Lo que está pasado en Rosario, República Argentina, provincia de Santa Fe, es sencillamente insólito y nos preocupa por lo que a nosotros nos corresponde. Que las autoridades del lugar reconozcan que hoy el 12 por ciento del lugar está en manos de los narcotraficantes que “mandan” en el lugar, es sencillamente de no creer.
En lo que a nosotros nos preocupa es entender que todo ha sido un proceso, que hoy se enfrenta a una de sus etapas más graves, pero antes comenzó como en todos lados por el denominado “narcomenudeo”.
Mucho tiempo hace que escuchamos hablar de los “soldaditos”, niños que eran contratados por los narcos para que vendieran la droga, generalmente en un lugar donde no se veía a quien vendía, porque lo hacía por un agujero o un lugar donde el que compraba no veía nada.
Lo sabía todo el mundo y por supuesto que también las autoridades. La respuesta a lo sumo fue la de perseguir a estos menores de edad, que poco o nada significaban, pues eran niños que sólo habían hallado en esta forma, la posibilidad de juntarse con algún dinerillo que les permitiera comer o combatir su pobreza.
Cuando alguno caía o era aprendido, pronto había varios más dispuestos a hacer lo mismo.
Es claro que los que se llevaban la “plata gorda” no aparecían, la policía no los denunciaba, y muchos de estos recibían un dinero que “les venía bien”, aunque “no sabían” por qué se les pagaba, ni mucho menos “quien lo hacía”.
Hoy la cosa llegó a mayores. Al punto tal que no entendemos por qué las autoridades sostienen que es incontrolable.
No pedimos represalias para el punto más débil de la cadena, aunque se tiene que saber que de no intentarse un camino diferente, también ellos llegarán a liderar el “negocio”
Cuando vemos lo que está pasando en Rosario, no tan distante de Salto, nos preocupa hacia donde vamos. Todavía recordamos cuando a asumir el último gobierno el Dr. Tabaré Vázquez, prometió reducir la delincuencia en un 30 por ciento y en los hechos esta creció.
No ignoramos lo que pasa hoy, cuando se dan a conocer los números favorables y no se admite o se le resta importancia a los restantes delitos que han crecido o se ha mantenido .
En resumen es hora de hacer algo ahora y no hablamos sólo de sanciones y de penas que por supuesto deben asumirse, sino de hurgar en las verdaderas causas que llevan a este proceso delictivo.
A.R.D.