Cuando trascendieron los delitos del ex senador Gustavo Penadés, hubo reacciones diferentes, pero una muy extendida y unánime: el rechazo a los delitos execrables de los que se acusan al ex senador (aún sin probar) y la condena unánime a uno de los líderes de la Cámara Alta hombre de mucho poder dentro de su bancada.
Pero nadie se acuerda de las víctimas. Generalmente indefensas y vulnerables. Es que así somos, la primera reacción de la sociedad es a disimular, tapar los delitos o disimularlos y minimizarlos.
Nunca que sepamos se investiga a fondo (esta vez todo indica que se lo hará), para conocer quienes conocían la situación, quienes han sido cómplices, quienes sacaban provecho de estas situaciones. Sobre todo si se trata de gente poderosa, policías u otras alta autoridades.
Es que en esta sociedad enferma lo que se inculca es precisamente que por lo general estas cosas deben pasar desapercibidas y que nadie se haga el distraído. Todos sabemos o conocemos situaciones similares.
Casos como éste los ha habido tan aberrantes también en otros partidos y nunca se llegó a hablar rotundamente de estos casos.
Mientras se sigan “tapando” o escondiendo los casos de los que hemos hablado hasta el cansancio, no habrá cambios en la situación. Reconocer la realidad que nos aqueja, antes de que esta evoluciones hacia otras etapas es la única forma de tratar de hacer algo para impedirlo.
El caso que hoy nos ocupa recién comienza, pero no se debe detener. En esta ocasión hubo amenazas, espionaje y se trató de hacer pesar todo el poder de un legislador para obstruir a la Justicia.
No se lo puede ignorar como no se puede ignorar la gravedad de la situación de que se tratara de “espiar” a dos legisladores de la oposición para “obligarlos” a retirar el pedido de informes sobre una concesión del Estado en referencia al puerto Montevideo.
Son temas propios de una sociedad “enferma” de hipocresía, que entre otras cosas atenta contra los bienes del pueblo. No se puede esconder o “minimizar” los errores, defectos o incluso delitos de algunos políticos diciendo que son humanos. Sosteniendo que se está buscando un “rédito político”.
Cuando se elige debe elegirse primero a las buenas personas, no a las que así se declaran, sino a las que nos convencen de que lo son. La posibilidad de equivocarse siempre existirá, pero al menos será mucho menor.
De nada sirve disimular o cobijar a los corruptos.
A.R.D.
