Alejados del Día de la Mujer, para que no se confunda nuestra opinión, señalamos que la violencia doméstica es algo aborrecible que jamás podrá ser entendido. En un país donde matar a una mujer, niña o abuela, es más grave que matar un niño. Porque mientras aquella acción puede considerarse un “femicidio”, ésta puede ser considerada como un simple homicidio a lo sumo agravado.
No creemos que el endurecimiento de la pena solucione o ayude a solucionar el fondo del tema. Es más creemos que es equivocado creer o entender que el homicidio de una mujer puede ser más grave que el homicidio de un niño o un anciano mismo.
Siempre es y será luchar con las consecuencias. No decimos que esté mal, pero entendemos que el mayor esfuerzo debe volcarse a la prevención y para ello es necesario introducir cambios en nuestro sistema educativo, donde la persona sea valorada más allá su sexo.
Consideramos que cuando alguien le falta al respeto a una trabajadora, está ofendiendo antes que nada a una persona y más allá de su género debiera ser responsabilizado por ello.
Sin tomar parte en el asunto entendemos que todo hecho o sospecha de un actitud discriminatoria debe ser denunciada, aunque nos consta que el riesgo y las consecuencias son más graves para la mujer. No comulgamos con algunas de las exageraciones del feminismo, pero esto no significa que no reconozcamos las discriminaciones, las diferencias salariales y la desvalorización que a menudo tienen lugar en el seno de la sociedad que integramos.
La mujer tiene ventajas y desventajas, más allá de las propias de su género, porque nadie ignora que las tareas manuales son mejor desempeñadas por la mujer.
Más allá de que hoy vemos como se valora más el aporte de la mujer, falta mucho por hacer para que su aporte sea realmente valorado como corresponde.
En cambio aquellas tareas que requieren de fuerza física siempre serán preferentemente realizadas por los hombres, ya sea porque así fueron formados o porque el género les da ventajas.
Las discriminaciones están en el fondo de la maldita violencia doméstica y algunas personas siguen considerándose “dueñas” de la vida de otras. Esto es lo inadmisible y ojalá llegue el día en que veamos desterrar este concepto que hoy sigue estando en la génesis del problema y es uno de los hechos que más nos preocupan.
A.R.D.
