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“Soy un maldito egocéntrico pero con sueños colectivos”

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Hoy por: Maria Fernanda Ferreira

Con Juan Luis Urreta Piñeiro – arquitecto y artista plástico salteño residente en la capital

Juan Luis Urreta Piñeiro (42) es un destacado artista plástico y arquitecto salteño residente en Montevideo desde hace varios años. Compartió con EL PUEBLO su historia de vida.
De niño concurrió a la Escuela No. 4 y luego sus estudios secundarios los cumplió en el Liceo Ipoll.
Cuando le preguntamos acerca de su esencia nos revela que “algunas certezas puedo arriesgar: soy un maldito egocéntrico pero tengo sueños colectivos. Lucho entre lo sensible y lo estructurado. Creo que el espíritu con que se afrontan las cosas, es un carozo impenetrable cuando contiene buena intensión. Es un buen refugio para mirar y pensar en el mundo”.

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¿Qué recuerdos mantiene de su niñez y adolescencia?

-”El arco del pie blanco y la planta negra, horas en la calle hasta el pitido final que daba mi madre como las otras madres gritando nuestros nombres. Las sillas plegables en las veredas del verano luego del sol, al viejo Nery diciendo no serví ni pa desculatar hormigas, las canchas de bolita (donde aprendí mucho de administración de empresas : ), los mejores hoyos y los peores contrincantes, el bebedero de la escuela lavándome la sangre de la nariz luego de recibir tremendo piñazo, la amistad de Noel y la guata que usaba su abuela cociendo, los cuentos de cárcel de presos políticos que visitaban mi casa, es maravilloso como todos eran divertidos y pregnantes. La Manchi, una perra que me enseñó del amor, las niñas jugando al “elástico” o “chinchimamerry”, con suerte podíamos mezclarnos en la rayuela, unas enciclopedias rojas que leía en las siestas acostado en el monolítico frio del piso cuando no lograba escaparme, el tablado “el solidario”, la corneta del manicero, la campana del heladero, los chocolates que compraba mi tía para compartirlos, el pijiáo en el rio, Comini, un hombre de traje y engominado eternamente en la esquina, en el sol de las mañanas de invierno que le enseñaba a mi hermano como dominar la pelota parado en una baldosa, el Christian, así todo junto, el gordo, las letras de las murgas y el parque lleno, justo ahí el Quique, un personaje hincha de Punto y coma que gritaba , bien de bien Felipe, hay pa rato dijo un mamao y vomitaba boca arriba. Marzo y la sensación de ponerme un buzo abrigado por primera vez en el año”.

En qué momento de su vida comenzó a percibir cual era el camino profesional vocativo que deseaba emprender.
Siempre me gustó todo, la matemática y la historia, juntar azul y amarillo esperando el verde, incluso lo que no me sale bien como cantar o bailar. Tal vez la arquitectura sea una profesión que aglomera diversidad de saberes y aún no ha sido desmembrada por la especialización a la que tiende el mundo en pos de la efectividad, posiblemente haya arribado a la profesión intuitivamente. Cuando me fui a vivir a Montevideo cursé en paralelo Facultad de Ingeniería y Bellas Artes, luego me cambié a Arquitectura, es que ahí habitaban mujeres muy bellas.

¿Cómo describiría los momentos que vivió como estudiante universitario?
-“Maravillosos, muy ricos aunque con poca plata”.

Su primer proyecto de arquitectura…
-”Dos viviendas que se construyeron a la vez, un acto de confianza de los propietarios del que estoy agradecido, muy.
Anterior a eso trabajé en muchos proyectos, de forma individual y colectiva. Se me ocurre mencionar dos en particular, uno que abordó la problemática de un asentamiento irregular de Montevideo, llevado adelante en conjunto con Federico Martínez y obtuvo un primer premio en una de las categorías de la Bienal de Lisboa de 2008 y otro realizado junto a Manuel Román, que proponía una forma de pensar el diseño de espacios para personas ciegas y de baja visión, en la elaboración de un centro cultural y de rehabilitación específico para estos colectivos. Con este último nos otorgaron en Buenos Aires el Premio Miguel Aroztegui 2011”.

¿Cuál es la concepción actual de la arquitectura y el diseño?
-”Es una pregunta que posiblemente no tenga una respuesta. La producción de arquitectura transita caminos similares al de las artes donde la historia muestra como se producía desde consensos entre hacedores, críticos y la sociedad, luego desde grupos, en general disruptivos con el statu quo, las vanguardias de principio del siglo XX, por ejemplo.
Desde mi perspectiva en muchos casos hay una necesidad de lo original como premisa, por sobre la sabiduría. Y una serie de contradicciones, ya que de lograr esa originalidad, la sociedad parece pedir a ese creador que se repita a sí mismo, porque se necesita la marca. Desde mi lugar creo que la originalidad no debe ser objetivo, si no consecuencia del trabajo, por tanto puede ocurrir o no. Distinto es ser creativo que tiene que ver con dar solución a una serie de problemáticas que se presentan como combinación única y completamente teñidas por la subjetividad.
En paralelo se imprime en cada proyecto algunas inquietudes que tiene que ver con la materialidad del edificio y la extraordinaria potencialidad que brinda el movimiento del sol, según la hora del día y las estaciones para redibujar constantemente la forma de los espacios interiores con luz.

