Como ciudadanos deberíamos estar realmente preocupados por el tenor de esta campaña electoral, donde todos caemos dentro de la misma bolsa, incluso periodistas, comunicadores y medios de comunicación que permiten la banalización de la política por un punto más de rating. Algunos se esmeran en tratar de mantener una campaña más o menos digna, y acá incluyo a políticos de todos los partidos, pero también políticos de todos los partidos tienen sus chicanas y zonceras a la orden del día mientras la gente los observa, cada vez desde más lejos.
Cada uno hace lo que puede para tratar de mantenerse o de llegar a determinado rango o estatus en la escala jerárquica de su partido o del gobierno de turno, cada uno hace la suya. Hace tiempo que se me complica encontrar propuestas colectivas con algún sustento ideológico o al menos, con sentido común. Sin embargo, hay mucha plata en cada campaña electoral que da miedo preguntar. Desde un candidato que en las elecciones pasadas se gastó solo en la interna 4 millones de dólares para terminar de Senador a otro que hoy busca definir un balotaje sin dejar sus cuentas claras porque ante la tibia pregunta de su nuevo publicista, respondió con ambigüedades sin dejar claro la cifra que tiene pensado gastar en esta campaña y que a todas luces es una cifra que dejaría helado a cualquiera, pero para la gente que vive en asentamientos no hay plata. Mientras tanto, los políticos que piden un lugar para trabajar para nosotros, ni siquiera nos conocen.
