«Estudio y trabajo”, es un programa del gobierno nacional abierto a todos los jóvenes hasta determinada edad, que están interesados en trabajar mientras estudian.
El programa ofrece determinadas ventajas para aquellas empresas dispuestas a recibir jóvenes en pasantías y éstos a su vez reciben, mientras dure esta pasantía determinado sueldo del Estado, de alrededor de 4 BPC (Base de Prestaciones y Contribuciones), estimados en la actualidad en los 12 mil pesos.
La condición esencial para ingresar al programa es seguir estudiando y en este sentido el empresario se compromete a darle las facilidades imprescindibles al joven, en horarios, para que continúe sus estudios y éste debe demostrar que así lo hace.
La semana anterior expiró el plazo para el sorteo que tendrá lugar en estos días. Se inscribieron más de 21.000 jóvenes en todos el país y entre ellos se sortearán 500 puestos de trabajo.
Más allá del limitado aporte que significa el programa, para la cantidad de jóvenes que le demandan, consideramos que el mismo tiene varios aciertos.
En primer lugar, el hecho de ser abierto para todos. Vale decir que basta tener determinada edad y estudiar o estar dispuesto a reiniciar estudios para estar entre los posibles beneficiados.
En segundo lugar, el que se haga por sorteo con las garantías debidas, es lo más democrático para todos.
Pero las bondades no se terminan allí, sino que entendemos que lo más importante de todo es el hecho de que de esta forma se está preparando la fuerza laboral del futuro.
Los jóvenes pueden reunir de esta forma una condición importante a la hora de comenzar a trabajar, que muchas veces los deja radiados de estas posibilidades, como es la experiencia laboral.
Cuando no se posee esta experiencia se pierde un alto porcentaje de posibilidades, dado que pocas empresas están dispuestas a invertir tiempo y dinero en enseñar a un joven los aspectos básicos de un trabajo y por lo tanto, alguien que posea experiencia en este sentido siempre tendrá mejores y mayores posibilidades de ingresar al trabajo.
Uruguay, como otros países de la región tiene sobre sí un gran problema a resolver, como es el futuro de la seguridad social que protege sobre todo a quienes ya han dejado de ser activos. Estos sistemas se financian a través del aporte de quienes están laboralmente activos y por lo tanto, si no hay suficientes trabajadores que porten en el futuro, porque no hay gente preparada para acceder a un trabajo o prefieren hacerlo “en negro”, es obvio que estos sistemas se habrán de resentir.
Nada mejor entonces que el Estado prevenga situaciones de crisis preparando mejor a los jóvenes y sobre todo inculcándoles la cultura del trabajo, base elemental del desarrollo de cualquier país.
Que se mantenga con las debidas garantías
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