Siempre hemos sido claros y hoy queremos reafirmar esta condición. Cuando se plantea el tema de la regasificadora, nos han preguntado, a veces con un dejo de sorna, que es lo que opinamos sobre este tema.
Como no nos duelen prendas vamos a reafirmar lo que siempre hemos dicho. Gobernar es hacer y esto significa acertar y errar. Lo más sabio, es saber elegir las personas, los técnicos adecuados para tratar de acertar más de lo que se yerra y sobre todo que los errores no sean tan trascendentes.
Para esto es esencial que haya una buena fiscalización, más que politizada y más que objetiva, reclamamos que sea honesta. Somos partidarios acérrimos de la transparencia y en ese sentido nunca jamás compartiremos las denominadas cláusula de “reserva” o secretas, sea por la razón que sea porque quienes pagaremos y asumiremos las consecuencias seremos todos los habitantes de este país.
Sólo nos parece atendible cuando se trata de secretos militares, de estrategia, de defensa y de seguridad.
En estos momentos se habla de la regasificadora. una obra que costó al erario público, que es lo mismo que decir al bolsillo de los uruguayos, algo así como 200 millones de dólares y fracasó.
De cualquier manera, trátese de un error o de un manejo corrupto y antojadizo, conviene aclararlo debidamente para que luego los uruguayos, hagan su propio análisis. Para esto la información debe ser inobjetable y debe abarcar todos los aspectos colaterales que se han planteado y se plantean.
Por estos días también se plantean por parte de la Junta de Trasparencia y Etica Pública (JUTEP), de la enorme interrogante que plantea el desconocimiento de la realidad y la falta de importancia que se le da a esta Junta a punto tal que no se le da todos los funcionarios que necesita.
No se reponen los funcionarios que se jubilan o mueren y de esta manera cada día es más difícil cumplir con el rol que le asigna la ley. Nos queda una duda latente, entendemos que se está actuando para la tribuna, cuando en realidad los hechos indican que se hace otra cosa, que se desconoce con los hechos lo que se pregona con palabras.
Que se aclare hasta los tuétanos lo que se ha hecho, es no sólo una obligación sino un derecho de todos los ciudadanos, saber que se ha hecho con su dinero y que se proyecta es lo mejor que se puede hacer, porque no sólo cuenta lo legal sino también lo ético.
Así pensamos y así reclamamos que lo hagan también quienes nos gobiernen.
A.R.D
Rascar hasta el hueso siempre
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