La ciudad de Montevideo tiene dos arroyos que constituyen verdaderos basureros (el Pantanoso y el Miguelete), con olores nauseabundos que identifican a las zonas circundantes. Es sin duda alguna una muestra de la inconsciencia ciudadana capaz de arrojar sus residuos en cualquier lugar que se estime alejado de la vista del público.
Sucede que en estos días la Intendencia de Montevideo ha decidido limpiar los cauces de los arroyos, que no sólo alberga los desperdicios de la población. Lo que de por sí resulta lamentable, sino que además ha descubierto que estos lugares son tomados por grandes industrias y otras empresas que en lugar de llevar sus residuos donde corresponde – el sitio designado por la propia Intendencia para ello – deciden arrojarlos en esos lugares. Actitud que obviamente resulta deplorable.,
El tema de debate de nuestros días, radica en que precisamente la Intendencia ha decidido cobrar les a estas empresas las horas insumidas por el retiro de estas inmundicias de los cauces de los arroyos.
Ante esta decisión de la Intendencia, un organismo nacional decidió no acompañar esta medida, argumentando que es la Intendencia quien debe hacerse cargo de este servicio y además gravar con un nuevo impuesto o costo de un servicio a aquellas fuentes laborales que ofrecen trabajo a mucha gente, no les parece acertado.
Entendemos que quien afecta el medio ambiente debe pagar, ofrezca trabajo o no. En caso contrario viviríamos en un basural. Ahora bien, entendemos que cuando se cambian las reglas de juego (hasta el momento la limpieza de estos arroyos correspondía a la Intendencia), es necesario hacerlo saber con la debida antelación, para evitar que el problema siga agravándose y sus autores continúen haciéndolo impunemente.
La verdad que el argumento de las fuentes de trabajo nos parece bastante pobre y rebuscado. Somos de los que pensamos que quien no cumple las ordenanzas dispuestas y las infringe, debe pagar por el daño ocasionado.
Viene al caso debido a que hemos visto que en Salto la Intendencia se ha abocado a una tarea similar, y si bien no hallamos residuos de empresas, vemos que en muchos casos son depositados en estos lugares trastos viejos que deberían de llevarse al basurero municipal.
Entendemos que es necesaria una campaña de educación popular sobre el tema y cumplida ésta, debe sancionarse con todo el rigor que corresponde, a los infractores consuetudinarios.
A.R.D..
