La democracia debe ser defendida, no sólo declamada. Cuando se promueven dudas, se exhorta a desconocer la voluntad popular, se está apostando a otra cosa. El radicalismo se cree dueño del poder y por lo tanto no le importa lo que el pueblo (o su mayoría al menos), pueda pensar o expresar. En su concepto se hará lo que el radicalismo imponga.
Nada más equivocado. El pueblo brasileño está llamado a demostrarlo. Es más el actual presidente brasileño fue mantenido tres años encarcelado. Y el hecho de que todas las encuestas lo dieran como el favorito del pueblo, para ser el próximo presidente brasileño, despertaba suspicacias.
Que se equivocó Lula al recibir un “obsequio” de una de las empresas investigadas luego por corrupción, no hay duda, pero en algunos casos esto se investiga como un “error” y no como un hecho de corrupción. Todo depende de la forma en que se haya efectuado y de las consecuencias que haya tenido.
Así lo entendió luego la ciudadanía brasileña que pese a todas estas artimañas de quienes gobernaban en ese entonces, entendió otra cosa y supo poner las cosas en su lugar.
El radicalismo llegó a un punto sin parangón, cuando se mantuvo frente a los cuarteles militares “exigiendo” a estos que asestaran un golpe de estado para desconocer el triunfo de Lula da Silva. Ahora se llegó al colmo de destrozar varias sedes de instituciones democráticas.
Se dice que el domingo último, en horas previas a los terribles hechos llegaron 40 ómnibus a Brasilia, trayendo gente que posteriormente participaría en este intento de golpe. ¿Quién financió estos viajes?
Todo muy lamentable. Se explica por la división actual que sufren las ciudadanías de estos países. Nadie, ni nada nos apartará del concepto democrático, Brasil, siguiendo los malos ejemplos de otros países, cayó en esta crisis lamentable, que por otra parte no debe quedar impune.
Pero es la hora de Lula. Según lo que haga, puede capitalizar a su favor esta crisis o profundizar una brecha que sólo le serviría un tiempo más. Nos explicamos “decapitar”, políticamente hablando a todos los que han participado de esta asonada, sólo convertirá a estos en héroes y ante el primer yerro del actual gobierno, volverán a plantear sus postulados.
En cambio si se aprovecha para mostrar la imposición de la violencia que buscan los seguidores de esta ideología, se estará captando a todo aquel que votó o se dejó “convencer”, creyendo que se seguirían otros caminos, dentro de la ley y la democracia.
A.R.D.
