ya era una misión cumplida… a Uruguay siempre hay que tenerle fe”.
Como dato curioso, en el partido contra Ghana habían 90.000 personas, de las cuales solamente 500 personas eran uruguayas.
Con respecto a la personalidad de los jugadores – que solemos idealizar a través de la imagen de los medios – Goncalvez Da Trindade los describe como” personas que saben lo que tienen que hacer, que saben cuidarse tanto dentro como fuera de la cancha, por eso en estas oportunidades Tabárez prácticamente ni los concentró, sino que los envió junto a su familia… es algo muy bueno que hizo con la selección, ir directo al entrenamiento.
Saben que todo el pueblo está con ellos”.
“Una experiencia inolvidable”, Álvaro Compá
Fue al mundial de Alemania en 2006, a Sudáfrica en 2010 donde compartió hotel con la selección y ahora va a Brasil
Ir a ver un partido de fútbol con una barra de amigos es lo mejor que hay, y más aún si con esa misma barra, ¡se va a ver un partido de fútbol al mundial! Y si además como si eso fuera poco, ¿sin saberlo se hospedan en el mismo hotel en que se queda la selección de su país?
¿Y si su cuadro de fútbol da una gran sorpresa y gana partidos claves de una manera increíble y llegan a cuartos de final?
Usted puede pensar lo mismo que los protagonistas de esta historia: “ni planificándolo hubiera salido todo tan bien”.
Exactamente esas fueron las palabras que usó Álvaro Compá, uno de los amigos de esa barra que fue a ver el Mundial de Fútbol a Sudáfrica en el año 2010 y narró a EL PUEBLO, la epopeya vivida con la selección uruguaya.
Pero Compá es ya un avezado si de mundiales se trata, con el mismo grupo de amigos fue al Mundial de Alemania en el 2006, a Sudáfrica en el 2010 y tiene previsto ir a ver Uruguay en los últimos dos partidos de la primera fase en Brasil 2014.
UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE
“Fue una experiencia inolvidable, recomendada, porque el entorno de un mundial es único. Todos los que vamos a ver el mundial lo tomamos más como un espectáculo teatral que deportivo, porque es otro el clima y el entorno que se vive. Todo se lo toma como un espectáculo, no hay tanto fanatismo, sino una mezcla de distintas culturas”.
“Somos tres amigos que vamos siempre a todos los mundiales que podemos. Ahora para Brasil nos vamos el martes de noche, no vamos a poder estar para el primer partido de Uruguay contra Costa Rica pero sí vamos a ver los otros dos partidos de la primera fase. El tema de las entradas estuvo complicado, pero por suerte pudimos conseguir para esos dos partidos”.
TODOS LOS MUNDIALES SON DIFERENTES
“Los mundiales anteriores fueron diferentes entre sí. En Alemania era la primera vez que íbamos y fue todo muy novedoso, impactante, sobre todo a los que nos gusta el fútbol, pero además estaba todo el tema de la cultura europea es muy linda para ver. En el caso de Sudáfrica, fue diferente en el sentido que no había tantos adelantos como en Europa, pero sí impacta la belleza natural de ese país. Pero sobre todo no nos vamos a olvidar nunca de ese mundial por lo que significó para Uruguay, con una gestión histórica”.
TE IDENTIFICÁS CON TODO LO URUGUAYO
“En Sudáfrica vimos todos los partidos, desde el tercer partido de la serie contra México hasta la semifinal contra Alemania. Pero ahí yo me tuve que venir porque asumíamos en el gobierno departamental y no pude ver el último partido de Uruguay allí.
Lo que vivís en un mundial, son cosas que te quedan para el resto de la vida, te acordás de tu familia, de tus amigos, te identificás con lo uruguayo y te resurge desde tan lejos todo lo que es tu país, que te deja la piel de gallina. Las sensaciones que vivimos fueron únicas”.
EN EL MISMO HOTEL QUE LA SELECCIÓN
“De Sudáfrica tenemos la anécdota que no encontrábamos hotel, anduvimos buscando por varios lugares y no encontrábamos nada y cuando llegamos a uno, justo ahí dio la casualidad que estaba hospedada la selección de Uruguay y nos quedamos ahí. Subíamos el ascensor y bajábamos con los jugadores de Uruguay. Es algo que ni planificando te sale tan bien. Fue una experiencia única”.
“En Sudáfrica éramos pocos los uruguayos, y andábamos todos medio juntos. Ahora en Brasil va a ser diferente, van muchos uruguayos, yo todos los días me entero de salteños que van a ir a Brasil y ahí sí vamos a ser un montón.
Yo mientras pueda y me de la salud voy a seguir yendo porque me encantan los mundiales”.
El BPS ambientó de celeste sus oficinas
“Con motivo de la participación de la selección uruguaya en el Mundial 2014 invitamos a decorar las oficinas con motivos celestes, en apoyo a nuestro equipo, durante su participación en esta competencia deportiva.
