Mucha gente nos ha preguntados ¿Por qué? no hemos “tocado” el tema del senador Gustavo Penades. Es cierto, lo hemos estado siguiendo con mucha atención y mesura, porque confiamos ciegamente en la Justicia uruguaya.
Convencidos de que vivimos en un mundo hipócrita. Es que cada vez más tomamos estos casos con pinzas, cuidándonos mucho, porque una cosa es el legislador como tal y otra muy diferente el hombre que hay en él y por lo tanto la crueldad del delito cometido.
Como legislador, lo que nos provoca es una profunda tristeza, porque seguramente no es un caso aislado y en algunos “círculos”, este tipo de conducta es habitual y mucho más frecuente de lo que se supone y nadie está libre, aunque no siempre trascienda.
El legislador Penades es uno de los políticos que más se ha dedicado a la actividad elegida, se ha capacitado y preparado al punto que como lo señaló José “Pepe” Mujica provoca una profunda tristeza, porque el legislador era uno de los pocos políticos del gobierno con quien se podía hablar y negociar…
Pero el político no se puede separar del hombre, del ser humano, y este es execrable. El delito cometido por el hoy senador con menores de edad, siendo él ya adulto es imperdonable.
Solo nos resta preguntarnos si quienes hoy le denuncian no ¿tenían conocimiento de cómo es el político? O ¿Por qué igual le seguían y apoyaban pese a conocerle algunas acciones detestables? Ocultarlo o minimizarlo es también un delito y mucho nos tememos que hoy lo que trasciende surge de una situación de rebeldía, de lo que se considera una traición o una falta de apoyo…
En fin… hay mucho para analizar y para aprender de este caso, porque no se trata de un político más, sino de uno de los hombres más destacados del Partido Nacional.
Esto en primer lugar es tremendamente execrable. La acción de este político es sin dudas condenable y repudiable. ¿Será esto lo que estamos buscando, lo que queremos para el país?
En segundo lugar, un voto más para la Justicia uruguaya que no ha reparado en chocar contra el “horcón del medio” (uno de los pilares del Partido de Gobierno y otro poderoso del militarismo uruguayo).
Es una forma de sembrar el concepto de que nadie escapa a la ley y sea por el motivo que sea, todo hecho que se denuncia, si tiene suficiente asidero, debe ser investigado.
Es lo que pensamos
A.R.D.
