Ayer se comunicaba una abuela muy angustiada: «Mi nieta está en segundo año de la escuela y siempre fue muy aplicada, pero ahora no logra adaptarse a esto de las clases por zoom, hasta se pone a llorar cada vez que llega la hora de estas clases, dice que no entiende. Yo me he sentado con ella al lado para tratar de ayudarla, pero para mí es difícil, y cuando queremos preguntar algo no falta que se corta la señal o se termina el tiempo de sesión», nos contaba.
Sin apartarnos demasiado del tema, alguien que sobre fines de 2019 refaccionó una casa céntrica y la adaptó como residencia de estudiantes de nivel terciario, por obvias razones ansía el retorno de las clases presenciales. En fin, las distintas caras de la pandemia.
«Si ustedes en la ciudad se sorprenden porque está falleciendo gente cercana y conocida, imagínense nosotros en un pueblo, donde todos somos vecinos de todos», esto comentaba un hombre de Villa Constitución, aunque se refería a una seguidilla de muertes que se ha dado estos días en Pueblo Lavalleja.
Continúa la polémica por las tarifas de los taxis. Un joven estaba muy enojado ayer porque entendía que era “un disparate” lo que se le cobró desde Blandengues y Batlle hasta Plaza Artigas. Normativa hay, ¿se controla que se cumpla?