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Ni ciegos ni desmemoriados

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«En mi país qué tristeza
la pobreza y el rencor…
Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del

tiempo otro tiempo…»
Alfredo Zitarrosa

Aquellos lectores que con cierta frecuencia leen esta columna de lunes, habrán advertido que en reiteradas ocasiones hemos escrito que los fanatismos son muy malos, porque principalmente generan dos cosas: nos ponen una venda en los ojos, es decir no vemos las cosas, al menos con la debida claridad, justamente por estar enceguecidos dentro de ese fanatismo, y por otro lado parece que nos hicieran perder la memoria, criticamos cosas que antes aplaudíamos o viceversa. Lo planteábamos incluso, sin ir más lejos, cuando el pasado lunes nos ocupábamos de analizar los conflictos que atraviesa Cuba.
Hoy tocaremos dos o tres temas, en los que también nos parece fundamental poder hacer razonamientos lo más alejados posible de algún tipo de fanatismo.
Al Uruguay actualmente lo gobierna una coalición, llamémosle «de derecha», y venimos de quince años de gobierno de otra coalición, llamémosle «de izquierda». Pero tenemos que despojarnos un momento de cuál es nuestra inclinación en ese sentido para ver mejor las cosas.
Primer tema, como para iniciar una reflexión en la que se irán encadenando otros: el reciente aumento que se anunció para jubilados y pensionistas. Estamos hablando de $ 250 (doscientos cincuenta pesos uruguayos). Nuestra opinión, es que se trata de un aumento miserable. Jubilados y pensionistas de este país están pasando muy mal, realmente muy mal, y ¿le vamos a dar un aumento de 250 pesos? Ahora, no puede nadie olvidarse que en gobiernos anteriores, los jubilados y pensionistas también estaban muy mal, realmente muy mal. Y cualquiera puede recordar aumentos anunciados por Danilo Astori (en ese momento Ministro de Economía y Finanzas) de 200 pesos, como en el año 2016. Y recordamos haberlo criticado muy duramente; pues ahora hacemos lo mismo. Una persona comentaba ayer: «aquello de Astori fue peor, porque el país estaba bien económicamente y no había pandemia…». Bien, puede ser, pero nuestra opinión es que tanto aquello que se hacía con los jubilados como esto de ahora, es malo. Lo reconoce el propio Ministro Pablo Mieres: «es poco, pero es una señal», dijo.

¿Señal de qué, Sr. Ministro? ¿Los jubilados pagan alquiler, agua, luz, remedios, con señales? No, con plata pagan. Hay que otorgarles aumentos dignos entonces, no señales.

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Marcha por la Vida - Viernes 28 de marzo, 19:15hs

Días pasados leíamos un informe del CERES (Centro de Estudios de Realidad Económica y Social), que dice que en el Uruguay «se retomó el crecimiento económico en casi todos los sectores de actividad, se retoma la senda del crecimiento luego de algunos meses de dificultades, registrando en julio un incremento del 0,9%». A su vez señala que ese aumento «es generalizado», lo cual «es consistente con una notoria mejora en el panorama sanitario», y agrega que «si bien aún falta para recuperar los niveles de actividad pre-pandemia, que no eran buenos ciertamente, la evolución de los índices son consistentes». Una vez leído esto, nos alegramos, pero también surgen preguntas como estas: ¿Cuándo vamos a notar este crecimiento los ciudadanos de a pie, cuándo lo van a notar los que más lo precisan como los jubilados que ganan 15.000 o 16.000 pesos al mes? No desconocemos que es importante, a ciertos niveles, manejar esas teoría que hablan de índices, de porcentajes, de recuperación, etc., etc., pero ¿y en la práctica cómo se ve reflejado eso? ¿En 250 pesos de aumento para un jubilado? Suben los combustibles (¡otra vez!), la UTE, la OSE, ANTEL, la carne, todo lo que usted va a comprar al almacén… ¿Y los sueldos? ¿Nada?

