Siempre nos llamó la atención la ignorancia que de ex profeso se cultiva sobre algunos aspectos ambientales evidentes. Es que aprovechando aquello de que en la sabia naturaleza se hace difícil hallar cambios inminentes, porque generalmente todo es fruto de un proceso que llega a un punto irreversible, se cultiva la idea que generalmente se trata de cambios “cíclicos” y la naturaleza tiene ella misma la capacidad de auto recomponerse.
Obviamente que esto no es así, y este concepto tiene atrás grandes intereses de quienes están interesados precisamente en que esto no se note o no se asuma la gravedad que tiene.
Cuando ríos, mares, océanos y hasta arroyos y lagunas, para no hacer referencia a los acuíferos subterráneos están siendo contaminados o ya lo fueron, la mayoría de las personas sigue creyendo que esto es cíclico, incluso que se habrá de recuperar el área protegida del Amazonas.
No sólo no es así, sino que de seguir por el mismo camino, seguramente llegará el caos y salvo que seamos capaces de prevenirlo, sus consecuencias podrían llegar a ser catastróficas. No estamos diciendo nada nuevo, ni nada que no se haya anunciado antes, sino sencillamente recordando que hasta el momento las políticas puestas en práctica para cambiar el rumbo han sido demasiado tibias y lógicamente que no han dado los frutos buscados.
Nadie escapa a esta depredación, porque en alguna medida somos parte de ella. El mundo necesita alimentos y desde la denominada “Revolución verde”, con la llegada de los “asombrosos” fertilizantes, hasta nuestros días, lo que hemos visto han sido todos esfuerzos aislados, cobijados por un supuesto interés de solucionar el hambre del mundo, pero prontamente captados por el mercado, volviéndose un intento comercial más.
Para complicar más las cosas, estas “revoluciones” termina siempre en los mismo. A la larga esterilizan tierras que fueron fértiles y capaces de producir y las convierten en verdaderos desiertos infértiles.
Los intereses son tan grandes y poderosos económicamente hablando que terminan ahogando todo intento de mostrar y pregonar la gravedad del daño que se causa. Como siempre también los pobres resultan usados para justificar o “enmascarar” ciertos proyectos y al final de los mismos nada reciben, su situación permanece igual o peor que antes.
En definitiva cuando se difunden estos proyectos supuestamente beneficiosos y altruistas, hay quetratar de saber qué es lo que esconden, porque hasta hoy siempre ha sido lo mismo: miseria, hambre y pobreza para los más necesitados y bolsillos llenos para los demás.
A.R.D.