ntre los objetivos que se ha planteado el actual gobierno nacional figura el de hacer realidad el propósito que en algún momento delineó su antecesor, de facilitar el regreso de los compatriotas que se han ido a trabajar al extranjero, y luego se vio prácticamente frustrado.
Nadie puede negar que se trata de una apuesta “fuerte”, en cuanto la repatriación de estos conciudadanos, padres, hijos, hermanos, o sencillamente familiares más lejanos o amigos no es fácil y menos cuando han pasado los años y quienes se fueron han echado raíces en el extranjero.
Es cierto que son contados con los dedos de una mano los uruguayos que se han ido y que no sueñan con la posibilidad de regresar un día al “paisito” para quedarse.
Pero no basta con el voluntarismo. Traerlos nuevamente no significa sólo facilitarles el pasaje de regreso. Supone también ofrecerles las posibilidades que su patria les negó cuando tuvieron que dejar a los suyos e irse.
Y no pensemos que esta situación está superada, porque aún hoy sabemos de gente, sobre todo joven que aspira a irse buscando mejores condiciones de vida, que hoy ya no son fáciles en ninguna parte.
Quizás este elemento sea precisamente el más favorable para trabajar hoy en la repatriación de estos compatriotas, o sea el hecho de que el mundo desarrollado enfrenta las secuelas de una crisis, que felizmente no golpeó con tanta fuerza en el Uruguay.
El crecimiento de la desocupación, tanto en Europa como en los Estados Unidos, determina que las diferencias con las condiciones laborales existentes aquí, al menos ya no sean “abismales”, aunque sigan siendo muy diferentes.
El hecho es que ya no resulta tan fácil conseguir trabajo por aquellas latitudes y sólo quienes de alguna manera se han especializado o conseguido algo estable, están todavía en condiciones muy diferentes a las nuestras.
Pero lo más importante, es la esperanza de que nuestro país ingrese en un camino de recuperación, de afianzamiento de sus posibilidades de desarrollo.
Un país que sea capaz de ofrecer buenas condiciones laborales para todos, los que aquí quedamos y también para intentar el regreso de los que se han ido.
Esto, sin olvidar que seguimos en deuda con ellos, porque negarles la posibilidad de votar, ha sido casi como negarles el derecho al pasaporte.
¡No lo olvidemos!.
Una apuesta fuerte, pero muy loable
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/zwr4
Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/zwr4