Una bomba de tiempo

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No somos partidarios de entrometernos en la realidad de otros países. En este caso lo hacemos a sabiendas de que hay mucha gente que piensa que podríamos aquí copiar esta fórmula y para nosotros sería un profundo error.

Nos referimos al gobierno de El Salvador, encabezado por Nayib Bukele que acaba de aplicar “mano dura” (como recomiendan algunos en nuestro país), y hoy los 75 mil presos representan un problema del que no saben cómo salir y ya las modernas instalaciones de alta seguridad que se mandaron construir se van llenado.

No estamos diciendo que se debe tratar a los delincuentes con mayor “mano blanda” o sensibilidad, al contrario lo que sostenemos es que todo aquel que infrinja la ley lo pague como esta lo establece.

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Pero esto nos plantea dos aspectos esenciales. Por una parte asegurarnos de que todos los detenidos sean responsables de delitos y tratarlos como la ley lo establece, es decir sin atormentarlo, pero responsabilizándolos de todos los delitos cometidos.

Es lo que tenemos para cuestionar. La situación en El Salvador no parece totalmente clara, aunque admitimos la gravedad de lo que vive el país y lo que piensa el ciudadano que en estos momentos siente que ha ganado en paz y tranquilidad.

Pero no queremos que lo que siente hoy se vuelva contraproducente mañana. Paz y tranquilidad a un costo de hacer pagar algunos inocentes que “cayeron” en la redada traerá consecuencias. Hay quienes llevan varios meses encerrados en cárceles de alta seguridad, sin un juicio y sin una acusación concreta.

Se nos dirá que toda medida drástica, cómo la que fue necesario tomar en El Salvador necesariamente supone situaciones lamentables que no fueron las que se buscaron.

Pues a eso vamos, si no fueron la que se buscaron deben remediarse inmediatamente. De lo contrario será esta una bomba que estallará en cualquier momento y el remedio será peor que la enfermedad.

Decimos esto sabiendo lo que decimos. Uruguay tiene una situación parecida a la que tenía El Salvador antes de la actualidad. El narcotráfico que todo lo “compra” o lo corrompe va ganando terreno peligrosamente y no tardará en “copar” todo lo que ha sido concebido para detenerlo, para frenarlo.

No queremos pensar en lo que deberán enfrentar las futuras generaciones, con un ambiente deteriorado, con un clima deteriorado y con un narcotráfico que todo lo ha corrompido.

En una palabra no queremos ser el segundo “El Salvador” y por lotanto es hoy cuando se debe pensar en cómo hacerlo.

A.R.D.

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