Cuando se incorporó “el guardián” un aparato de alta tecnología que permitiría escuchar lo que se hablaba, el requisito indispensable para los que estaban autorizados a usarlo, era “contar con una orden de juez”.
Ahora bien, tenemos entendido que uno de los jerarcas policiales investigados, lo ha hecho sin la orden correspondiente y por lo tanto sin autorización. El policía que recibió la orden de utilizarlo de u n jerarca ni por asomo se le ocurriría preguntar o cuestionarla.
Esta es la realidad. La ley establece que solo se puede usar este aparato debidamente autorizado, pero la realidad indica otra cosa y basta obtener los códigos de alguna manera para usarlo.
Es lo que sucede…Los controles de nada sirven si no se cumplen, si los violadores de los controles gozan de impunidad y luego todo se arregla con una multa, un traslado o algún otro cambio similar.
El Ministro del Interior se cansa de pedir colaboración a la ciudadanía. Se cansa de pedir que se confíe en la policía y de proporcionar formas de aportar información sin que se sepa la identidad de quien la aporta.
Esta no es la realidad, porque todos sabemos que hay filtraciones. Que la corrupción tiene sus informantes y el poder sabe que violando ciertas normas se accede a información de privilegio.
Se nos ha acusado de estar contra la policía o los militares y rechazamos de plano este cargo. Estamos contra los policías y militares corruptos.
Volviendo al principio. No creemos que alguien en su sano juicio pueda oponerse a los allanamientos nocturnos a lo que nos oponemos es a los abusos. Siempre y cuando se respeten las normas debidamente establecidas entendemos que los allanamientos nocturnos pueden ser una herramienta más, pero nunca imprescindible, porque nada impide por ejemplo, vigilar el lugar y allanarlo en horas del día.
No podemos olvidar que este país cuenta con una Constitución que es orgullo de toda democracia, sin embargo sufrió un desconocimiento total de las garantías y por lo tanto quien ostentaba el poder “hacía lo que quería sin dar cuentas de nada y a nadie”.
Esta es la realidad. Esto es a lo que tememos. ¿a quién se deberá recurrir para denunciar los abusos? ¿Quién se hará responsable en estos casos?
Mientras no haya garantías y controles eficientes, seremos los primeros en oponernos a los allanamientos nocturnos y sabemos bien que son necesarios.
Mientras no se reconozca esta realidad no habrá respaldo para medidas como las que nos ocupan.
A.R.D.