Larguísima cola se veía tanto lunes como ayer martes en la tarde en la avenida Batlle, cuadra del Salto Shopping. Quien se acercara comprobaría que la misma tenía su inicio en la puerta del Banco República. ¿El motivo? Comenzaba la renovación de créditos sociales y, como medida de prevención del Covid se determinó que entraban de a dos o tres personas por vez, no más.
«¡Para todo hay que hacer fila!», decía bastante malhumorado un hombre que esperaba ser atendido en un local de cobranzas de un supermercado. La cola salía del local y ocupaba varios metros del estacionamiento. Pero además, al respetarse la distancia entre personas, es lógico que cualquier fila se haga más larga, lo que desanima a quien mira y se imagina lo que deberá esperar.
Esta semana recomenzaron su trabajo presencial con alumnos algunas escuelas rurales. Recibimos la queja de que al menos en una de ellas, se habría empezado sin contar con agua. No se podían utilizar los baños, lo que ocasionó algunos inconvenientes en más de un niño. De ser así, es lamentable.
«¿Está permitido que venda carne picada promocionándola en las redes sociales gente que no tiene carnicerías?». Esa fue textualmente la pregunta que nos trasladaba ayer un lector de este diario. Por lo que tenemos entendido, permitido no está, pero ¿quién controla y cómo se controla?