En uno de los departamentos del sureste –Maldonado- existe una caída de agua que baja desde la sierra y tiene una altura considerable. Los dueños del campo en que se halla la misma, una de las bellezas naturales más importantes del país, permiten el libre acceso al lugar libremente.
Aunque se trata de un predio privado, no hay problemas en visitarlo, aunque la cascada que termina – junto al pozo del buey- cuyo nombre responde a una antigua leyenda del lugar (cerca del cerro Catedral), se halla en medio de uno de los montes naturales más espesos, debido a que ha sido preservado durante muchos años.
La cuestión es que según el programa televisivo que lo dio a conocer (perdón pero no recordamos cual fue), los propietarios del campo donde se hallan estas magníficas cascadas de casi 10 metros de altura, se quejan de lo que nosotros consideramos casi una maldad lisa y llana.
Es que los paseantes que acostumbran llegar hasta el lugar para pasar una jornada agradable, después dejan todos sus residuos, plásticos, nylon y otros sin que les importe su destino final, ni siquiera que esto perjudica la fauna y flora del lugar que tanto disfrutan.
Debieran saber que el planeta no es descartable y llegará el día que ellos o sus descendientes pagarán las consecuencias.
Días pasados en estas columnas planteábamos el hecho que necesitamos un cambio cultural urgente, precisamente por la indolencia general, por la desidia con que se expresa una parte muy grande de la población que ignora de ex profeso el daño que pueden causar sus residuos, si se les abandona en cualquier parte y de cualquier forma.
Pero esta misma desidia la sufrimos en Salto, donde se puede hallar botellas de plástico y otros residuos incluso en la senda por donde a diario suelen andar quienes usan las sendas habilitadas para caminar o andar en bicicleta.
Con preocupación observamos días atrás que va creciendo la chatarrería que ha surgido en un predio privado al borde de la ruta 3, cerca del ingreso a la colonia El Chircal: no sabemos si está permitido o no, pero se debiera saber que estos depósitos de chatarra en el camino de una de las fuentes termales características del departamento, ofrecen un espectáculo lamentable.
¡Cuesta tan poco! ya sea levantar nuestros residuos o darle a la chatarra el destino que se prevé. Esperemos que quienes tienen que tomar cartas en el asunto lo hagan pronto, como tenemos entendido lo han hecho en otros casos, porque cuanto más crece el problema, más difícil será erradicarlo.
A.R.D.
