La educación formal tal como la conocemos no puede abarcar de por sí sola temas como el de la violencia de nuestros días, es que como tal ha trascendido el ámbito de la educación formal y si analizáramos un poco las causas de la violencia doméstica tendríamos que reconocer que en todos los ámbitos, el transito, el trabajo, la familia, el deporte y no sólo la escuela y el liceo, nos hemos acostumbrado a la violencia del grito de la discusión, del insulto o del golpe, cuando no de otros métodos aún más graves, como forma de “resolver” los problemas.
Aún sin conocer el trasfondo que han tenido los hechos recientes que tan tremendamente han impactado en todos los hogares uruguayos, digamos que el hecho que no se hubieran registrado hasta ahora ha sido totalmente fortuito.
La violencia siempre existió, porque en alguna medida siempre hemos vivido en una sociedad violenta.
Cuando se registran hechos como los que se han registrado en estos días, recién parecemos dispuestos a tomar “cartas en el asunto”. Es que la barritas de ex alumnos en derredor de los centros de estudios siempre han existido.
Los chicos y a veces no tan “chicos” que van a buscar o proteger a sus novias también. No más que antes parecería que nos importaba más la seguridad y por lo tanto estas eran dispersadas o perseguidas.
Pero no sólo se trata de esto. La violencia comienza en casa, cuando el niño y luego el joven nos ve “resolver” los problemas mediante el uso de la violencia, seguramente que intentará replicar esta fórmula.
No estamos diciendo que el hogar sea el único culpable, pero si que es uno de los culpables de estos hechos. Se trata de problemas multisectoriales, que seguramente tiene más de una causa, pero no tenemos dudas que comienzan en el hogar.
Hemos tenido información de familias que celebran o se “divierten” al conocer el “bullying” (hoy ciber acoso conocido en las redes) y esto es o puede ser definitivamente el comienzo de un “bullying”.
Debemos empezar por condenar o sancionar todo acoso, así sea mínimo dentro del hogar porque inevitablemente esto es lo que tenderán a reproducir luego nuestros jóvenes.
Finalmente que un joven se haya suicidado, ya sea por este motivo o cualquier otro, es una tragedia que no es posible que siga sucediendo en nuestros días y para eso tenemos que hacer todo lo posible por evitarlo, tarea que no corresponde sólo a la educación formal, aunque a menudo es allí donde se desata.
A.R.D.
