El 7 de agosto, la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de San Cayetano de Thiene, sacerdote italiano que fundó la Orden de Clérigos Regulares Teatinos, y que es conocido por sus devotos como el patrono del pan y del trabajo. San Cayetano fundó la Orden de Clérigos Regulares o Teatinos en 1524, junto a Bonifacio de Colle, Pablo Consiglieri y Juan Pedro Carafa, quien después sería el Papa San Pablo IV. El santo se propuso renovar al clero en su vida apostólica, espiritual y en la prédica de la doctrina, tomando como modelo la vida de los doce apóstoles de Cristo.
El santo tenía un profundo amor y respeto por la Santa Misa, y cuando fue ordenado sacerdote se preparó durante tres meses para celebrar la Eucaristía por primera vez. Luego de celebrar Misa, San Cayetano quedó sobrecogido por el don tan maravilloso del que decía no considerarse digno. Su gran amor por la Eucaristía lo llevó a establecer en su pueblo la bendición con el Santísimo Sacramento y a promover la Comunión frecuente de los feligreses. «No estaré satisfecho sino hasta que vea a los cristianos acercarse al Banquete Celestial con sencillez de niños hambrientos y gozosos, y no llenos de miedo y falsa vergüenza», escribió.
La crisis que vivió la Iglesia en la época de Lutero motivó a San Cayetano a impulsar un verdadero cambio de vida y costumbres dentro de la Iglesia Católica, pero sin dividirla. Cuando muchos querían atacar y criticar a la Iglesia, San Cayetano les decía: «Lo primero que hay que hacer para reformar a la Iglesia es reformarse uno a sí mismo».
Los miembros de su orden solían repartir todos sus bienes entre los más pobres, al punto que muchas veces se quedaban sin comer. Un día, San Cayetano se acercó hasta el altar y dio unos pequeños golpes a la puerta del Sagrario, donde estaban las Hostias consagradas, y con mucha confianza le dijo al Señor: «Jesús amado, te recuerdo que no tenemos hoy nada para comer». Luego de un momento, unos arrieros llegaron hasta el lugar junto con mulas que portaban alimentos, pero no quisieron decir de dónde habían sido enviadas.
Cuando San Cayetano se enfermó gravemente, los médicos aconsejaron que colocara en su cama, hecha de tablas, un colchón de lana. Pero el santo se negó, diciendo: «Mi salvador murió en la Cruz; dejadme pues morir también sobre un madero». San Cayetano falleció el 7 de agosto de 1547 y sus reliquias se encuentran en la Iglesia de San Paolo Maggiore, en Nápoles (Italia).
San Cayetano fue canonizado el 12 de abril de 1671 junto a Santa Rosa de Lima, la primera santa de América; San Luis Beltrán, evangelizador en Colombia; y San Francisco de Borja.