Trabajo para la inclusión

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Esta semana se celebraron el Día del Trabajador Rural y el Día de los Trabajadores. Es una linda coincidencia que nos obliga a reflexionar sobre la situación del mundo del trabajo y los trabajadores, pero en un año electoral es necesario hacerlo en clave de futuro.

Está claro para todos que el mundo del trabajo viene cambiando, la aparición y desaparición de algunas tareas, la posibilidad de permanencia en un mismo trabajo a lo largo del tiempo, la aparición de nuevas tecnologías, de la robótica y ahora de la Inteligencia Artificial, son elementos que junto a los cambios demográficos que se van produciendo, con disminución de la cantidad de habitantes, pero en un marco de vidas más largas, nos obligan a analizar hacia dónde vamos y que podemos y queremos hacer para hacerlo de la mejor manera.

Por ese motivo, nos parece importante ir a las propuestas de los diferentes candidatos y partidos políticos, en el caso de nuestro Frente Amplio, eso se facilita al contar con un programa único.

Este programa plantea algunas acciones prioritarias para generar trabajo de calidad y disminuir las inequidades laborales, en particular, las que rompen los ojos: las mujeres, los jóvenes, las minorías étnicas y las asociadas a la territorialidad, al lugar donde viven, siendo quienes están más lejos los que menos ganan, muchos de ellos trabajadores rurales.

Para hacerlo será necesario aumentar la productividad, pero asociada a mayor capacitación y calificación de los trabajadores. Habrá que desarrollar programas de reconversión laboral que permitan mejorar la distribución de los ingresos y disminuir las desigualdades.

Seguramente no sea suficiente y sea necesario evaluar y rediseñar los programas de transferencias para ampliar su impacto y que sean permanentes. Que produzcan cambios definitivos en la situación de los hogares de mayor vulnerabilidad y que no corran riesgo de volver a la situación anterior.

Esto se deberá complementar con mejorar las políticas de fomento del empleo, considerando especialmente el salario, las condiciones de trabajo y la formalidad. No podemos seguir apostando a generar trabajo de baja calidad en la informalidad.

Se deberá complementar con políticas que promuevan el acceso equitativo e inclusivo a las oportunidades laborales, para lo que habrá que apoyar más a las llamadas MIPyMES, micro, pequeña y mediana empresa, especialmente a aquellas con capacidad de generar puestos de trabajo de calidad, que superen la precariedad y la informalidad.

Porque el trabajo es un derecho humano o ciudadano, todos deberíamos tener la posibilidad de acceder a él y sin necesidad de “tirar del saco de ningún político” para obtenerlo, debe estar disponible para todos, sin importar ideología, género, religión, origen social o lugar donde se vive.

Para la concreción de estas ideas, incluidas en las Bases Programáticas y algunas de ellas en las “33 prioridades programáticas para un Plan de Gobierno 2025-2030” es necesario aumentar los niveles de crecimiento económico de Uruguay en los últimos años.

Esto se agrava, porque el año pasado se registró un estancamiento económico y un importante deterioro fiscal porque el gobierno aumentó el gasto del Estado en la previa al año electoral, por lo que no cumplió con su promesa de eliminar la discrecionalidad en la política fiscal. Aunque montados sobre este carnaval electoral se estima que este año la economía crezca un poco, el promedio de este quinquenio es muy bajo. Pero si esto fuera poco, durante este quinquenio aumentó la concentración de la riqueza y disminuyeron los salarios y jubilaciones, que con suerte este año quedarán a los niveles de 2019.

Es imprescindible reactivar en forma notoria la economía. Reactivarla asociada a la generación de trabajo de calidad distribuido en todo el territorio nacional con oportunidades que permitan reducir las brechas salariales y de calidad del trabajo es la única forma de combatir alguno de los más grandes problemas que tenemos que enfrentar como sociedad, como son el casi un quinto de los menores de edad en situación de pobreza o de indigencia.

La mejor inversión en Seguridad Social que puede realizar el Uruguay está asociada a disminuir esas cifras y es un compromiso del Frente Amplio que contará con la garantía del seregnismo, formado por hombres y mujeres que aprendimos de Seregni, pero también de Tabaré y Danilo que los compromisos son para cumplir.

Es por eso que convocamos a los vecinos, a los pogresistas de todos los partidos, a los frenteamplistas, a engrosar una corriente política que se comprometa fuertemente a defender el trabajo como herramienta de inclusión de una sociedad que cada vez está siendo más desunida, donde “naides es más que naides” y los “más infelices sean los más privilegiados y donde la injusticia social sea una enemiga y la solidaridad sea una virtud. El 30 de junio, es el primer compromiso, para ese largo camino.

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