- espacio publicitario -ACTIVAradio - Streaming Generación X Liliana Castro -Automóviles

    Treinta años después de la caída del muro de la ignominia

    1
    - espacio publicitario -
    Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/w4t6

    Fue una de las ignominias más grandes de los últimos tiempos. El muro que separaba las dos Alemanias, República Democrática Alemana (RDA), que respondía al sistema de la Unión de repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la República Federal Alemana (RFA).
    Ambas Alemanias se dividían a su vez la capital, Berlín, la que era separada por un alto muro que impedía que los habitantes de un lado pasaran hacia el otro. Inmediatamente luego de finalizada la guerra mundial la Alemania de Hitler fue un verdadero botín de guerra para los aliados y las fuerzas vencedoras, lideradas por los Estados Unidos y la Unión Soviética no tuvieron mejor idea que separar al pueblo alemán, dividirlo, para tratar de impedir que volviera a reunirse para desatar un conflicto bélico.
    Fue el 9 de noviembre de 1989, treinta años antes, en que se anunció que los habitantes de un lado podrían pasar al otro sin solicitar autorización y sin pedir permiso a nadie. Vale decir que esto significaba la caída del muro de Berlín.
    Fue una verdadera fiesta que hasta el día de hoy se recuerda porque los integrantes de familias que no se reunían desde hacía muchos años, pudieron encontrarse y reunirse libremente.
    El hecho resulta emblemático para la libertad de los pueblos, marca un verdadero hito histórico por el que lucharon ambos bandos de un mismo pueblo, lucha que incluso costó algunas vidas, pero logró derribar el muro que separaba a las familias alemanas.
    Hoy no es más que un mal recuerdo. El muro cuyos pedazos incluso hoy se venden como recuerdo de una época, parece impensable en nuestros días, porque los pueblos difícilmente pueden ser separados, desunidos y divididos, por más que se trata de aislarlos, de fraccionarlos, de dividirlos, porque la unión de los pueblos es superior a cualquier fuerza.
    Es una historia que hoy casi no se la recuerda y que debiera de servirnos de enseñanza permanente. La violencia de las guerras es una enseñanza para toda la humanidad.
    Nada más dañino y más lamentable para la humanidad que una guerra, en la que las víctimas generalmente suelen ser los niños, las familias, los pueblos y los que ganan, sean quienes sean los vencedores de la guerra, son los fabricantes de las armas.
    Ojala que hayamos aprendido por lo menos esta lección para no tropezar dos veces con la misma piedra.
    A.R.D.

    Enlace para compartir: https://elpueblodigital.uy/w4t6
    - espacio publicitario -