¡Desde el BPS compartimos el espíritu celeste y clima de unidad y alegría!». Ese fue el comunicado que recibieron las oficinas locales y rápidamente se pusieron manos a la obra a decorar todo con los motivos de nuestra selección. Cristina y Graciela – funcionarias de dicha entidad pública – nos revelaron detalles con mucho entusiasmo.
“Recibimos el apoyo de la institución y entre los compañeros hicimos una colecta para todos los adornos.
Seguimos atendiendo al público pero contamos con televisores para seguir de cerca el Mundial” – comentaron las funcionarias.
Generalmente se da que en las horas que juega el equipo uruguayo, la asistencia de clientes es mínima, a no ser que se trate de un trámite urgente, de todos modos la atención al público no se corta.
Cabe destacar que los gastos de la decoración corre por cuenta de cada uno de los funcionarios del BPS por lo tanto no se extrae ningún dinero de la organización.
Tanto Cristina como Graciela ven esta nueva etapa del Mundial 2015 con mucho optimismo para nuestra selección.
Ciertamente desde hace ya un tiempo el Banco de Previsión Social viene apoyando distintas actividades tales como el Día de la Alimentación Saludable, a las políticas de protección a los adultos mayores, a las jornadas que tratan las temáticas como el Alzheimer, Síndrome de Down y también otros eventos como éste que estamos viviendo, que nos identifica como comunidad.
Rodrigo Rivas va a Brasil “con una fe bárbara” puesta en Uruguay
Con una buena organización durante cuatro años se puede ir a un Mundial, «no hay que disponer de mucho dinero»
Cada vez son más los salteños que se contagian con la fiebre futbolística y se animan a seguir a la selección por las distintas sedes mundialistas.

La sola idea de ir a un mundial de fútbol ya no parece una utopía, la aldea global cada vez se hace más chica y las facilidades en el transporte y la comunicación, permiten a muchos salteños concretar su sueño de estar en el mundial, hacer dobletes y continuar disfrutando de un espectáculo que quienes han tenido la dicha de disfrutarlo aseguran que es “inolvidable”.
LOS COSTOS QUE IMPLICA
Rodrigo Rivas, es otro de los salteños que este año concreta su tercer viaje mundialista. Logró salir sorteado en la página oficial de la FIFA y pudo comprar sus entradas al precio oficial. Para la primera fase pagó noventa dólares y en los octavos de final ciento treinta y cinco dólares.
Sin embargo aseguró que más allá de algunos costos básicos no se requiere tanto dinero para concretar un viaje a un mundial de fútbol.
“Todo el que tiene la posibilidad de ir a un mundial que vaya, que no se imagine que hay que disponer de mucho dinero. Uno puede ir organizándose con tiempo, es algo que se da cada cuatro años y es un espectáculo en si mismo único. Además ver a Uruguay en un mundial no tiene precio. Yo siempre digo que el mundial pasado me lo pagó Uruguay con lo que nos hizo vivir y sentir, fue increíble y eso no me lo olvido nunca más”, comentó Rivas.
SU RESEÑA EN LOS MUNDIALES
“Este es el tercer mundial al que vamos, (refiriéndose a él, Alvaro Compá y Pablo Chapuis), antes habíamos ido a Alemania aunque Uruguay no jugaba, después fuimos a Sudáfrica y ahora vamos a Brasil a ver los dos últimos partidos de la primera fase de Uruguay porque por motivos laborales no podemos quedarnos más tiempo.
En Alemania lo vivimos como espectadores porque Uruguay no jugaba, pero igualmente fue algo espectacular. En Sudáfrica, la campaña que hizo Uruguay fue increíble y eso marcó la diferencia, lo que vivimos no lo voy a olvidar nunca. Ojalá que todos los mundiales fueran así”, vaticinó.
“HAY QUE PERDER EL MIEDO A ESO DEL NO CONOZCO”
“Con Álvaro y Pablo somos apasionados por el fútbol, pero además nos gusta recorrer los lugares a donde vamos. En Alemania agarramos una época en que Europa estaba mucho más cara de lo que está ahora; Sudáfrica en cambio es un país que se puede visitar sin hacer grandes esfuerzos económicos, se puede ir a comer a un buen restaurante pagando lo mismo que se paga acá. Además nosotros hacemos un turismo en que le buscamos la vuelta. La base nuestra es un buen auto porque viajamos mucho, en Europa por ejemplo recorrimos diez mil kilómetros y en Sudáfrica seguíamos a Uruguay a donde jugara y así íbamos de ciudad en ciudad. Por eso no contratamos hoteles, estamos unos días en un hotel y después vamos a otro lugar. Hoy con el GPS, que es un gran invento, no tenés problema, es como tener un locatario con vos. Después los mismos viajes te van enseñando como manejarte. Lo que hay que hacer es perderle el miedo a eso del no conozco. Siempre se cometen errores, te perdés, no parás en los mejores lugares, por eso vamos un poco a la deriva y no nos complicamos mucho”, indicó Rivas.
