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viernes, noviembre 21, 2025

Salomón Reyes y la creación de “Nico” desde Salto

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Diario EL PUEBLO digital

Salomón Reyes: “Nico” y la construcción de un territorio creativo 

Salomón Reyes es una de esas figuras que llegaron temprano a Salto y terminaron construyendo acá su propio territorio creativo. Nacido en México y radicado en la ciudad desde los nueve años, formó su mirada entre dos mundos que conviven sin estridencias en su trabajo. 

Con Nico, su nueva película —realizada íntegramente en Salto— vuelve a poner al audiovisual local en el centro de la conversación. Hoy hablamos con él sobre ese proceso, las capas culturales que lo atraviesan y qué significa hacer cine desde una ciudad que todavía está construyendo su propio ecosistema.

1. Nico aborda el duelo desde un lugar donde conviven lo íntimo y lo sobrenatural, algo muy presente en la tradición mexicana pero menos habitual en el cine uruguayo. ¿Cómo dialogaron esas dos sensibilidades en tu proceso creativo?

Bueno, naturalmente cuando uno tiene una nacionalidad tan marcada como ser mexicano, necesariamente eso impregna al lugar al que vas. El mexicano dialoga con la muerte de una manera muy distinta a otras identidades.

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Pasa lo mismo con todos, pero el mexicano tiene esa dualidad que tiene de la vida y la muerte, la tiene muy arraigada. Es algo que está a flor de piel. Quizá porque le tenemos más miedo o más respeto. 

Y entonces este tema de la muerte con el drama, con la sensibilidad de una familia, se conjugan en Nico, aparece lo mexicano y lo que entendí de la identidad uruguaya. Estas dos cosas dialogan en la película y eso está presente en Nico. 

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2. Filmar en Salto implica una geografía emocional muy propia. ¿Qué elementos narrativos o visuales sentiste que solo podían nacer acá?

Filmar en cualquier lugar del mundo es difícil. Siempre será difícil. Lo que pasa en Salto es que tienes, por un lado, facilidades para filmar, porque no hay una industria, una comisión fílmica. Es fácil conseguir los permisos y los espacios para filmar, pero luego tienes el problema de que a nivel técnico te vas a quedar corto porque no tienes personal capacitado para hacer una filmación de gran porte y tampoco equipos. Eso es un tema.

Por otro lado, al ser del interior, los costos se van para abajo. Los costos de producción, de catering, de vestuario, muchas cosas no cuestan lo mismo que en una industria. Eso es una ventaja, que a nivel competitivo es decir mucho, pero si lo que necesitas son producciones más finas o más técnicas puede ser un detalle en contra.

3. ¿Te reveló algo más esta experiencia sobre las posibilidades de crear cine fuera de los grandes centros?

En este momento crear cine en Salto puede ser un privilegio.

Así lo veo. Puede ser una oportunidad no explorada que las condiciones que tenemos jueguen a favor de un proyecto audiovisual. ¿Por qué? Porque no tenemos las ataduras o las condiciones reglamentarias de una industria o de las reglas de juego de un lugar en donde todo ya está afinado, comisiones fílmicas, tabuladores, equipamientos, etcétera.

Al ser un territorio fuera del eje de la industria, un poco desajustado, tiene grandes ventajas.  

4. El cine mexicano tiene una larga historia de explorar la muerte sin solemnidad y con capas simbólicas muy fuertes. ¿Qué parte de esa herencia te acompañó y cuál decidiste dejar afuera para construir Nico?

Soy heredero del cine de terror mexicano y, en general, de lo sobrenatural. Una de las primeras películas que vi fue “El Escapulario”, que me asustó cuando yo era niño.

Estos temas de cómo llega la muerte trágica a los seres humanos, impregna muchísimo mis historias. Yo soy fiel a lo sobrenatural, a los muertos que vuelven. Y bueno, esta no es la excepción, Nico es un muerto que vuelve.

Sí, el cine mexicano está muy grabado en mí. Y también el cine de terror de los ochenta, específicamente “Fog” de John Carpenter, que tiene toda una cinematografía que también me impactó muchísimo en mi adolescencia. 

5. ¿Es una película de silencios?

Bueno, eso de los silencios podría ser una pregunta como si se le hiciera a una película uruguaya.

No, creo que no tiene tantos silencios. Me parece que no es una película de silencios, lo que tiene es un lenguaje cinematográfico en donde a veces no es necesario dialogar, que es distinto. No es lo mismo el silencio que la falta de diálogo.

A veces en la película están pasando cosas y no necesariamente hay que explicarlas con diálogo. Es distinto al silencio porque la gente puede interpretar que los personajes se quedan sin decir nada o que la escena no pasa nada y se queda solo el silencio. En Nico pasan cosas. Entonces, digamos que son silencios en acción, en movimiento.

6. En Nico aparece una tensión entre lo realista y lo mítico, un territorio que en México es fértil, pero que en Uruguay todavía es raro de ver. ¿Qué descubriste al trasladar ese registro simbólico a un paisaje como el salteño?

En la película hay un ritual, que es inventado y que tiene elementos pluriculturales. Por supuesto aparece, la ritualidad mexicana, pero la parte del ritual tiene más elementos de nuestra visión de los rituales brasileños.

En 2022 coincidí con un viaje a Brasil y tuve oportunidad de ver un espectáculo muy interesante, muy chamánico y a partir de ese espectáculo adopté algunas ideas que podrían funcionar en la película. Incluso algunas ideas del vudú haitiano aparece en algún momento. 

7. Nico plantea preguntas fuertes sobre los límites del amor y del duelo. ¿Tu intención es trasmitir algún mensaje o provocar tensiones estéticas que estimulen la imaginación del público?

Bueno, la película cuenta una historia que puede ser la historia de una familia normal que pierde un hijo. Hay muchas que han padecido la pérdida de un hijo y que tienen una manera distinta de manejarlo.

La madre en este caso utiliza métodos no tradicionales, quizá desesperados, para no perder a ese hijo que incluso que es culpa de ella que se haya ido. Esa es la historia, pero yo no pretendo dar ninguna enseñanza moral, ningún consejo. Creo que el cine no debe pensar en eso.

El cine es una estructura narrativa en donde planteas un mundo y ese mundo, por supuesto, es una visión tuya de lo que opinas a nivel ideológico, narrativo y de recursos visuales. Y si eso a alguien le resuena como un mensaje o ve referencias personales que le ayudan o que le hacen entender algunos conceptos, bienvenido. Pero yo no pretendo dar lecciones de nada en Nico.

Es una historia que a mí me interesa contar a partir de la anécdota de la pérdida de un niño y cómo la madre lo gestiona y cómo sus hijas gestionan el problema que tienen con la madre.

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