O sea, quienes estaban pasando mal y votaron a este gobierno «de derecha» con la esperanza de un cambio, ¿tienen que resignarse a seguir esperando? Porque seguro se dirá que todo es lento, que es un proceso, etc. etc. Pero ¿cuánto hay que esperar? ¿Quince años otra vez? ¿O ya podemos reconocer de una vez por todas que todos son iguales? ¿Vendrá en verdad en algún momento desde el fondo del tiempo otro tiempo y el sol brillará?

Ahora, hablando de precios, también debemos decir otra cosa. El precio del gas no aumentó, y la garrafa de 13 quilos no pasó a costar 1.400 pesos como dijeron una y mil veces, como repitieron hasta el hartazgo algunos. No, no subió. Entonces, critiquemos lo que tenemos como seguro, y dejemos ya de inventar cosas para criticar. Claro, los que inventan esas cosas, y «meten miedo», y hasta enferman a la gente con tanto veneno, son fanáticos políticamente, por eso decíamos, que a estas cosas hay que analizarlas con frialdad y sin fanatismos. Por supuesto que cuesta a veces la frialdad, porque ¿a quién no le hierve la sangre con un aumento de 250 pesos a un jubilado, o con ver que nadie nunca propone con fuerza cosas tales como –por ejemplo- tener menos diputados, menos senadores y con sueldos más bajos? Nadie lo hace. Y tuvimos gobiernos frenteamplistas con mayorías en el Parlamento, a los que ni se les pasó por la cabeza hacerlo; y quienes están hoy con mayorías, tampoco lo van a hacer. O cuando uno escucha decir: «che, pero qué barbaridad la Caja Militar, es un disparate, los militares jubilados con altos cargos es una barbaridad el dineral que cobran». ¿Y por qué el Frente Amplio no lo modificó a eso en quince años consecutivos de gobierno? Ojalá estos gobernantes de ahora hicieran algo que se ajuste un poco más a la realidad, pero tampoco lo van a hacer. Delo por hecho.

Así que, ni ceguera ni desmemoria, estimados lectores. Son cosas que estaba mal antes y sigue estando mal ahora.

Pero, otra vez, «como te digo una cosa te digo la otra». No es como se dice – o como dicen algunos- que el Presidente Lacalle Pou se aumentó el sueldo en más de 100.000 pesos. No es difícil entender que el sueldo del Presidente de la República es fijado -para todo el período- por la Asamblea General anterior, en este caso una con amplia mayoría del Frente Amplio. Lo que sí pasó fue que por un error, este Presidente no había sido incluido (en un ítem de la Rendición de Cuentas) en ese pequeño grupo de funcionarios del gobierno que por ley recibirían un aumento, entonces lo recibió sí, pero ya a partir del año que viene este Presidente tendrá, como tuvieron Sanguinetti, Vázquez, Mujica, el mismo aumento que tienen todos los funcionarios públicos.

Lo que pasa es que uno escucha tantas cosas, a veces solo con mala intención política, que la gente se confunde. Y a veces cuando no hay qué criticar (como si no hubiera: sueldos congelados, 250 de aumento a jubilados, OSE y UTE caras), pero bueno, como si no hubiera qué criticar, la oposición parece que cada tanto le pegara un grito a Mujica y le pidiera que diga algo como para agitar. Y entonces ahí reaparece Mujica desde su chacra y dice cosas tales como «este muchachito Lacalle Pou es un crack en el trabajo del marketing». ¿Mujica hablando de marketing, cuando él siempre posó falsamente de pobre ante el mundo? ¿Mujica hablando de marketing cuando él anduvo desesperado en su momento atrás de un Premio Nobel de la Paz después de haber sido un guerrillero? Ah, pero claro, era «un guerrillero liberador» se decía. No señores, era un guerrillero; punto. Lo demás es marketing, eso justamente que ahora critica.
Entonces, estimados lectores, duele mucho ver que en este «bendito país», dijera Sánchez Padilla, los gobiernos se suceden y los que más necesitan no ven mejorías. Los jubilados y los pensionistas son un ejemplo muy claro. Duele ver que nos dividamos tanto por política en vez de unirnos en estos reclamos, pero una vez más lo decimos: tenemos que unirnos sin fanatismos que nos enceguezcan, y sin fanatismos que no nos dejen ver el pasado.

Contratapa por Jorge Pignataro

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