EL PUEBLO nos ha enseñado a ser veraces, no neutrales
ante la realidad social
Estimados lectores. 61 años de periodismo serio y responsable, no debería de ser tarea nada difícil para un medio de comunicación que se jacte de profesional.
EL PUEBLO ha sido precisamente eso en el contexto local, lo que le ha permitido erigirse, sin lugar a dudas, en un respaldo fundamental para la ciudadanía, a la hora de buscar la noticia fidedigna, procurando, siempre, anteponer la verdad de los hechos al llamado «grito de la tribuna», con la precisa y medida objetividad posible.
Esto, no significa que no haya sido, y continúe siéndolo, un centinela, en la compleja lucha diaria por informar y, al mismo tiempo, proteger lo que realmente importa, el lector.
En el entendido de que, ser veraz, no es equivalente a ser neutral ante la realidad social, cultural, económica y política de los pueblos, una prensa comprometida con lo suyo, que conlleva el compromiso con lo de los suyos, son el mejor homenaje que puede emitirse al sostén y el porqué de la existencia del medio: la libertad de expresión.
EL PUEBLO fue, es y será, un medio amplio, plural y democrático, por donde han pasado y continúan teniendo su lugar, las voces más diversas de la sociedad salteña, sin caer jamás, en la mísera y mezquina prebenda de la que muchos han hecho culto según los poderosos del momento.
Quienes creemos tener y sentimos ese compromiso con nuestra comunidad y con el país en el que hemos nacido, crecido, formado una familia y cultivado amistades, agradecemos a EL PUEBLO la posibilidad de habernos otorgado el honor de formar parte del plantel de una entidad periodística por la que han pasado valiosos profesionales que, por temor a olvidarnos de algunos de ellos, lo cual sería una inmensa injusticia, denominaremos Maestros.
El periodismo es en sí un apostolado, y perdónesenos si sonamos algo cursi, pero, como toda vocación, envuelve una devoción por quien la realiza que, no ausente de errores, pues es una tarea realizada por humanos, enaltece el ejercicio de la razón, el espíritu noble, y la defensa de los valores sublimes del ser humano, sintetizados en esa hermosa palabra que siempre resuena en la mente y el corazón de los hombres y mujeres de nuestra tierra: libertad.
A los ancestros de la pluma y el papel, gracias. A los pioneros de EL PUEBLO, gracias. A quienes en la actualidad continúan apostando a un estilo de informar que, muchos han dado por prácticamente extinguido, doblemente gracias, ya que su apuesta, va mucho más allá de lo meramente comercial, constituyéndose en lo que decíamos al principio de esta reflexión, en un compromiso. No nos cansaremos de repetirlo.
Por: Dr. Adrián Báez