Siempre hemos sido, y lo seguimos siendo, acérrimos defensores de la separación de poderes. Entre otras cosas porque hemos visto cómo se derrumban rápidamente aquellas democracias donde los gobiernos de turno se atribuyen el “derecho” de poner y sacar jueces y otros integrantes del Poder Judicial a su “gusto y gana”. Esto equivale a decir que es un intento de poner la justicia bajo la égida del gobierno de turno.
Decimos esto, porque nos parece totalmente absurdo, descabellado y sin sentido alguno lo que acaba de afirmar la senadora (nacionalista), Bianchi, la que acaba de poner en tela de juicio y de cuestionar los fallos de la Justicia uruguaya. No es que no pueda hacerlo, porque lo puede hacer cualquier ciudadano uruguayo, porque este derecho surge del mismo sistema que ella ataca, sino que si no se presentan argumentos sólidos o pruebas, van a caer en contra de quien esto sostiene.
No hay que olvidar que la Justicia uruguaya es un poder independiente, que nos pueden gustar o no sus fallos, como humanos que son. En caso de que no estemos de acuerdo, existen varias instancias para reclamar lo que consideramos un fallo desacertado.
La senadora Bianchi parece ignorarlo o bien sostiene que todos los integrantes del Poder Judicial han sido y son de la fuerza opositora.
De por si esto es malo, muy malo para la democracia, porque incentiva el descrédito, la desconfianza en las instituciones que integran el sistema.
Pero no conforme con esto, la senadora Bianchi ha sostenido también que la Universidad de la República, o sea la Universidad Pública, verdadero orgullo nacional, tanto es así que el presidente Lacalle Pou recurrió a tres científicos formados en ella para integrar el grupo asesor GACH que de alguna manera ha fijado las pautas para orientar el combate al virus que ha provocado la pandemia de nuestros días.
Mala cosa desprestigiar un sistema de acceso a la Universidad Pública que incluye posibilidades de acceso mediante becas para los estudiantes de menores recursos, algo que no siempre existe en otros países. Es cierto que tradicionalmente los estudiantes universitarios organizados han estado junto a la izquierda de nuestro país, pero también los hay los hubo y ojalá los siga habiendo, de los partidos tradicionales.
Pero no por ello se puede afirmar sin sustento alguno que la universidad, otro de los bastiones de autonomía del país, como institución, sea de tal o cual ideología.
Nosotros, como la gran mayoría de los uruguayos esperamos una aclaración de los dichos de Bianchi, porque corresponde.
Alberto Rodríguez Díaz
