Falta poco más de un año para que se termine el actual período de gobierno y nos atrevemos a decir que la gran obra que esperaba Salto sigue durmiendo. Es que lo dijimos desde un comienzo, cuando se la anunció.
La navegabilidad del Río Uruguay no es viable. Entre otras cosas porque los derrocamientos necesarios serían muy numerosos y difíciles de hacer. Vale decir que la inversión necesaria, incluido el canal de 13 kilómetros desde Salo Grande y la esclusa de aguas debajo de la represa, exigirían una inversión que no se justificaría de manera alguna.
Siempre lo dijimos y hoy lo reafirmamos. La insensatez de una obra de estas características está dado sobre todo por la falta de interés en su uso.

Hemos sostenido desde estas columnas que los gobiernos de esta región latinoamericana y sobre todo el gobierno uruguayo tienen una gran deuda con la región.
Es que la construcción del proyecto de Salto Grande, no ha cumplido con las expectativas de ser un gran motor del desarrollo regional.
Es más diríamos que la contribución de Salto a esta obra binacional ha sido enorme. Tuvimos el placer de conocer las cascadas de Salto Grande. Un Salto de agua de más de ocho metros de alto, que en su momento dieron nombre al departamento.
Salto no supo o no tuvo suficiente visión como para explotar turísticamente este atractivo natural. De allí que cuando se formó el embalse que sepultó bajo 27 metros de agua a dichas cascadas, nadie, ni nada se lamentó, debido a que durante tantos años la explotación comercial quedó en palabras.
Todavía recordamos el único atractivo que había en la zona, el parador Quiroga (donde los hermanos Galbarini Dondo habían intentado instalar un atractivo turístico).
Somos partidarios del aprovechamiento de los rápidos de Salto Grande para la generación de electricidad, teniendo en cuenta del notable rendimiento que supone y los beneficios que podría aparejar para el desarrollo de la región.
Pero lo que vemos es que más allá de lo que se ambicionó la construcción de la represa no ha cambiado las cosas en la región. Los objetivos de integración de solidaridad y demás, han quedado en el papel y lógicamente que el puente facilitando el pasaje de un país a otro, ha traído toda la problemática de la frontera, con sus ventajas y desventajas.
Sabemos que es un tema complejo, que tiene sus ventajas y sus desventajas, pero es hora de estudiarlo al menos y sin “remiendos” que es más lo que sublevan que lo que aportan.
A.R.D.