Con más de 760 muertes por año, Uruguay enfrenta una de las tasas de suicidio más altas de América Latina. Romper el silencio y saber cómo preguntar puede marcar la diferencia.

Introducción
El suicidio representa una de las problemáticas de salud pública más apremiantes en Uruguay, con tasas que superan significativamente los promedios regionales y globales. Según datos oficiales del Ministerio de Salud Pública (MSP), en 2023 se registraron 763 suicidios, con una tasa de 21,39 por cada 100.000 habitantes, mientras que en 2024 la cifra ascendió ligeramente a 764 suicidios, con una tasa de 21,35 por 100.000 habitantes (MSP, 2024). Estas cifras posicionan a Uruguay con tasas aproximadamente tres veces superiores al promedio de América Latina (6-9 por 100.000 habitantes) y al promedio mundial (9-10 por 100.000 habitantes, con 700.000-727.000 suicidios anuales globales) (OMS, 2023; Banco Mundial, 2021). Aunque no existen datos definitivos para 2025, la tendencia histórica sugiere que el problema persiste, exigiendo un abordaje integral y multidisciplinario.
Detrás de cada estadística hay una historia humana marcada por el dolor, la soledad y, con demasiada frecuencia, el estigma. El suicidio sigue envuelto en tabúes que lo convierten en un tema innombrable: no se pregunta, no se menciona, no se interrumpe. Mitos como “hablar de suicidio lo provoca” perpetúan el silencio y agravan el sufrimiento. Sin embargo, la evidencia científica desmiente estas creencias: preguntar no induce pensamientos suicidas; al contrario, puede ser el primer paso para salvar una vida.
Este artículo busca ser una invitación a romper el silencio y asumir la responsabilidad de la pregunta. ¿Cómo reconocer las señales de riesgo? ¿Cómo abrir una conversación sin miedo ni prejuicios? ¿Cómo acompañar a quien está en crisis? Desde una perspectiva divulgativa, fundamentada en la clínica, exploraré estas preguntas, desmontaremos mitos y ofreceremos herramientas prácticas para abordar este problema de salud pública.
1. El suicidio: un fenómeno multifactorial
El suicidio no es el resultado de un evento aislado, sino el desenlace de un complejo entramado de factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Según la OMS, los factores de riesgo incluyen trastornos mentales como la depresión severa y la ansiedad crónica, consumo problemático de alcohol y drogas, enfermedades físicas incapacitantes, antecedentes de intentos previos, violencia, soledad extrema y crisis vitales profundas, como la pérdida de un ser querido o el desempleo (OMS, 2023). En Uruguay, estos factores se ven agravados por desafíos estructurales, como el acceso limitado a servicios de salud mental en áreas rurales y las presiones socioeconómicas postpandemia. Además, un estudio de 2024 reveló que el 67% de los uruguayos experimenta temor debido al aumento de la violencia, afectando su bienestar emocional.
Estadísticas y grupos vulnerables
En 2023, Uruguay registró 763 suicidios (tasa de 21,39 por 100.000 habitantes), con un 75% de víctimas hombres y un 25% mujeres. En 2024, la cifra fue de 764 suicidios (tasa de 21,35 por 100.000), con un 76% hombres y 24% mujeres (MSP, 2024). Los grupos etarios más afectados son las personas mayores y los jóvenes adultos. En 2023, el grupo de 75-79 años presentó la tasa más alta (39,3 por 100.000), seguido de 85-89 años (33,9 por 100.000). En 2024, los mayores de 85 años registraron tasas de 38,2 por 100.000 (85-89 años) y 37,6 por 100.000 (>90 años). Entre los jóvenes, el grupo de 25-29 años tuvo una tasa de 32,5 por 100.000 en 2023, mientras que en 2024, el grupo de 20-24 años alcanzó un máximo histórico de 33,2 por 100.000 (MSP, 2024).
Desmontando mitos
Desmontar los mitos que rodean al suicidio es esencial para transformar a la sociedad en un agente activo de prevención. Entre los más comunes:
- “Si alguien habla de suicidarse, no lo hará.” Falso. Estudios internacionales, como los realizados por la American Association of Suicidology, muestran que hasta el 80% de las personas que se quitan la vida han expresado su intención, ya sea de forma directa o a través de señales indirectas.
- “Preguntar sobre el suicidio puede meterle la idea en la cabeza.” Falso. Investigaciones en psicología clínica, como las publicadas en The Lancet Psychiatry, demuestran que abordar el tema con empatía reduce el riesgo al ofrecer un espacio de contención y alivio.
- “El suicidio es un acto impulsivo que no se puede prevenir.” Falso. Aunque el acto final puede parecer repentino, suele ser el resultado de un proceso de sufrimiento prolongado que puede interrumpirse con intervenciones oportunas.
2. Señales de alerta y el arte de preguntar
Reconocer las señales de riesgo es el primer paso para una intervención eficaz. Estas señales pueden manifestarse en palabras, comportamientos o cambios emocionales:
- Comentarios directos o velados: Frases como “No quiero seguir así” o “Todo estaría mejor sin mí”.
- Despedidas inusuales: Regalar objetos personales, escribir cartas de despedida o cerrar cuentas en redes sociales.
