Nunca antes tuvimos tan claro que gobernar para medio país no es bueno. ¿Como se sale de esta situación?, por lo menos no agravándola. Si hay un camino para recorrer que al menos distienda las pasiones de una sociedad politizada como la uruguaya, es volcarse a destacar las coincidencias y evitando o minimizando las diferencias.
Una suerte de lógica, si nos llevamos por la óptica de Zubía, debemos de temer por un país dominado y gobernado por la delincuencia. Nos explicamos, lo último que le oímos decir al legislador es que “No todos los que votan el SI, son delincuentes. Pero todos los delincuentes votan el sí”.
Error garrafal que enmienda su yerro anterior que exhortaba a que “si sos honesto vota NO”. Por ende consideraba que todos los que votaban SI eran deshonestos. No ha sido esta una buena forma de bregar por el diálogo precisamente.
Teniendo en cuenta que en el país hay unos 14 mil privados de libertad y aunque la mayoría de ellos no votan, si lo hacen sus familiares y aunque no todos tienen la visita
Teniendo en cuenta que la diferencia a grandes rasgos entre el SI y el NO fue de alrededor de 1 por ciento -algo así como 30.000 votos- esta posibilidad no está tan distante.
Que es lo que deberíamos de aprender de esta situación. Pues bien, que lo que la enorme mayoría considera el camino acertado, no es más que un error, que otros países han cometido y hoy se lamentan.
Es probable que no haya solución viable para el país en el corto plazo, pero tampoco habrá nunca si le erramos el camino e insistimos en transitar los caminos errados que otros ya han transitado.
El gobierno actual se esfuerza en destacar su rol dialoguista, de que no tenemos por qué dudar. Pero si recordamos aquello que “de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno”.
Entendemos que es necesario pasar de los dichos al hecho y no basta con escuchar como quien oye llover, teniendo ya una decisión tomada de antemano. Es preciso escuchar para tratar de entender los argumentos de quien o quienes piensan distinto a nosotros. Para argumentar sólidamente.
No significa ponerse de acuerdo, pero tampoco imponer nada sino de buscar puntos de acuerdo. Tampoco significa tomar atajos y posiciones tibias, sino defender con argumentos y tratar de explicarlos lo más claro posible.
A.R.D.
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