Sucedió el lunes último a primera hora de la tarde. “Los niños iban “allí”, dice Héctor Daniel Pintos, señalando un punto cercano al predio donde se desarrolló el episodio.
En eso sentimos los ladridos de los perros y yo que estaba por almorzar salí y vi que una jauría atacaba los caballos y una burrita que está en el campo. Como ésta es más lenta y pesada la habían separado y la atacaban entre varios perros.
Ya la habían volteado y la estaban destrozando cuando yo me acerqué a rescatar el animal. Llevaba algunas piedras en las manos y efectivamente, dos de los perros más grandes, cuando vieron que yo iba se encresparon, no querían soltar a la burra y se disponían a atacarme, tuve que apedrearlos para que se fueran, agrega.
La burra, un animal que está depositado en el lugar por su dueño, no es mía, aclara Pintos, quedó a la miseria. Fíjese que hace dos días y tiene la boca tan destrozada por dentro que no come, seguramente se va a morir…
La cuestión es que tengo el convencimiento que fue adrede. La jauría, era de no menos de 15 perros y algunas personas habían pasado adelante, hacia el monte.
Cuando me vieron que salí de casa, dispararon hacia el camino que da para el cementerio de barrio Artigas. Yo llamé al BEPRA, que andaba lejos del lugar en esos momentos y por lo tanto ellos pidieron a la seccional sexta, pero nunca llegaron.
Cuando el BEPRA vino, con dos patrullas, una por el lado del cementerio y otra desde la ruta 31, no encontraron nada.
Mi mayor temor es la posibilidad de que una jauría de este tipo pueda atacar a los niños que son los que siempre andan con los caballos y la burrita, señaló Pintos.
Si bien la denuncia no fue escrita, porque no me han traído nada para firmar, queremos que se haga lo posible por identificar a los dueños de estas jaurías porque se vuelven muy peligrosas, señaló el encargado de la chacra de ruta 31, km 6, donde se produjo el ataque de la jauría.
Sucedió el lunes último a primera hora de la tarde. “Los niños iban “allí”, dice Héctor Daniel Pintos, señalando un punto cercano al predio donde se desarrolló el episodio.
En eso sentimos los ladridos de los perros y yo que estaba por almorzar salí y vi que una jauría atacaba los caballos y una burrita que está en el campo. Como ésta es más lenta y pesada la habían separado y la atacaban entre varios perros.
Ya la habían volteado y la estaban destrozando cuando yo me acerqué a rescatar el animal. Llevaba algunas piedras en las manos y efectivamente, dos de los perros más grandes, cuando vieron que yo iba se encresparon, no querían soltar a la burra y se disponían a atacarme, tuve que apedrearlos para que se fueran, agrega.
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La burra, un animal que está depositado en el lugar por su dueño, no es mía, aclara Pintos, quedó a la miseria. Fíjese que hace dos días y tiene la boca tan destrozada por dentro que no come, seguramente se va a morir…
La cuestión es que tengo el convencimiento que fue adrede. La jauría, era de no menos de 15 perros y algunas personas habían pasado adelante, hacia el monte.
Cuando me vieron que salí de casa, dispararon hacia el camino que da para el cementerio de barrio Artigas. Yo llamé al BEPRA, que andaba lejos del lugar en esos momentos y por lo tanto ellos pidieron a la seccional sexta, pero nunca llegaron.
Cuando el BEPRA vino, con dos patrullas, una por el lado del cementerio y otra desde la ruta 31, no encontraron nada.
Mi mayor temor es la posibilidad de que una jauría de este tipo pueda atacar a los niños que son los que siempre andan con los caballos y la burrita, señaló Pintos.
Si bien la denuncia no fue escrita, porque no me han traído nada para firmar, queremos que se haga lo posible por identificar a los dueños de estas jaurías porque se vuelven muy peligrosas, señaló el encargado de la chacra de ruta 31, km 6, donde se produjo el ataque de la jauría.