TODAS LAS FICHAS EN URUGUAY
“Yo le tengo una fe bárbara a Uruguay, creo que los grupos marcan la diferencia y nuestra selección tiene un grupo espectacular, todos andan muy bien y tenemos un entrenador que ha diagramado bien los partidos”, afirmó.
Gonzalo Solari, concertista fraybentino radicado en Italia
«Me acercaré a este Mundial nostálgico y desencantado»
Gonzalo Solari es un reconocido concertista de guitarra oriundo de la ciudad de Fray Bentos que se encuentra radicado en Arezzo (Italia) junto a su familia desde hace 30 años y a quien EL PUEBLO le pidió que realizara una reseña de cómo vivirá a la distancia el Mundial de Brasil.
«Empieza el Mundial para Uruguay y se me junta con el último, cuando en un restaurante brasileño de Arezzo me pasé a bodega el encuentro Uruguay- Holanda. Ahí estábamos Graciela, mi compañera de goleadas sufridas y propinadas- Juan Falú y yo entre churrascos chisporroteando en la plancha, feijoada y las rubias cervezas que Brahma -“la cerveja do Brasil”- dejaba caer como un espumoso paracaídas sobre la mesa.
Juan, a los manotazos y mezclando el español rioplatense con un italiano chamboneado, le gritaba a un tanito que se nos había parado adelante: ¡Corréte bambino, corréte! Demás está decir que el niño ante tales embates políglotas, lo miraba inmóvil, con la aplastante indiferencia de una oruga. Esa tarde Juan era más uruguayo que yo.
Argentina había quedado afuera de la troya y ahí, el sobrino de don Eduardo Falú se había vuelto irremediablemente rioplatense. Su tucumanísimo “chango” se había trocado en “gurí” y reflejaba con su actitud lo que en realidad debería ser el destino de nuestra Patria Grande: El sueño de Bolívar, Martí, Artigas, Sandino, Guevara, Tosco, Firmenich, Masetti -el mítico Comandante Segundo- y nuestro olvidado Bebe Sendic.
Ellos se pusieron la camiseta para jugar un partido en el que la derrota equivalía a la muerte. Y echaron para adelante como se debe echar: con huevos, corazón e inteligencia, mal que les pese a los cipayos de turno con vocación de felpudos coloniales. Ellos viven clandestinos para siempre en la memoria de sus pueblos.
Llevo más de treinta años en Europa pero por debajo del pasaporte italiano y las aduanas de un mundo que se me ha vuelto estrecho, late aquel otro de duras tapas azules. El patrioterismo del fútbol no es harina de mi costal. Si yo fuera Presidente de Brasil me daría vergüenza prestarme para organizar este banquete inmoral. En cambio soy un músico incapaz de detener esta orgía. Si puedo y no tengo nada más importante que hacer, miraré los partidos en los que juega Uruguay.
No me puedo desmentir. Vengo de una familia de deportistas.
Mi viejo, le puso la tapa a la marca nacional de ‘salto alto’ siendo muy joven, allá en el Uruguay de los años cuarenta. El Club Estocolmo de Montevideo lo arrancó de aquel puñado de casas chatas que era el Fray Bentos de la década del cuarenta para catapultarlo a la Selección Uruguaya que, en Buenos Aires, conquistó el Campeonato Sudamericano de Atletismo.
Junto al nombre de mi padre, el atletismo vernáculo también metía pechera con Walter Pérez, Sapelli y, más tarde, con el duraznense Hércules Azcune que le batió la marca a mi viejo. También fue un recordado golero de la Institución Atlética 18 de Julio de Fray Bentos, la azulgrana de Orlando (Torres), su gran Capitán.
Yo jugué al fútbol durante muchos años y no faltan los amigos que en cada reencuentro me repiten un piropo con visos de insulto: Che, loco, vos sos un concertista famoso y pensar que con las tabas eras un crack, mucho mejor que con los dedos!
También fui campeón estudiantil de ‘salto alto’ en los torneos que organizaba la Plaza de Deportes de Fray Bentos y durante tres años hice saltar y me hicieron saltar los chocolates practicando boxeo en los andurriales de Fray Bentos, donde Chiquito Aquino nos gritaba desde el rincón, áperca gurí, metéle áperca gurí!
Nos dimos cada biaba que seguramente Luisito Pintos, el hijo de aquel recordado enfermero del hospital de Fray Bentos, recordará mejor que yo.
Por todo esto y mucho más, siempre y cuando pueda, miraré los partidos en los que juega Uruguay.
Esta vez, quizá, con mayor interés que otras pues juega Gastón Ramírez, un pibe que lleva pintado en los ojos el mismo cielo que yo. Claro, ya no puedo blandir el escudo de la ignorancia y la ingenuidad y entonces me acercaré a este Mundial, nostálgico y desencantado, como aquella lejana noche fraybentina en la que puse el pastito y los zapatos sabiendo que los Reyes Magos eran mis viejos”.
(Foto copyrigth Chiara Menicalli)