¿Minimalismo o Kitsch?
-”No soy minimalista en el sentido formal, pero entre ambos lo elijo. La idea de hacer con lo mínimo lo máximo es un vector de desarrollo interesante en un proceso creativo, y aún más en la vida: ¿Realmente necesitaba la ultima remera que me compré?

Cuéntenos sobre su actividad artística volcada a la plástica… ¿Qué estilo cultiva?
-”Soy bastante ecléctico, el lenguaje al servicio de la idea. Pero también hay un goce del acto de pintar, una licencia de mi mismo, un mundo que se constituye simple y revoca la presencia del conflicto, una simplicidad donde cobra sentido el movimiento del cuerpo que pinta, una danza solitaria ante un fogón por construir, una luz amaneciendo constantemente que al otro día puede ser descarte, pero el recuerdo es aún fogón.
La mirada lejana del día después reinventa la figura, entonces el ojo va a los detalles o a la transformación completa, es un latir de aproximaciones sucesivas hasta sentir que el final llegó, después la oxidación del óleo y el polvo van dando vejez a esa cosa que pareció terminarse aquel día”.

¿Ha hecho exposiciones?

  • “Participé en una o dos, mantuve algunas obras en galerías, hay un restaurant en La Pedrera que desde hace años mantiene una exposición y venta permanente, pero no he volcado mucha energía en ese sentido”.

A partir de su intuición – ¿Cómo define el arte?
-”Muy difícil. Seguro es muchas cosas a la vez y la respuesta es móvil con el tiempo y la geografía. Posiblemente es una necesidad humana, principalmente el acto de crearlo, la contemplación creo que es una cosa bien distinta. Danzar no se parece a ver danzar. Creo que si fuera posible, como hipótesis lúdica, quitar a todos los artistas que existen, muchas de las personas que hoy no ejercitan el arte lo harían.
Es un rol imprescindible que la cultura de la eficiencia económica desprecia salvo que pueda convertirse en mercancía. Y esto afecta a la producción actual de arte. Algunas veces pienso que el arte actual tiene un complejo de inferioridad respecto a la ciencia, entonces hoy para participar de un concurso no basta con presentar una obra, hay que contextualizarla, diagramarla, burocratizarla, incluso esta extendido el carácter de original que debe poseer. La originalidad es algo necesario en la ciencia, no tiene sentido que alguien vuelva a presentar el teorema de Pitágoras, pero tiene mucho sentido que alguien cante nuevamente “las manos de mi madre” en la cocina de una casa ante una viejita que no le va a importar si la canción la hizo otro.

¿En qué proyectos está embarcado en la actualidad?
-«A nivel profesional, trabajo con cooperativas de ayuda mutua, aprovechando un legado extraordinario de un sistema maravilloso. En este momento estamos construyendo 40 viviendas en San José y en breve comenzaremos otra obra de 24 viviendas. En paralelo, UR arquitectura, mi estudio personal, viene trabajando varios proyectos de vivienda individual. Por otro lado a nivel académico, estoy trabajando en la propuesta anual docente para los cursos de proyecto uno y dos del Taller De Betolaza de la Facultad de Arquitectura de la UdelaR y también en la tesis de maestría que trabaja sobre herramientas de proyecto para arquitecturas pensadas para personas ciegas y de baja visión. Sumado a lo anterior, pertenezco a el colectivo de arquitectos YAFU, que estamos terminando una obra en Punta del Este que será sala de exposiciones de Arte en la península.
Con respecto al su futuro, Juan Luis confiesa que nunca se parece a lo que él se imagina. “Siento que está tensionado por tres fuerzas, lo que pueda darme un sitio, lo que pueda yo brindarle y el principio de inercia, que por ser una ley física, la primera de Newton, es la más difícil de vencer, salirse de la condición actual requiere de una energía difícil de obtener.
Algunas veces sueño con volver a Salto. Un dia que llegué al amanecer a la terminal vieja, una obra de arte de Eladio Dieste, caminando hacia casa, pasé por el Asilo de niños y me acordé del lugar donde había vomitado por primera vez luego de una borrachera adolescente que quise disimular, y me acordé de mi padre contando que cuando de niño iba a ese lugar a mirar maquillarse a los murguistas en los años ´40 y describía el olor de la pintura que usaban, pensé en mi hermana que vivió ahí antes de serlo.
Pensé en la ciudad como cosa abstracta y en que sitio del mundo podría evocar tanto. Desde ahí siempre he pensado en volver, pero no he sabido que brindarle seguimos propiciando sociedades con niveles de desigualdad material insalvables. Con áreas territoriales ganadoras y muchas perdedoras, como esquema que se repite a todas las escalas, con una porción muy grande de la humanidad aún pensando en satisfacer necesidades básicas como hace 20.000 años y decimos “progreso”. Damos por válido que el pase de un jugador de fútbol valga lo mismo que 300 años de trabajo de un maestro y decimos “lo que gana” como si fuera fruto correlativo a un trabajo.
Es terrible, como el COVID, que propicia la injusticia de la enfermedad e incluso la muerte por haber estado en un sitio equivocado donde cayó una gota de saliva, muy similar a los niños pobres que nacieron en un área perdedora. Si bien eso es el mundo, también están las canciones hondas y los atardeceres en el rio, los chistes espontáneos y las fotos de las galaxias”.

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