El momento de escribir estas líneas y varios días después de registrado el hecho recordamos que seguimos esperando que se aclaren debidamente los pormenores de la renuncia (¿?) del Jefe de Policía de Montevideo, Erode Ruiz.
Sobre este hecho hemos escrito en otras ocasiones y le adjudicamos una enorme importancia, si no se aclaran debidamente los detalles del hecho.
Ha dicho el ministro del Interior que “el tema está cerrado para su cartera y para el gobierno”. Sería lamentable porque habría dejado una muy mala imagen, que no creemos que se pueda asumir gratuitamente.
En primer lugar, entendemos que el contacto del ex director del ministro anterior, y designado ministro del interior en caso de que el Ing. Daniel Martínez hubiera ganado la presidencia de la república, sociólogo Gustavo Leal, estuvo rodeado de algunas irregularidades.
De allí que entendemos que la reprimenda al jefe de policía se imponía, pero nunca un pedido de dimisión por este hecho. Que significó un desconocimiento de la autoridad del ministro, aún cuando no fuera este el propósito, sin duda que significó y de allí que entendamos que la reprimenda se imponía.
Cuál ha sido la reacción del jefe, nadie lo sabrá si no se aclara, como tampoco se sabrá en qué términos se la hizo y como fue planteada por el ministro. Creemos que estos son algunos aspectos claves del tema.
Lo que nos sigue dejando dudas es porqué tuvo las consecuencias que tuvo este tema. No creemos que haya autoridad alguna “intocable”, ni en este ni en ninguna otra función del gobierno, eso si, quien tiene el poder debe saber ejercerlo, asumiendo que siempre es lo mejor para el ciudadano y saber escuchar es una de las condiciones insustituibles.
Aquí sin duda que la esencia de la cuestión era la información que le había sido aportada a Leal y que aparentemente interesaba conocer al jefe de policía, aspecto que no estamos seguros si se valoró en su justa dimensión.
No dudamos y así lo hemos expresado, que también hubo en el asunto, un interés político y sobrevolaba el prestigio del ministro del interior actual y de su equipo.
Todo debe ponerse en la balanza, pero nada ni nadie nos ha revelado hasta el momento los pormenores de un hecho que de por sí puede servir para radicalizar posiciones en la ciudadanía, aspecto que entendemos resulta esencial en la cuestión y es necesario aclararlo debidamente.
Las autoridades tienen la palabra.
A.R.D.
Seguimos esperando que se aclare
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