- Cambios drásticos de humor: Pasar de una tristeza profunda a una calma repentina, que puede indicar una decisión tomada.
- Aislamiento social: Retraimiento de actividades sociales, laborales o recreativas.
- Aumento del consumo de sustancias: Uso excesivo de alcohol o drogas como intento de mitigar el dolor emocional.
- Eventos estresantes recientes: Separaciones, duelos, pérdida de empleo o diagnósticos médicos graves.
En Uruguay, las zonas rurales presentan tasas de suicidio un 30% más altas que las urbanas, debido a la menor accesibilidad a servicios de salud mental (MSP, 2024). Además, un informe de 2025 destacó que cada tres horas se registra un intento de suicidio, muchos de los cuales no llegan a reportarse (Facultad de Psicología, 2025).
¿Cómo preguntar?
La pregunta debe ser directa, clara y empática. Ejemplos incluyen:
- “¿Estás pensando en hacerte daño?”
- “¿Has pensado en quitarte la vida?”
No se trata de interrogar, sino de abrir un canal de comunicación respetuoso. Escuchar sin juzgar, mantener el contacto visual y evitar frases que invaliden el dolor, como “No pienses así” o “Todo va a estar bien”, son fundamentales. La OMS y la International Association for Suicide Prevention enfatizan que abordar el tema abiertamente reduce el riesgo y puede ser el primer paso hacia la recuperación.
3. Qué hacer y qué no hacer
Si una persona confirma pensamientos suicidas, la prioridad es garantizar su seguridad inmediata y buscar ayuda profesional. En Uruguay, recursos como la *Línea Vida (0800 0767, 0767) y la Línea de Apoyo Emocional (0800 1920), disponibles 24/7, son esenciales para brindar apoyo en crisis (Asse/MSP, 2024).
✅ Qué hacer:
- Retirar elementos peligrosos (medicamentos, cuchillos, armas) del entorno.
- Contactar líneas de ayuda o servicios de emergencia.
- Acompañar físicamente o coordinar con alguien de confianza.
- Facilitar el acceso a un psicólogo o psiquiatra lo antes posible.
⚠️ Qué no hacer:
- No prometer confidencialidad si la vida está en riesgo.
- Evitar frases minimizadoras como “No es para tanto” o “Ya vas a estar bien”.
- No dramatizar ni desafiar con comentarios como “Si lo vas a hacer, hazlo”.
- No delegar toda la responsabilidad a la persona en crisis.
4. Políticas públicas y prevención comunitaria
Uruguay ha implementado planes nacionales de prevención del suicidio desde 2011. El Plan Nacional de Prevención del Suicidio 2011-2015, lanzado por el MSP y Asse, marcó el inicio de estrategias quinquenales. Actualmente, la Estrategia Nacional de Prevención del Suicidio 2021-2025, formulada por la Comisión Nacional Honoraria para la Prevención del Suicidio, impulsa acciones intersectoriales, incluyendo capacitación, protocolos de atención y campañas de sensibilización. En 2024, el curso “Prevención de la Autolesión y Suicidio”, con 1.600 profesionales capacitados (MSP, 2024). Además, se están adaptando guías clínicas para conductas suicidas, depresión y ansiedad. Actualmente, se evalúa la implementación de esta estrategia y se avanza en la elaboración de la próxima para 2026-2030 (MSP, 2025).
En octubre de 2024, se puso en marcha un plan de acción en el departamento de Río Negro, orientado a reducir el suicidio a través de intervenciones comunitarias (OPS, 2024). Asimismo, en enero de 2025, se lanzó una campaña de sensibilización sobre la depresión, reforzando la importancia del tratamiento oportuno (ClinicaPsicologica.uy, 2025).
Epílogo: la pregunta como acto de cuidado
En un país donde aproximadamente dos personas se quitan la vida cada día, el silencio es cómplice de la tragedia. El suicidio no se combate solo con políticas públicas, aunque estas son fundamentales, sino también con gestos cotidianos: una pregunta valiente, una escucha atenta, una mano tendida. Cada vida que se aferre a la esperanza gracias a una conversación será una victoria sobre el estigma y el aislamiento. Preguntar no es una solución mágica, pero es una grieta por donde puede filtrarse la luz de la esperanza, recordándole a quien sufre que su existencia aún importa.
Recursos adicionales
📘 Libro recomendado: Prevención del suicidio: un imperativo global. Washington, DC: Organización Panamericana de la Salud, 2014. Un documento clave que consolida evidencia y herramientas prácticas para la prevención a nivel comunitario y nacional.
📺 Documental: Suicidio. El dolor invisible — Serie documental de cuatro capítulos producida por RTVE, que da voz a personas que han intentado suicidarse, familiares y profesionales. Explora el estigma, las señales de alerta y los recursos que ayudan a prevenirlo.
🎬 Película: The Sea of Trees (Gus Van Sant, 2015) — Un hombre viaja al «Bosque del Suicidio» en Japón con la intención de morir, pero su encuentro con otro buscador de muerte inicia un viaje de redención y conexión humana. Una obra poética que aborda el suicidio, la soledad y la posibilidad de encontrar interlocución y esperanza