El esfuerzo paga y aquel camino que iniciaron hace tanto tiempo a puro sacrificio, horas invertidas y esfuerzos constantes en busca de cumplir un sueño, se transformó en una realidad. «No te imaginás la cantidad de mensajes que nos llegaron desde Uruguay, todos están apoyando, es algo increíble», mencionó Cetraro sorprendido. Un hecho cierto, nuestro país volvió a posar sus ojos por algunos días en uno de sus deportes de cabecera y la final olímpica del doble par ligero fue seguida casi sin excepción como pocas veces pasa.
EL ELEMENTO SORPRESA
Allí Cetraro y Klüver fueron sextos, un bote que fue de punto, que nadie del «mundillo top» de este deporte conocía y que nunca había participado de un Mundial con esta formación. «Volvimos a ser el elemento sorpresa», dijo Klüver, con una sonrisa en su rostro alguna hora después de salir del agua donde culminaron en la sexta ubicación mientras recibía las felicitaciones de sus pares reconociendo lo hecho y los abrazos de cuanto sudamericano hubiera en la vuelta.»Esto recién comienza», mencionó en tanto Cetraro: «apenas lleguemos a Uruguay tenemos que enfocarnos para comenzar el camino a París 2024 porque hay mucho por delante. Estamos felices con lo hecho, estar en la final es increíble, pero sabemos que podemos ir a más».

Nacional del Deporte
DESDE LA PALABRA
«Hay muchos clubes en Uruguay que están dormidos y esperemos que con esta actuación logren despertar. Los invitamos a sumarse, a recorrer el camino con nosotros porque en Japón demostramos que se puede», dijo Borchi por su parte. Los abrazos, el llanto emocionado, el aplauso de todos los uruguayos presentes en el Sea Forest Waterway y los brazos en alto sellaron el final de una jornada que será recordada por mucho tiempo. Bruno Cetraro y Felipe Klüver paralizaron a un país, llegaron a la instancia más importante en su categoría (la final) y se quedaron con el diploma olímpico, ese que distingue a los ocho mejores en cada deporte. «Te lo aseguro Andrés, el esfuerzo paga», me dijo Borchi para chocar puños y partir con una sonrisa a comenzar a desarmar el bote, organizar la recuperación de sus pupilos y empezar a anotar la planificación para todo lo que viene por delante.