Durante esta campaña electoral, lo que más ha llamado la atención es su carácter atípico, marcado por la aparente frialdad con la que los uruguayos la hemos enfrentado. Sin embargo, en las últimas semanas han surgido algunas caravanas de al menos tres partidos políticos, llenas de color y alegría. Si bien es cierto que ni los carteles ni los autos votan, el ambiente festivo ha logrado romper el silencio predominante. Además, varios actores políticos decidieron dejar atrás las reuniones en hoteles y llevar su mensaje al «territorio», organizando actos en las calles con una buena concurrencia de público.
No obstante, es evidente que algunas cosas han cambiado. La irrupción de las redes sociales como herramienta clave es un fenómeno innegable. Lo que comenzó como entretenimiento y alternativa laboral durante la pandemia, hoy es la principal fuente de información. Si alguien quiere saber qué está ocurriendo, acude a las redes, donde incluso los medios tradicionales publican noticias con mayor rapidez que esperar al informativo nocturno.
A pesar del análisis que señala frialdad en esta campaña, eso no implica apatía hacia el sistema ni desinterés por los partidos políticos. Las encuestas han mostrado, mes a mes, que muchos uruguayos ya tenían definido su voto y estaban más atentos de lo que parecía. La frialdad, entonces, se limita al terreno de las apariencias, pero es una prueba más de que algunos aspectos de la dinámica electoral han cambiado.
