El Día de la Madre quedó atrás, con su clásica movida comercial, las vidrieras decoradas y los mensajes emotivos por todos lados. Fue una fecha que, como cada año, reactivó por unos días el consumo en medio de un panorama económico que sigue siendo desafiante para muchas familias. Sin embargo, esa efervescencia ya pasó, y ahora tanto trabajadores como comerciantes comienzan a mirar hacia el próximo hito del calendario económico: el aguinaldo.
El medio aguinaldo, que se paga tradicionalmente a fines de junio, genera cada año una dosis de expectativa importante. Para muchos trabajadores representa un alivio económico, una posibilidad de ponerse al día con cuentas pendientes o darse un gusto postergado. En tiempos en los que cada peso cuenta, ese ingreso extra es recibido con ansias, y muchas veces ya está comprometido antes de llegar.
En paralelo, el comercio también espera con impaciencia ese momento. No solo por la inyección de dinero que supone para el consumo general, sino también porque coincide con el ingreso pleno al invierno. Con el frío que se empieza a sentir con más fuerza, los comerciantes esperan poder reactivar la venta de ropa de abrigo, calzado adecuado, frazadas, estufas y otros artículos propios de la estación.
Así, entre el cobro del aguinaldo y la llegada definitiva del frío, se abre una nueva ventana de posibilidades para la actividad comercial. Todos cruzan los dedos para que, al menos por un tiempo, el clima y la economía se alineen.