La denominada “rendición” o la información que cada gobierno ha decidido hacer ante la ciudadanía cada primero de marzo, o sea una vez transcurrido un nuevo año de gobierno , es a nuestro entender una sana costumbre.
Una cuestión que debiera ser reglamentada y establecida, no como obligatoria, pero sí como un buen hábito ante quienes han votado un gobierno.
La cuestión es ubicar debidamente estas “evaluaciones” como lo que son. Nos explicamos una evaluación hecha por quien o quienes la han impulsado, puede ser muy valiosa, siempre y cuando sea despojada de todo interés político partidario.
A la prueba está que nunca hemos tenido conocimiento de que una evaluación de este tipo haya sido hecha por un tribunal independiente, ajeno a uno de los sectores interesados y por lo tanto siempre nos hemos encontrado con que no es más que una declaración.
Una evaluación en la que constan las cosas que he hecho bien, pero no las que no he hecho o hice mal. Debería entenderse que el único juez en esto es el ciudadano y por lo tanto no se trata de batirme el parche de lo que he hecho, sino que junto a esto, debo confesarle lo que todavía no he podido hacer.
Entendemos que todo gobierno tiene sus aciertos y sus errores. Algunos de estos perfectamente evitables, pero más allá de “contaminarse” de viejos errores, el desafío está en ser honestos.
Se afirma que el actual gobierno ha sido transparente y ha cumplido con lo que prometió y no tenemos dudas que así haya sido, pero también hay cosas que seguramente han quedado por el camino y en una evaluación honesta y transparente debieran ser reconocidas.
No nos duelen prendas en reconocer que Uruguay, tiene un sistema que hasta el momento ha privilegiado el voto ciudadano a punto tal que la investidura presidencial se considera poco menos que sagrada.
La cosa está en la formación del ciudadano. Los uruguayos hemos sido deformados, bombardeados con informaciones difíciles de probar y sobre todo, con verdades a medias que luego se terminan probando que en realidad no eran lo que se dijo en su momento.
De todas formas, entendemos que las evaluaciones son una buena costumbre, con sus defectos y sus errores, pero beneficiosas al fin y por esto pretendemos que también a nivel departamental fueran instauradas.
A.R.D.
Una sana costumbre que hay que saber poner en su lugar
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/wgv0
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/wgv0