Me pregunté muchas veces por qué elegí el camino de la política. Lo mío siempre fue trabajar, hacer cosas para salir adelante y para ayudar a mi familia. Algunos me conocen como comerciante, otros vinculados a la producción citrícola, y en los últimos años la mayoría habla de Paco, el político.
Me siento orgulloso de decir que me dedico a esta noble profesión, pero no lo tomo como un logro personal, sé que todo esto es posible gracias a un gran equipo de personas, militantes, amigos y familiares que me animan todos los días y me llenan de entusiasmo para hacer cosas por los salteños.
No necesitaría un cargo político para vivir, siempre me las arreglé para que a mi familia no le falte lo necesario y quienes me conocen de verdad saben que soy un luchador y que también me preocupo por los demás. Vengo de orígenes muy humildes y siento que al ayudar a un vecino de cualquier barrio o paraje rural lejano estoy siendo fiel a mis principios, a mis valores y a mis convicciones.
Porque me siento reflejado en los trabajadores que todos los días hacen enormes sacrificios para llevar el pan a la mesa. Conozco esas dificultades y lo sufro. Así como también me alegro cuando puedo dar buenas noticias, cuando una gestión prospera, cuando me avisan de algún lugar que el pedido que hice se aprobó. Esos son los momentos más felices para mí.
Me di cuenta con el tiempo de que mi actividad en el Parlamento es una herramienta única para generar mejores condiciones de vida para la gente que menos tiene. Eso me llevó al convencimiento de que mi trabajo como diputado tiene que ser el de proponer soluciones, golpear puertas en el Estado hasta que me atiendan, y nunca alejarme de la gente que necesita a alguien que escuche sus reclamos. Sobre todo en este Salto que enfrenta muchísimas dificultades.
Llevo más de 40 iniciativas presentadas en el Parlamento y todas tienen que ver con el trabajo, con la vivienda, con la educación de nuestros jóvenes, con la economía familiar, en definitiva, con los principales problemas de la gente.
Sé que no es suficiente y que solo no puedo solucionar todo lo que está mal en mi departamento. Pero mi actividad cobra sentido cuando logro aliviarle las preocupaciones aunque sea a una persona.
Todos sabemos que no hay recetas mágicas y que a veces las soluciones llegan de manera lenta. Pero no me resigno ante las adversidades, al contrario, me doy ánimo todo el tiempo de que es posible que la gente viva cada día un poco mejor. Y en eso estoy, diariamente, con una agenda cargada de temas, yendo y viniendo a Montevideo todo el tiempo. La mayoría de los viajes de regreso vengo contento, porque traigo alguna solución, aunque a veces no trascienda y solo se entere esa persona, esa familia o ese grupo al que pude ayudar.
En Montevideo me conocen como un legislador insistente, que si no le responden un teléfono vuelve a llamar, que si no le dan una respuesta concreta va a volver a golpear esa puerta. Les escribo, los contacto a través de terceros, hago planteos en las sesiones para que tengan otra repercusión.
Otros actúan de manera diferente, tienen más prensa, salen seguido en la televisión; la mía es esa, gestiono cada pedido como si fuera propio y recorro todas las oficinas que sean necesarias. Además, tengo un gran equipo en Montevideo que todo el tiempo está haciendo lo mismo, porque yo generalmente estoy en Salto hablando con la gente que reclama ser escuchada.
Estamos en un momento electoral y muchos dicen que harán mil cosas en favor de la gente. Yo solo prometo seguir siendo Paco, el que está al servicio de todo aquel que tenga un problema, el que recorre cada organismo en la búsqueda de soluciones para los salteños. Lo mío no es hablar, es hacer.
Tengo muchas propuestas y quiero aprovechar la experiencia adquirida y la enorme cantidad de nuevos vínculos en un segundo período como diputado. Todo al servicio de los salteños.
Quiero que se sientan bien representados por mí y si eso es así, seguramente el 30 de junio me acompañarán con su voto a través de la lista 20115.
Hay mucho por hacer y quiero seguir siendo el Paco de la gente.