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lunes, 26 de mayo de 2025
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No somos imparciales

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Diario EL PUEBLO digital
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Poco antes del pronunciamiento popular en la Argentina, por la incidencia que tiene este resultado en la política uruguaya, nos atrevemos hoy a hacer algunas consideraciones.

En el vecino país frecuentemente se habla de “la brecha” o la “grieta” que paulatinamente se va ampliando y se vuelve irreconciliable. Es bueno saber al respecto que existe y prácticamente en toda América y no podemos llamarle un fenómeno nuevo, aunque quizás sea hoy más profunda y más irreconciliable.

Tampoco nos atreveríamos a afirmar si es buena o mala, porque ha existido siempre en menor o mayor medida, sólo que quizás hoy sea más profunda. Pero al mismo tiempo hay que saber que no somos imparciales. No somos simples observadores o no deberíamos serlo al menos.

Es que si la “grieta” (entendida como dos familias ideológicas antagónicas) se formó ha sido porque la ciudadanía se fue atomizando, se fue “decepcionado” de algunos voceros políticos y ha confiado en otros, algunos totalmente nuevos y desconocidos, porque consideró esta postura más importante que permanecer fieles a una idea..

No se debería confundir la famosa “grieta” que tanto odian algunos, con la mentada “gobernabilidad”, vale decir el respaldo mínimo que requiere todo nuevo gobernante para llevar a la práctica sus ideas.

Pero quizás lo más interesante de esto es que la tan mentada “grieta”, depende de nosotros. Si al momento de tomar posición en algún sentido preferimos hacerlo tajantemente, llevar posiciones extremistas, estaríamos profundizando la grieta.

En cambio si nos limitamos a votar el candidato que hemos elegido, sin agravios, sin acusar “a la ligera”, simplemente evitaríamos profundizar la grieta. Sustituir la razón por la pasión, por la impetuosidad no es cosa buena.

En momentos como estos, cuando se habla hay que tratar de ser precisos. De hablar con el máximo conocimiento y las pruebas correspondientes, para no hacernos eco de acusaciones infundadas o lo que es peor de rumores o difamaciones que suelen existir también en circunstancias como las actuales.

No somos tibios. No gusta la gente que no calla, ni oculta lo que entiende son sus verdades, pero también exigimos que se hable con propiedad con conocimiento de cada tema y no se repita lo que alguien ha “largado” sin ton, ni son. En esta ocasión sólo esperamos que el “gran pueblo argentino” sepa discernir lo mejor, porque también al pueblo uruguayo puede beneficiarlo o perjudicarlo.

A.R.D.

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