El tránsito vehicular es uno de los desafíos más importantes que tiene cualquier sociedad. En la calle es donde se ve y se conocen los ciudadanos. Desde los respetuosos, educados, que conocen y respetan todas las normas de tránsito, hasta los que parecen “divertirse”, violando todas las normas y haciendo caso omiso de las disposiciones.
Es además en el tránsito donde se ve la iracundia de la gente, las personas mal educadas, las malhumoradas, las que no toleran nada y las atolondradas que “tienen” que pasar primero sí, o si.
Sin lugar a dudas que en este sentido, la educación y la represión son fundamentales. Ningún infractor debiera quedar al menos sin ser advertido de sus infracciones, porque en caso contrario será alentado a seguir por este camino.
En materia de educación basta saber lo que se hace para entender que no hay omisión en esta tarea. No es que los infractores, al menos en su gran mayoría ignoren las disposiciones y ordenanzas en materia de tránsito, sino que las violan olímpicamente y se ufanan de ello.
Frente a esta situación quien más desprotegido se halla es el conductor responsable, prudente y respetuoso, porque en caso de accidente (en este caso “siniestro” sin duda), difícilmente pueda probar que obró con prudencia frente a la imprudencia de la otra parte.
No tenemos dudas que se hace lo que se puede, pero quien conduce tanto en la ciudad como en la ruta sabe que existen permanentes violaciones a las normas de tránsito. Una de las más elementales, es el hecho del adelantamiento de un vehículo a otro.
Está prohibido hacerlo por la derecha o en las esquinas y a diario vemos que es una de las infracciones más comunes. Ni que hablar de la prohibición de hablar por celular o tomar mate mientras se maneja…
En la ruta ni que hablar de quienes circulan por las banquinas, vale decir por la derecha de quien lo hace reglamentariamente y desconoce o ignora totalmente que por allí está prohibido circular.
Dicho sea de paso, entre la ciudad y Termas del Daymán, no hemos hallado ningún cartel que así lo establezca, ni hemos visto jamás que la Policía Caminera detenga y advierta al menos a quien circula por allí. Menos aún que se sancione con dureza a los reincidentes que a juzgar por las infracciones son muchos.
En fin, es sólo una muestra nuestro desorden y de lo mucho que hay para hacer si queremos decirnos ordenados.
A.R.D.
Una muestra de nuestro desorden
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