Un lector que acostumbra a salir a caminar por las mañanas, muy temprano, siempre se sorprende -nos comentaba- cada vez que un sábado o domingo pasa por las plazoletas de la zona portuaria. «¿Quieren saber si la juventud consume mucho alcohol?, pasen y vean», decía. Se refería a la cantidad de botellas de vidrio, cajas de vino, vasos y demás que amanecen desparramados por el suelo.
Una persona que observó días pasados el sufrimiento de un caballo al tirar un carro cargado de escombros, en la subida de Rivera al 1400, nos planteaba ayer que «urgente hay que hacer algo con esto». Entiende ella que debería de una vez por todas «reglamentarse» el tan controversial tema de la tracción a sangre. Pero, como se dice popularmente: ¿quién le pone el cascabel al gato?
La ropa no solo más liviana sino también de variados colores es la que prefiere la gente cuando entramos en primavera. Así nos decía ayer la vendedora de una tienda, que afirmaba que todos los años, «llega setiembre y la gente pide ropa de más colores». Es una forma de acompañar la transformación de la naturaleza, el renacer de las flores…
Pero lo que ha cambiado mucho últimamente, nos decía, es que «antes eran más las mujeres, ahora son muchos hombres que también piden camisas estampadas, o con colores como rosado, violeta, amarilllo…».
